La movilización y el intercambio cultural son fenómenos característicos de las sociedades humanas genera. Han generado entre otras cosas la necesidad de reacomodar las formas de relacionarnos e identificarnos. Dicho reacomodo es un proceso que podría parecer sencillo, pero que se caracteriza por experiencias importantes de asombro, extrañamiento e incluso cierta incomodidad; a las que conocemos como “choque cultural”.
A continuación veremos con más detalle qué es un choque cultural, qué elementos lo componen según la sociología y la psicología, y cuáles son las etapas por las que se caracteriza.
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¿Qué es un choque cultural?
El término “choque” puede hacer referencia a un enfrentamiento violento, una confrontación, un impacto, una fricción, o bien, a una sensación de extrañeza. En este sentido un “choque cultural” puede ser definido como una sensación de extrañeza que ocurre por la confrontación entre culturas distintas. Al tratarse de una confrontación, el choque cultural puede ser visible desde distintas fases y puede así mismo generar conflictos psíquicos y sociales.
Por ejemplo, njnjf nos dicen que el término de choque cultural también hace referencia al estado de desorientación y frustración que genera ante el reconocimiento de las diferencias que existen entre culturas. Dicho reconocimiento puede implicar sorpresa, estrés, ansiedad, nostalgia, enfado, incertidumbre, impotencia y sensación de incompetencia.
Por otro lado García y Verdú (2008) nos dicen que el choque cultural es un conflicto inherente y característico del contexto global del siglo XXI, que entre otras cosas se ha distinguido por un discurso cosmopolita que defiende las ventajas de la globalización y el intercambio cultural. Dichas ventajas, sin embargo, confluyen con una serie de elementos psicosociales que obligan a la interiorización de nuevas normas y valores, así como al reacomodo de los imaginarios y las identidades.
3 elementos característicos del choque cultural
El choque cultural es un fenómeno que ocurre en los márgenes del escenario donde se lleva a cabo la integración de distintas culturas. Por lo mismo es una experiencia que acompaña especialmente al proceso migratorio, donde es inevitable enfrentarse a nuevas formas de comunicación, a nuevas jerarquías sociales, a nuevas identidades y códigos culturales.
No obstante, el choque cultural puede ocurrir más allá de la migración; por ejemplo, durante el encuentro de dos personas con ascendencia cultural distinta pero que han compartido un mismo grupo de pertenencia desde el nacimiento. En ambos casos, el choque cultural genera en primer lugar extrañeza y en segundo lugar la necesidad de reacomodar los códigos de la interacción. Para explicar esto veremos a continuación algunos elementos que caracterizan al choque cultural.
1. Lenguaje y comunicación
Es de esperarse que uno de los elementos que puede facilitar o dificultar la experiencia de choque cultural es el idioma. Enfrentarse a un idioma distinto y a las dificultades comunicativas que esto plantea es uno de los factores que puede hacer que el choque cultural se experimente con una intensidad mayor o menor. Lo mismo puede ocurrir elementos de lenguaje no verbal como los gestos o las posturas o formas corporales que se esperan dentro de una cultura y no en otra.
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2. Modificar los códigos de la interacción
Los encuentros comunicativos están mediados por distintos códigos de interacción. Así pues, una persona que habla de manera nativa el idioma de un lugar de destino, no necesariamente comparte las normas de integración de dicho lugar.
Para que esto último tenga lugar es necesario que ocurra también una negociación de los códigos de la interacción. Por ejemplo, de los roles, las formas de hablar o de desplazarse, las formas de saludar o despedirse, el agradecimiento, los modales y normas de tránsito de espacio, entre otras.
3. Identidad
Lo anterior repercute finalmente en el proceso de identificación individual y colectivo, es decir, en la identidad étnica de origen que necesariamente se articula con las expectativas de conducta de la cultura de destino.
Las personas involucradas modifican a través de los encuentros comunicativos la propia representación sobre sí mismo. Además de las competencias lingüísticas y comunicativas, esta representación incluye los gustos, los deseos intereses, los modos de vida. Así mismo tiene que ver con un proceso de reacomodar los imaginarios tanto de la sociedad de origen como de la sociedad de destino.
El choque cultural en el proceso migratorio
Como hemos dicho, el choque cultural es un fenómeno que se presenta casi inevitablemente en el proceso migratorio. Por lo mismo, es en este contexto en el que se han desarrollado distintos estudios desde la sociología y la psicología. García y Verdú (2008), por ejemplo, nos hablan de 7 etapas que son características del choque cultural alrededor del hecho migratorio.
Específicamente, dichas etapas tiene que ver con la evolución del imaginario de la sociedad de referencia y la sociedad de pertenencia de la persona que migra:
1. Idealización
En inicio hay una utopía sobre la migración internacional; donde se articulan las imágenes fantasiosas sobre los procesos migratorios (que tienen que ver con la idea de “mejores oportunidades” y “probar suerte”), con los imaginarios de la sociedad de origen que son generalmente negativas.
2. Frustración
Sigue una etapa de desilusión o frustración, donde se confrontan las ilusiones o aspiraciones iniciales con los sistemas de exclusión y las dificultades reales para la integración.
3. Añoranza
Continúa una fase de idealización del lugar de origen, que se caracteriza por un proceso se añoranza de familiares o amigos y de los códigos que forman parte del encuentro comunicativo de referencia.
4. Fusión
Después de la idealización y ante la permanencia en el lugar de destino, ocurre el proceso de mantener ciertas prácticas culturales propias, y al mismo tiempo incorporar prácticas de las sociedad de pertenencia.
5. Solidaridad
Lo anterior confluye con nuevas estrategias de supervivencia, que consisten en crear redes migratorias de apoyo, con frecuencia centradas en la familia nuclear. Al mismo tiempo hay un proceso de adaptación psicología y de aprendizaje cultural de los conocimientos y habilidades que son necesarias para la socialización.
6. Asentamiento
Como desenlace, se hace visible la necesidad de articular la sensación de estabilidad en la sociedad de destino (con la permanencia de los aspectos tanto positivos como negativos), y su correlato que va con frecuencia en el sentido contrario sobre el país de origen.