Existe un concepto crucial a la hora de comprender por qué algunos grupos humanos logran sus objetivos.
Tanto si hablamos de grupos en la escuela, en el trabajo o en otras actividades (como por ejemplo los equipos deportivos), una de las claves para que la comunidad permanezca cohesionada y logre así sus metas es el compañerismo.
Definición de compañerismo
El compañerismo es el vínculo que se establece entre compañeros. Los compañeros son los individuos que forman algún tipo de grupo o comunidad y que persiguen un propósito u objetivo.
Pongamos varios ejemplos para entender mejor el concepto de compañerismo: “Es esencial fomentar el compañerismo de los miembros del equipo de baloncesto si queremos llegar lejos esta temporada”, “El compañerismo de esta pequeña empresa es la clave de su éxito en el desarrollo del producto”, “La selección nacional conquistó el trofeo gracias al compañerismo y el altruismo de centrocampistas y defensores”, “Los docentes han percibido que en algunas clases no hay un buen compañerismo entre los estudiantes”.
Una de las claves para la armonía en un grupo de personas
El concepto de compañerismo se suele emplear para definir la buena comunicación, armonía y cohesión entre compañeros.
Esto significa que, desafortunadamente, no todas las relaciones entre compañeros gozan de una buena salud. Algunos grupos humanos solo cobran sentido atendiendo a una dimensión finalista: el hecho de compartir un objetivo, empresarial por ejemplo, que fuerza a coordinar esfuerzos entre varias personas. En otras ocasiones, por ejemplo en algunos grupos-clase, los estudiantes comparten espacio físico, pero no desarrollan la comunicación ni afecto necesario para crear un clima que podríamos calificar de compañerismo.
El caso de las escuelas: el compañerismo, en entredicho
En las escuelas e institutos existen grupos, y quizá este tipo de comunidades son las que mejor nos permiten explorar el concepto de compañerismo y sus muchos matices. Si un curso está formado por 30 estudiantes, podemos afirmar que todos ellos son compañeros. No obstante, el compañerismo no radica en el hecho de compartir un espacio, sino que hace referencia a la capacidad de los estudiantes para ayudarse, mostrando actitudes altruistas y cooperativas entre ellos.
Por ejemplo, podemos observar compañerismo cuando un alumno le presta algún utensilio (un bolígrafo, un compás…) a un compañero, cuando es una situación que se produce de forma espontánea. Obviamente, también existen casos contrarios, en los que el compañerismo brilla por su ausencia. El escenario extremo que nos remita a una situación de nulo compañerismo es el bullying: cuando una parte del grupo de estudiantes acosa, insulta y maltrata a un estudiante.
El compañerismo en las empresas: ¿un valor de capa caída?
En las organizaciones empresariales, muchos gerentes se han percatado de la trascendencia de fomentar el compañerismo entre los empleados con el objetivo de que se sienten las bases necesarias para conseguir los objetivos económicos. La cohesión entre los miembros de los distintos grupos de trabajo permite que cada uno de ellos pueda rendir más y mejor, desarrollando mejores capacidades que permiten la sinergia necesaria para que el resultado de la acción grupal sea óptima.
De hecho, hace tiempo publicamos un artículo donde hablamos del trabajo en equipo. Lo puedes consultar:
Los equipos cuyos integrantes comparten normas éticas, valores y objetivos son aquellos que tienen más posibilidades de salir airosos. El compañerismo, no obstante, no solo redunda en una mejora de la productividad, sino que también hace más agradable la cotidianidad de la vida laboral y es uno de los requisitos indispensables para que se pueden establecer climas de confianza y camaradería.
¿Cómo mejorar el compañerismo en el entorno laboral?
Dos de los mejores factores que ayudan a que se establezcan vínculos de cohesión grupal en el ambiente de trabajo son el bienestar y la solidaridad entre compañeros.
Te proponemos algunos puntos esenciales para llevar a cabo un clima laboral fructífero:
1. Comunicación con todos los miembros
Es importante que los miembros del equipo se comuniquen y establezcan relaciones con el máximo número de compañeros posibles (a poder ser, con todos). Conocerse bien los unos a los otros y saber las virtudes y defectos de cada miembro, así como sus necesidades y ritmo de trabajo. Conocer a los demás es también la mejor manera de saber qué puede aportar cada miembro al equipo.
2. Mente abierta
En grupos de muchas personas, es habitual que coexistan individuos de distinta procedencia cultural, religiosa, y hasta con diversidad de orientaciones sexuales y personalidades divergentes. Cuando no se generan las bases para que las personas pueden entenderse a pesar de sus diferencias, la dinámica de trabajo puede resentirse gravemente.
3. Amabilidad y confianza
Los integrantes veteranos deben recibir a los nuevos miembros del grupo de forma amable y cuidadosa, evitando gastar bromas y hacer sentir incómodos o fuera de lugar a los novatos. Además, deben tomar la responsabilidad de enseñar todo lo posible a los nuevos para que se adapten fácilmente y para que su estancia en la empresa sea una experiencia positiva y edificante.
4. Las críticas deben ser constructivas
Hay que evitar a toda costa juzgar a los demás. Las críticas han de realizarse con ánimo conciliador y de forma constructiva, reflexionando sobre cómo se puede ayudar a optimizar el proceso de trabajo en cada una de sus fases, y teniendo en cuenta el esfuerzo de los miembros para ser comedido y justo a la hora de señalar problemas o errores. Hay que tratar de no herir susceptibilidades, buscando palabras y contextos en que la crítica sea bien recibida, y poniendo énfasis en lo positivo y en el cambio que se puede implementar.
5. Estar abierto a las críticas para poder mejorar
Aceptar las críticas es saber priorizar la buena marcha del grupo por encima del ego personal. Cuando escuchamos una crítica constructiva e intentamos reflexionar sobre su contenido, lo más normal es que nos demos cuenta de algunas cosas que fallan y por tanto acabemos convirtiéndonos en profesionales más preparados y eficaces.
Reflexionando sobre el compañerismo
El compañerismo dentro de las empresas puede marcar una gran diferencia en términos de productividad. Cuando un grupo de individuos que trabajan conjuntamente aprenden a respetarse y tratar unos con otros con la firme voluntad de mejorar como profesionales y como personas, habrá enormes probabilidades de que alcancen sus metas, puesto que el extra que aporta la motivación y la cohesión al producto final es más que notable.
Sin embargo, cuando el clima laboral es tenso y no existe un ambiente agradable en el lugar de trabajo, la rutina se vuelve monótona y el esfuerzo personal deja de tener un sentido más allá del mero “cumplir con la obligación”. Esto afecta muy negativamente a la productividad. Un equipo sin compañerismo es un equipo poco motivado y, a la postre, disfuncional. Incluso pueden aparecer, en ambientes laborales especialmente hostiles, casos de mobbing.
El sentido último del compañerismo es el bienestar del grupo por encima de los caprichos individuales. Tratar de conseguir una cohesión de todos los miembros permite que todos los individuos crezcan y se sientan más felices en su lugar de trabajo; algo indispensable para estar contentos con nuestra vida en general.