Se dice que el dinero no da la felicidad, pero nos acerca. Está claro que es mejor tenerlo que no tener absolutamente nada.
No obstante, hay personas que pueden llegar a sentir verdadero miedo ante todo lo que esté relacionado con el poderoso dinero. Ya sea porque lo ven como algo que trae consigo el mal o porque tienen miedo de hacer un mal uso, hay personas que tienen fobia al dinero.
Esta peculiar y extraña alteración psicológica se le ha dado el nombre de crometofobia, fobia que exploraremos aquí viendo sus posibles causas, síntomas y tratamiento.
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¿Qué es la crometofobia?
La crometofobia (del griego “chrimata”; dinero y “phobos”, miedo), también llamada crematofobia, es el nombre por el que se conoce la aversión, miedo o fobia al dinero. Esta peculiar y extraña fobia no ha recibido demasiada atención en la literatura científica, sobre todo porque no parece que sea demasiado común, añadido a que no goza de demasiado respaldo científico. Aún así, de ser real, esta condición psicológica estaría dentro del grupo de las fobias específicas.
Uno de los motivos por los que es difícil estudiarla y hablar sobre ella tiene directa relación con cómo es definida. Si bien el elemento central en esta fobia es el dinero, son varias las formas en cómo puede describirse la crometofobia. No obstante, en estas definiciones hay una de las siguientes dos ideas, las cuales son contradictorias:
- Miedo patológico a perder dinero y quedarnos sin él.
- Miedo patológico a tener dinero, en especial en metálico.
La crometofobia también se puede definir como el miedo a realizar cualquier tipo de transacción con dinero, idea que puede solaparse con las dos que acabamos de ver. Es decir, puede incluir el miedo a comprar o gastar dinero, visto como perderlo, como también el miedo a recibirlo vendiendo un objeto sacándolo de un cajero, implicando tener que llevarlo encima
La crometofobia no se debe confundir con otra fobia en la que también está implicado el dinero pero de una forma distinta: la misofobia. Esta fobia específica es el miedo y ansiedad que experimentan algunas personas al tocar monedas o billetes que han tocado desconocidos, puesto que podrían ser un foco de gérmenes y contagio y que, a su vez, se considera una modalidad de la germifobia.
¿La crometofobia es un trastorno?
Si bien la crometofobia es también conocida como la “enfermedad de no querer gastar dinero”, definirla como un trastorno mental real es complicado. Tanto el DSM-5 como la CIE-11 recogen en sus clasificaciones diagnósticas al grupo de las fobias específicas, las cuales requieren que se cumplan de unos criterios diagnósticos para que sean reconocidas como tales, criterios que debe cumplir la crometofobia para que sea considerada como una fobia real.
El problema es que la propia idea de crometofobia es muy variada, tanto que es difícil especificar qué podemos entender como esta fobia y qué no. Podríamos considerar como crometofóbicas a aquellas personas que tienen una preocupación patológica acerca lo económico, teniendo miedo de perder dinero pero, también, podemos considerar como crometafóbicos a aquellos que temen llevar dinero encima y ser víctimas de algún atraco o que el dinero los corrompa. Es por ello que, añadido a que no parecen haber muchos cosas de esta peculiar fobia, afirmar que sea una fobia específica real es difícil.
Causas
Pero aunque sea complicado afirmar que la crometofobia sea una trastorno real, sí que podemos hablar de sus posibles causas relacionándola con cómo se forman las fobias específicas.
A lo largo de su historia, las fobias específicas han sido explicadas de múltiples formas, además de exponerse varias teorías para entender su desarrollo y mantenimiento. Entre estas teorías encontramos las biológicas, enfocadas en la adquisición genética o evolutiva de ciertos tipos de fobias, las cuales no son adecuadas para explicar la aparición de la crometofobia dado que tenerle miedo al dinero no parece tener relación evolutiva.
Por este motivo nos centraremos en las teorías psicológicas para hablar sobre la crometofobia. Entre ellas encontramos el condicionamiento vicario, esto es, adquirir una fobia a través de la observación de ese miedo en personas cercanas a nosotros, especialmente familiares y amigos. Por ejemplo, si vemos que nuestro padre le tiene miedo a tocar dinero o que prefiere no llevarlo encima, puede que nosotros adquiramos ese miedo y se convierta en una fobia al dinero.
Otra de las explicaciones detrás del desarrollo y mantenimiento de las fobias es que existen ciertos pensamientos o creencias irracionales, las cuales pueden estar influyendo en la adquisición del miedo al dinero. Las propias experiencias, emociones y sentimientos frente al dinero, junto con las experiencias negativas relacionadas con él pueden hacer que le atribuyamos un componente malicioso. Por ejemplo, si en nuestra infancia era frecuente que nuestros padres pelearan por él y se divorciaron puede que le atribuyamos al dinero el poder de romper matrimonios.
