Estrés: ¡tiene facetas positivas!
Probablemente, las sensaciones al oír el término estrés no son las más agradables.
La mayoría de personas consideran que el estrés es malo por definición. Multitud de artículos, reseñas y libros hablan sobre dicho concepto, haciendo hincapié en su naturaleza, sus causas, y algunos consejos para poder lidiar con él. Está estrechamente relacionado con el Síndrome de Burnout. Por supuesto, el constructo social del concepto apela a una condición del todo indeseable, aunque difícilmente inevitable en nuestro tiempo.
A pesar de todo, el estrés no es intrínsecamente malo. La Psicología Evolucionista considera que, en tiempos remotos, el estrés nos ayudó a escapar y sobrevivir a otras especies depredadoras. Hoy en día, el estrés nos ayuda a vivir. Ya no nos es necesario escapar de depredadores, pero sí experimentamos situaciones en las cuales requerimos del fenómeno estresante. Lo importante es conocerlo bien y no fiarse de toda la mala prensa que tiene.
Vamos a ver algunas maneras de aprovecharnos y beneficiarnos del estrés.
1. Descubrir el propio cuerpo
Descifra tus emociones mediante tu cuerpo. A modo de ejemplo, cuando sientas que tus músculos están rígidos, puede ser síntoma de que la situación te inquieta y te hace sentir sin el control de la misma. Si notas que tu cuello está tensado y no logras relajarlo, puede ser una señal de inflexibilidad. Si tus hombros piden descanso, es bien probable que debas hacerles caso y parar un rato.
Aprender a escuchar las señales que nos manda el cuerpo puede ayudarnos a reconocer algunas emociones culpables de tu estrés. Conocer estos indicios supone ser capaz de hacerlos jugar a nuestro favor.
2. El estrés es algo natural: aprende a usarlo a tu favor
El estrés en respuesta a una emergencia o situación crítica nos permite soportar la situación, aunque pueda sonar contradictorio.
¿Te has fijado? Cuando debes tomar una decisión rápida, el estrés prepara las respuestas de tu cuerpo para afrontar el peligro, agudizando tu vista, proporcionándote más fuerza y determinación o bien dotándote de mayor concentración para resolver el problema.
Es interesante descubrir qué ambientes son más estresantes para uno mismo. El trabajo (véase el ‘Síndrome Burnout‘), las relaciones, la agenda… Tu estrés puede ayudarte a saber qué ámbitos de tu vida necesitan un cambio.
3. La influencia del contexto
Intenta pensar en tus principales ámbitos o pensamientos que te provocan estrés. Puede que estés demasiado involucrado en ellos. También es posible que tus expectativas sean demasiado grandes. Incluso es posible que el estrés aparezca a raíz de ciertas creencias limitantes. El estrés es una señal clara de que algo en tu vida debe cambiar.
Cuando te sientes estresado caes en la cuenta de algunas fortalezas que nunca antes habías percibido. En el momento en que nos sacan de nuestra zona de comodidad, nos sentimos raros y perdidos. Pero mantenernos en esta incertidumbre nos enseña cosas sobre nosotros mismos que no sabíamos, por ejemplo, acerca de nuestra tenacidad. Estas nuevas sensaciones de autoconciencia incrementan nuestra confianza.
El estrés, con todo, es una fuente de motivación para tratar de hallar de qué pasta estás hechos, y un vehículo para alcanzar tu potencial.
¿Cómo se comporta la gente cuando está sufriendo estrés?
Pues, como ya habrás notado, una persona estresada está continuamente moviéndose. La raíz de esta conducta en situaciones estresantes se debe a nuestra carga evolutiva. Si te fijas, necesitamos hacer ejercicio físico cuando empezamos a notar que nos estamos estresando. Precisamente este ejercicio físico, realizado con rigor y de manera aeróbica, puede ayudarte a que el estrés tenga una repercusión positiva en tu salud.
El estrés no va a desaparecer, pero podemos llegar a usarlo para mejorar nuestro día a día.