El abuso sexual en la infancia (pederastia) es un problema de vital importancia para la salud mental de las personas que lo sufren.
Este tipo de abuso ha sido considerado un factor de riesgo para el desarrollo de variedad de trastornos psiquiátricos, entre los que se incluyen la esquizofrenia, trastorno disociativo o depresión.
El abuso sexual infantil: invisibilizado e ignorado
Aun así, a nivel social es un tema poco visible, con un alto número de casos no denunciados y asociado a un número importante de mitos que influyen en el conocimiento general del problema. Unas creencias que distorsionan la visión de este tipo de abuso a nivel social, que pueden influir en el estigma hacia las víctimas y crean resistencia a denunciar estos casos.
Por tanto, es importante conocer estos mitos para así proporcionar una información real y contrastada sobre este fenómeno para que se pueda abordar con mayor eficacia. En este artículo exploraremos siete de los mitos que considero más relevantes:
Mito 1: El abuso sexual infantil no es tan común como se dice
Lo cierto es que este tipo de abuso está más extendido de lo que creemos. Se estima que una de cada cuatro niñas y uno de cada seis a ocho niños han sufrido abuso sexual en la infancia.
Recientes estudios indican que la prevalencia en España del abuso sexual infantil es de un 19% en las mujeres, y de un 15,5% de los varones. Muchas de las víctimas nunca revelan el abuso, con lo que, al pasar desapercibido por las autoridades, estas cifras podrían ser mayores
Mito 2: Las niñas tienen un mayor riesgo que los niños
Los estudios de prevalencia nos indican que las mujeres sufren más abusos sexuales durante la infancia, pero estos resultados pueden estar influenciados por un sesgo en las denuncias.
Se cree que los hombres pueden encontrarse con más dificultades para relevar el abuso, debido a los estereotipos culturales de masculinidad e iniciadores de las relaciones sexuales.
Mito 3: Los agresores son gente desconocida para la víctima
La literatura nos muestra que, aproximadamente en el 80-85% de los casos, el abusador era conocido para la víctima, incluso de su propio círculo familiar.
En España se observa que en los casos donde la víctima es menor de 13 años, entre el 23,7 y el 29,3% de los casos el agresor era un desconocido. Estos números se incrementan entre los casos donde la víctima tiene entre 13 y 18 años, pudiéndose observar que entre el 20% de las mujeres y el 54,5% hombres fueron abusados por un desconocido.
Mito 4: Los abusos sexuales en la infancia únicamente ocurren en ciertas clases sociales, culturas o familias disfuncionales
Los abusos sexuales en la infancia ocurren en todas las culturas, comunidades y clases sociales. Este mito puede limitar la prevención, ya que ignora que este tipo de abusos puede ocurrir a cualquier persona, y lo mismo ocurre en lo referente a las familias disfuncionales.
Este tipo de abusos son independientes a la funcionalidad de la familia, ya que los abusadores pueden ganarse la confianza de familias tanto funcionales como disfuncionales.
Mito 5: Todos los abusadores sexuales fueron abusados en su infancia
Algunos de los abusadores han sido víctima de abusos sexuales durante su infancia, pero esto no es un hecho generalizado, ya que los estudios indican que una de cada ocho víctimas de abuso sexual infantil acaba abusando sexualmente a niños o niñas.
Este mito es utilizado por los abusadores para obtener simpatía o racionalizar sus tendencias abusivas.
Mito 6: Los abusadores son únicamente hombres
La literatura sugiere que entre un 20-25% de los casos de abuso sexual han sido perpetrados por mujeres. Este mito se sustenta en la creencia que las mujeres son proveedoras de cuidados y no son capaces de ser agresivas hacia los niños y niñas.
Los menores de 5 años y los adolescentes están en mayor riesgo de ser víctimas de mujeres.
Mito 7: Los niños y niñas abusadas saben que está mal y lo revelarían
Los menores no son necesariamente conscientes de que este tipo de actividad está mal: la técnica de "grooming", acicalar en español, es utilizada por los pederastas para ganarse la amistad y la confianza de los menores antes de que el abuso empiece.
Mediante esta técnica consigue que el menor no quiera perder la amistad con el abusador, o violar su confianza, ya que consideran que su relación es especial, y por lo tanto, no explican a nadie este abuso.
Espero que esta información haya sido de utilidad y sirva para entender mucho mejor este fenómeno.