La heterosexualidad es la orientación sexual más común, pero eso no significa que en términos de placer durante las relaciones íntimas sea la mejor opción, necesariamente.
Aunque evolutivamente tiene sentido que al menos una buena parte de la población de una especie se sienta atraída por el sexo contrario, la felicidad y el bienestar no tiene por qué encajar en los mecanismos de supervivencia potenciados por la selección natural; puede regirse por una lógica totalmente distinta.
Una investigación publicada recientemente en Archives of Sexual Behavior, por ejemplo, nos da una muestra de que la orientación sexual que algunas personas consideran "natural" (erróneamente), de hecho, podría ser menos ventajosa por lo que respecta al placer. Por lo menos, si tomamos como referencia la frecuencia con la que se tiene orgasmos, un indicador que nos puede dar una idea aproximada, aunque no exacta ni ajena al debate, acerca de cuánto se disfruta en el sexo.
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Diferencias en la vida sexual de las personas
Numerosos estudios han registrado una tendencia clara: las mujeres tienden a experimentar significativamente menos orgasmos que los hombres, en general. Se han dado varias explicaciones acerca de este fenómeno.
Algunas ponen énfasis en la genética, y señalan que "la naturaleza nos ha hecho de esta manera" por motivos evolutivos, mientras que otras, más vinculadas a los estudios de género, apuntan a lo cultural, señalando que la sexualidad femenina solo empieza a estar orientada hacia el placer en los últimos años, y solo en ciertas sociedades.
Pero... ¿qué pasa cuando no solo se tiene en cuenta si se es hombre y mujer y se analiza también la influencia de la orientación sexual? Este era el objetivo de la investigación sobre la que hablaremos.
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¿Cómo se realizó la investigación?
Para llevar a cabo este estudio se ha contado con la colaboración de más de 52.000 hombres y mujeres de todas las orientaciones sexuales, siendo todas estas personas adultos residentes en los Estados Unidos. Estas personas debían responder a un sencillo cuestionario acerca de la vida sexual de los participantes, y luego estos datos fueron analizados para encontrar correlaciones.
Los resultados, de algún modo, podrían interpretarse como un signo de que el sexo masculino no es muy eficiente a la hora de producir orgasmos en la otra persona. Las personas que aseguraban con mayor frecuencia tener orgasmos siempre o casi siempre durante las relaciones eran hombres heterosexuales (el 95%), seguidos de los hombres homosexuales y bisexuales (89% y 88%, respectivamente) y, en tercer lugar, las mujeres lesbianas (86%).
A partir de este punto, curiosamente, hay una significativa brecha estadística. En el caso de las mujeres bisexuales, solo el 66% respondieron afirmativamente a esta cuestión, seguidas de cerca por las mujeres heterosexuales.
¿La sexualidad femenina limitada culturalmente?
Hay varias cosas curiosas en estos resultados. La principal es la diferencia entre las mujeres lesbianas y las bisexuales y heterosexuales. Entre ellas hay al menos un 20% menos de probabilidades de responder que se experimentan orgasmos siempre o casi siempre durante el sexo.
Además, otra conclusión importante es que se pone de manifiesto la capacidad de las mujeres a la hora de tener orgasmos con frecuencia puede ser, por lo menos, muy parecida a la de los hombres heterosexuales, lo cual señala que los tabúes culturales y las costumbres podrían estar influyendo mucho sobre el modo en el que se producen las relaciones íntimas entre heterosexuales.
¿Los hombres son peores en la cama?
Otra interesante conclusión es que entre hombres y mujeres se da una tendencia inversa: en ellos, los heterosexuales tienen más orgasmos, mientras que en ellas pasa lo contrario. Esto podría interpretarse como una muestra de que el género masculino tiene una mayor tendencia a no enfocarse tanto en la consecución del clímax en la otra persona, o al menos no lo está consiguiendo.
En todo caso, será necesario investigar más para ver si estos resultados son hallados también en otras investigaciones similares y si estas ayudan a arrojar más luz sobre la interpretación de estos datos.
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