Miles de personas deciden dejar su país en busca de un destino más favorable, más emocionante, más seguro, con más oportunidades. Y, sí, aunque es cierto que mudarse a otro país puede ser una experiencia enriquecedora y llena de aprendizajes, para la mayoría de las personas que lo viven también puede ser emocionalmente desafiante.
El duelo migratorio no es solo extrañar; es un proceso emocional complejo que surge al dejar atrás lo familiar: tu hogar, tus costumbres, tus relaciones cercanas, incluso, en muchas ocasiones, el idioma en el que piensas.
Migrar encierra un montón de experiencias, sensaciones y emociones, porque al cruzar fronteras puede sentirse como dar un salto a lo desconocido, en el que vas dejando atrás un modo de vida y una identidad que te definía, que sentías tuya y ya no será… Al menos no de la misma manera. A continuación, hablaremos sobre cómo afrontar el duelo migratorio de a mejor manera posible.
¿Qué es un duelo migratorio?
Empecemos aclarando términos: los duelos no siempre implican la pérdida de una persona; también puede ser de una forma de vida que hasta ese momento daba estructura y sentido a tu día a día.
Esta ruptura con el entorno que conocías puede sacar a flote un montón de emociones que, muchas veces, pueden sentirse contradictorias. Desde la nostalgia por lo que dejaste atrás, la tristeza por las experiencias que no se repetirán, la ansiedad frente a lo nuevo y, a veces, una sensación de culpa por haberte ido. En otros casos, podrías incluso no sentirte del todo feliz en el lugar que elegiste como tu nuevo hogar.
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¿Cuáles son las etapas del duelo migratorio?
Aunque cada experiencia tiene su particularidad y, por lo general, las etapas del duelo suelen alternarse, muchas personas que emigran atraviesan etapas similares a las siguientes:
1. Negación
Al principio es muy común minimizar las dificultades iniciales y aferrarse a la idea de que "todo volverá a ser como antes". En esta etapa, puede haber una idealización del país de origen, en a que solo se recuerda lo positivo y se le resta mucha importancia a los motivos que llevaron a emigrar.
2. Enfado
Cuando la realidad empieza a asentarse, es posible que aparezcan sentimientos de frustración o resentimiento. Esto puede dirigirse hacia uno mismo, hacia las circunstancias que impulsaron la migración o incluso hacia ciertas diferencias culturales que hacen que la adaptación sea más difícil.
3. Negociación
En este punto comienza un intento de encontrar un punto medio. Tal vez trates de integrar elementos de tu cultura de origen en tu vida actual, o busques formas de mantenerte conectado con tus raíces mientras te adaptas al nuevo entorno.
4. Depresión
Este es un momento en el que el peso de la pérdida se siente de forma mucho más intensa. También en esta etapa la soledad y la sensación de aislamiento son comunes, especialmente si cuesta encontrar un espacio de pertenencia en el nuevo entorno.
5. Aceptación
Con el tiempo, son muchas personas que logran encontrar un equilibrio entre su pasado y las nuevas experiencias que le brinda su presente, su nuevo entorno. Y, no, no nos malinterpretes: esta etapa no significa olvidar lo que dejaste atrás, sino aprender a vivir con ello de manera más armónica y de integrar lo mejor de ambas experiencias.
¿Cómo se manifiesta el duelo migratorio?
El duelo migratorio puede presentarse de formas muy distintas. Para algunas personas, el proceso ocurre de forma más silencioso, con momentos de melancolía que surgen en situaciones específicas. Por ejemplo: sentir ganas de llorar al escuchar música de su país o sentir cierta impotencia al intentar cocinar una receta que no sabe igual sin los ingredientes que solo puede conseguir en su país natal.
En otros casos, el duelo migratorio puede implicar un desajuste mayor, que incluya, por ejemplo, sensación profunda de aislamiento, episodios de ansiedad, tristeza constante o incluso dudas persistentes sobre la decisión de haber emigrado.
Y no solo se pueden ver las manifestaciones a nivel emocional. En el aspecto físico, es posible experimentar cansancio, falta de apetito o dificultades para dormir. Sin embargo, es importante entender todo esto es parte de un proceso natural y esperado, siempre y cuando las manifestaciones negativas no sean tan frecuentes e interfieran de forma constante en tu nueva realidad.
Si estás atravesando por este proceso, la clave está en reconocer estos sentimientos sin juzgarte por ellos. A continuación, te compartiremos más estrategias para gestionar esta etapa de tu vida.
Claves para afrontar el duelo migratorio
Enfrentar el duelo migratorio lleva su tiempo y no todos lo viven de la misma manera, pero hay pasos que pueden ayudarte a que este proceso sea mucho más llevadero para ti. Aquí tienes algunas claves:
1. Date la oportunidad de validar tus emociones
¡Dejar de culparte por sentir lo que sientes es súper clave! Es completamente normal, e incluso lógico, que sientas que te abrumas, que extrañes tu hogar o incluso que te preguntes si tomaste o no la decisión correcta.
Permitirte sentir, en lugar de querer bloquear esas emociones y hacer como que no sientes nada, es necesario para poder procesarlas de una manera mucho más sana.
2. Busca conexión
La soledad puede intensificar los sentimientos de pérdida, por lo que es importante que encuentres las formas de conectarte con otras personas.
Por ejemplo, podrías buscar en redes sociales grupos de apoyo para migrantes, involucrarte en actividades locales o simplemente conversar con alguien que entienda la situación por la que estás atravesando.
3. Aprende sobre la nueva cultura
Al abrirte hacia una nueva cultura te estás dando la oportunidad maravillosa de ampliar tu mente, desafiar tus límites, ser más empático, conocer más sobre el mundo. Además, no hay duda de que adaptarte a un nuevo entorno es más fácil cuando haces un esfuerzo por entenderlo.
¿Qué cosas puedes hacer? ¡Varias! Aprende el idioma local o interésate por entender sus expresiones, prueba comidas típicas o conoce las tradiciones, habla con personas locales. Todo esto te puede ayudar a que te sientas más parte de tu nuevo entorno, en lugar de un observador externo.
4. Mantén un vínculo con tu origen
Por favor, no olvides esto: adaptarse no significa renunciar a lo que eres. De hecho, al conservar tus tradiciones y mantenerte en contacto con tus seres queridos te estás dando la de que tus raíces te acompañen en este nuevo capítulo de tu vida.
Al final del día, no tienes que dejar tu cultura de lado para abrazar una nueva. ¡Ambas pueden convivir dentro de ti!
Blanca Ruiz Múzquiz
Blanca Ruiz Múzquiz
Psicoterapeuta de Familia y Pareja
5. Busca ayuda profesional si la situación te supera
Hablar con un psicólogo puede darte muchas herramientas para superar la situación si el duelo migratorio está interfiriendo demasiado en tu día a día.
Recuerda la importancia de pedir ayuda, de tomarte el tiempo para entender y procesar tus emociones. Invierte en tu bienestar, conecta con personas que te apoyen y date permiso para vivir este proceso a tu ritmo.