Las teorías del condicionamiento establecen que el miedo, en este caso la crometofobia, se puede adquirir como consecuencia de asociar el dinero con un estímulo aversivo. Por ejemplo, si hace poco que nos han atracado puede que asociemos tener dinero con consecuencias negativas y siempre tengamos el miedo de que nos vuelva a suceder. También puede que conozcamos el caso de un famoso que fue secuestrado para pedir un gran rescate, motivo por el cual puede darnos miedo tener demasiado dinero en la cuenta de ahorro.
Todo lo anterior trae como consecuencia el llevar a cabo conductas de evitación o huir de toda situación en la que el dinero esté implicado. En caso de que tengamos que tocar dinero o gestionarlo empezaremos a sentir mucha ansiedad, motivo por el cual trataremos de evitar conversaciones sobre ahorros o delegaremos la gestión de nuestras finanzas a otras personas, como familiares o la pareja. A medida que evitamos las situaciones donde el dinero esté implicado, aliviando así nuestros síntomas ansiosos, más reforzaremos nuestra conducta evitativa.
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Síntomas
Al igual que sucede en la mayoría de las fobias específicas, en la crometofobia podemos encontrar tres grupos principales de síntomas.
Por un lado tendríamos los fisiológicos. El paciente con miedo al dinero experimenta síntomas físicos como taquicardia, sudoración, náuseas, mareos o incremento de la presión arterial al tener que enfrentarse a situaciones en donde se tenga que gestionar dinero, o ante la idea de perderlo. También se manifestarían estos síntomas al anticipar que va a tener que manipular dinero o que podría tener problemas asociados al mismo.
Luego tendríamos los síntomas cognitivos. En este caso, encontramos todo un conjunto de creencias negativas e ideas irracionales en torno al dinero, tanto en presencia del mismo como estimulo fóbico como en relación a pensar en él. Por ejemplo, una persona con crometofobia puede tener ideas supersticiosas tales como “si llevo demasiado dinero, la gente lo va a saber y me intentarán robar”.
Finalmente encontramos la sintomatología conductual, mayormente de tipo evitativo. El sujeto con esta fobia evitará activamente encontrarse cerca del estímulo fóbico o, en caso de que no lo pueda evitar, se verá forzado a resistirlo con mucho malestar.
También puede llevar a cabo conductas tales como negar su realidad financiera, evitar cualquier conversación relacionada con el dinero o delegar cualquier gestión financiera a su pareja o a un amigo. Este problema puede llegar a ser tal que incluso puede que el afectado tenga problemas para realizar cualquier pago cotidiano.
¿Cómo se trata la crometofobia?
La crometofobia puede tratarse de múltiples formas, pero las principales opciones terapéuticas serían dos: la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia farmacológica a base de ansiolíticos. Ambas terapias son complementarias, siendo especialmente útil la cognitivo-conductual puesto que esta fobia, como hemos visto anteriormente, tendría un componente cognitivo importante. Dentro de la TCC tendríamos como principales herramientas las siguientes tres:
1. Técnica de exposición
Como su propio indica, la técnica de exposición consiste en exponer al paciente al estímulo o situación fóbica.
En el caso de un crometofóbico que, por ejemplo, tenga miedo a salir a la calle con mucho dinero encima creyendo que lo van a atracar la terapia puede consistir en hacerle salir con cierta cantidad de metálico encima, exponiéndolo a esta situación de forma prolongada y haciendo que se reduzca su ansiedad mediante habituación.
2. Técnicas de relajación
Una de las mejores formas para gestionar la ansiedad, tanto asociada a fobias como a cualquier otro problema psicológico, son las técnicas de relajación. En ellas se enseña al paciente a controlar su respiración, tratar de poner la mente en blanco o imaginarse al estímulo fóbico de formas varias, escenificando en su cabeza posibles conductas que pueda realizar ante ese estímulo e imaginarse qué es lo que debería hacer para superar la situación de forma exitosa.
3. Técnicas cognitivas
En el componente cognitivo de la terapia cognitivo-conductual encontramos la gestión de creencias e ideas irracionales.
Como hemos comentado previamente, entre los síntomas de los pacientes con fobias específicas están sus creencias irracionales en torno al estímulo o situación fóbica. En el caso de los afectados por crometofobia tendríamos el abordar ideas como la mencionada anteriormente de que si lleva mucho dinero por la calle seguro que le van a atracar o, por ejemplo, que si tiene demasiado dinero no lo va a saber gestionar y lo acabará perdiendo.
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