La migración ha acompañado al ser humano desde los inicios de la historia. No obstante, eso no siempre ha supuesto problemas para la salud física, emocional y mental de las personas. En los últimos tiempos han aumentado la investigación y la preocupación sobre las crecientes consecuencias a los diferentes niveles que las personas migrantes sufren.
Son más y más los estudios que en las últimas décadas se han elaborado en relación al síndrome del quemado, también conocido como burnout. Pero, ¿de qué forma se relaciona con la migración?
En este artículo veremos qué es el burnout del migrante y cuáles son las posibles causas y consecuencias de esta compleja y dolorosa situación.
¿Qué es el burnout del emigrante?
El síndrome de burnout se definde como la respuesta prolongada a factores de estrés relacionados con el trabajo. Los principales síntomas observables son el agotamiento, un elevado malestar y la disminución de la motivación en el trabajo. En algunos casos, también pueden llegar a desarrollarse conductas disfuncionales en el entorno laboral.
Aunque últimamente se está ampliando el concepto de burnout a diferentes ámbitos de la vida de las personas (familiar, parental, de parejas, etc.), históricamente se ha relacionado con el mundo laboral. En el caso de las personas migrantes, podría enfocarse tanto a la reacción que pueden vivir con el cambio de vida como en el ámbito laboral.
Se considera que el burnout del migrante puede aparecer en cualquier momento puesto que se relaciona con las exigencias para adaptarse al nuevo entorno. Puede conllevar serios problemas emocionales y físicos para la persona. Estaría relacionado con la percepción de falta de integración, la decepción con el estilo de vida actual, la falta de reconocimiento…
Esta situación puede afectar, sin duda, al ámbito laboral. El impacto en esta área es elevado y puede aparecer la desmotivación para buscar alternativas, el sentirse poco competente con el idioma o las tareas a realizar, el pesimismo y la desesperanza ante la idea de un cambio a mejor, pensamientos recurrentes sobre tirar la toalla y sentirse en tierra de nadie.
- Artículo relacionado: "Burnout (Síndrome del Quemado): cómo detectarlo y tomar medidas"
Diferencias con el Síndrome de Ulises
El síndrome de Ulises también se conoce como el síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple. Se usa para conceptualizar los síntomas que padecen las personas inmigrantes a raíz del estrés severo y crónico que viven algunas personas por las complejas situaciones a las que deben hacer frente.
Se suele observar en migrantes considerados en situaciones de alta vulnerabilidad, como podrían ser los refugiados. Se considera una respuesta adaptativa extrema ante la separación de la familia, los posibles problemas legales, la falta de empleo y el choque cultural, entre otras adversidades.
Los principales síntomas observados son: constante sensación de estar en peligro, miedo persistente, sintomatología ansiosa, profunda tristeza, irritabilidad y dolores físicos. Las principales diferencias son la fuente de origen, el contexto en que se dan y, por último, la sintomatología (comparten el agotamiento y la ansiedad, pero difieren en otros muchos).
- Quizás te interese: "¿Qué es la Psicología Social?"
¿Cómo se llega a esa situación?
Si focalizamos en el aspecto laboral, debemos tener algunos factores en cuenta a la hora de comprender las posibles causas que llevan a que una persona migrante desarrolle el síndrome de burnout. Las condiciones y características del trabajo que se desempeña son aspectos claves.
Por otro lado, se considera que las personas migrantes pueden ser más vulnerables a sufrir ciertas situaciones laborales. En muchas ocasiones, se ven forzados a aceptar trabajos con condiciones precarias y bajísimos sueldos que las personas autóctonas rechazan.
En esta línea, con frecuencia desempeñan labores que están por debajo de sus cualificaciones y esto puede tener un gran peso a nivel psicológico. Por último, puede llegar a darse una enorme dificultad de adaptación en relación con el nuevo idioma y el choque cultural.
¿Qué consecuencias puede tener?
Con todo lo visto hasta el momento, es imposible no pensar que esta realidad puede suponer el desarrollo de graves síntomas. Las consecuencias, tal y como demuestran los múltiples estudios, demuestran que pueden interferir y empeorar todas las áreas de la vida de la persona que lo sufre. Puede, incluso, afectar al entorno.
A nivel físico, se desarrollan patologías como el insomnio, se pueden alterar los patrones alimentarios, aparecer sintomatología ansiosa, dolores musculares inespecíficos y agotamiento extremo. Además, incrementa la probabilidad de padecer otro tipo de enfermedades físicas a raíz del estrés prolongado.
Sin duda, a nivel psicológico y emocional, las probabilidades de padecer trastornos de ansiedad, e incluso depresivos, aumentan considerablemente. Todo esto, afecta a otros aspectos individuales como el autoconcepto, la autoimagen y la autoestima.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
Tal y como hemos visto anteriormente, a nivel laboral puede aumentar la desmotivación, el ausentismo y eso aumenta el riesgo de perder el empleo. Esto puede estar relacionado con el encadenamiento de trabajos con condiciones precarias y el empeoramiento de la sintomatología como si fuera un círculo vicioso que se retroalimenta.
Por último, es importante que tengamos en mente que todo lo expuesto hasta ahora puede tener una gran influencia en el ámbito relacional. Por un lado, puede dificultar que la persona establezca nuevas relaciones en el nuevo país —que podrían actuar como factor protector— y, por otro lado, puede empeorar las relaciones existentes en el país de origen.