El miedo es una de nuestras emociones básicas y, aunque para muchos puede resultar verdaderamente angustioso, tiene una gran función en nuestras vidas.
Un miedo controlado es aquel que nos permite ser prudentes y cautelosos, despertar nuestro lado más racional y menos impulsivo. Nos ayuda a solventar cualquier problema y poder pasar página lo antes posible.
Pero un miedo descontrolado es aquel que desencadena una serie de pensamientos negativos que se repiten constantemente.
Lo más frecuente es anticipar negativamente lo que va a ocurrir. Imaginamos diferentes escenarios, todos ellos malos, y esto nos bloquea hasta el punto de impedir que tomemos una decisión. Nos agarramos a aquello de “más vale conocido que bueno por conocer”. Nos negamos a saber qué hay del otro lado de la puerta… ¿Será mejor? ¿Peor? ¿Me gustará? ¿O empeorará mi situación? ¿Y si me arrepiento y no puedo volver atrás?
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Cuando el miedo nos impide avanzar
Cuando atravesamos una época complicada en nuestras vidas y queremos cambiar, es cuando aparece ese miedo a no tomar la decisión correcta. Tenemos la necesidad de sentirnos bien, de terminar con aquello que nos produce angustia y tristeza, pero no sabemos por dónde empezar. Aquí es cuando hablamos de la famosa “zona de confort”. Ese lugar en el que, estemos mejor o peor, es lo único que conocemos y a lo que estamos acostumbrados.
Los cambios suponen un impacto emocional; nos vamos a enfrentar a una situación nueva que desconocemos cómo nos influirá y eso no siempre es fácil de gestionar.
El miedo al "qué pasará" puede llegar hasta el punto de impedirnos tomar una decisión y dejarnos estancados en el tiempo sosteniendo una situación emocionalmente difícil. Los días, las semanas, los meses e incluso los años van pasando, y seguimos sin hacer nada al respecto, por lo que nos sentimos más deprimidos y más frustrados.
Por ello, es importante controlar esos pensamientos que no hacen más que distorsionar la realidad y anticipar algo que no sabemos si realmente ocurrirá o no. La única forma de provocar un cambio en tu vida es haciendo algo diferente, y cuando lo hagas, será cuando compruebes de verdad, qué consecuencias tiene.
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Posibles causas del problema
Muchos de vosotros os preguntaréis: “¿Y por qué siento ese miedo a no saber gestionar la situación si no sale como me hubiera gustado?”. Las causas pueden ser muchas, y depende de cada persona.
En muchas ocasiones, el origen de este miedo que nos llega a bloquear, nace de la incapacidad que sentimos para enfrentarnos a un conflicto. Llegamos a pensar que no seremos capaces de hacer frente a la nueva situación si no sale como esperábamos. Las inseguridades se apoderan de nosotros y nos debilitan. En esta ocasión, aparecen los “y sí…”. Por ejemplo: “¿Y si a mi pareja le sienta mal? ¿Y si mi jefe me despide? ¿Y si no me adapto bien? ¿Y si sale mal?”. En conclusión, volvemos al punto inicial. No hacemos nada, “por si acaso…”.
Otro de los motivos por los cuales podemos vernos limitados por el miedo, es por lo que entendemos como fracaso. Muchas personas no están educadas ni acostumbradas a entender el fracaso como algo positivo. Equivocarnos nos da miedo. Parece ser algo castigado por el entorno y por nosotros mismos.
No podemos permitirnos fracasar porque eso implica un sentimiento desagradable unido a un duro golpe a nuestra autoestima donde nos damos cuenta de que no servimos, o que no somos capaces de hacer algo en concreto.
También toca enfrentarnos a la crítica de nuestro entorno por no haberlo conseguido, a sentir cómo nos señalan y nos juzgan, y el sentimiento de culpa que eso conlleva. El fracaso debemos entenderlo como un acontecimiento que nos permite crecer, evolucionar y aprender.
Gracias al fracaso es mucho más difícil volver a tropezar con la misma piedra, porque ya sabemos lo que eso supone, por lo que aprendo a tomar mejores decisiones en un futuro, y a la vez, transmito a los demás cosas muy interesantes que les permitirán evitar escoger ciertos caminos o tomar decisiones que puedan conducirles hacia caminos indeseados.
¿Cómo afrontar esos miedos?
Con la terapia psicológica adecuada, conseguimos desbloquear ese miedo trabajando los pensamientos que te impiden avanzar y tomar decisiones que te ayuden a salir de la situación en la que te encuentras.
Por otro lado, algunas de las cosas que podrían ayudarte a enfrentarte a esos miedos son:
- Analiza los pros y contras de las opciones que tienes en mente
- Piensa si realmente es tan malo aquello que crees que puede suceder
- Empieza con pequeños cambios progresivos, a los que puedas ir adaptándote. Te resultará mucho más fácil empezar así, que no introduciendo cambios radicales.
- Entiende que el fracaso es una forma de éxito, pero de éxito en tu crecimiento personal. ¿De verdad piensas que el hecho de equivocarte no te enseñará nada?
Por otro lado, es importante que normalices ese sentimiento. En muchas ocasiones vivimos el miedo con tanta intensidad que tendemos a magnificarlo, a hacerlo más grande y más presente en nuestras vidas de lo que realmente es. Respira, relájate, míralo de frente, escucha lo que te dice, e intenta darle un lugar en tu vida. Solo así conseguirás verlo de otra forma y sentirte mejor.
Lydia Fiz Gonzalez
Lydia Fiz Gonzalez
Psicóloga General Sanitaria
Si sientes que no puedes controlar la situación, no dudes en buscar a un profesional de la psicología que pueda ayudarte. Eres más fuerte de lo que crees, y si te lo propones, lo conseguirás.