Quiero mejorar ya: la trampa de la impaciencia en psicoterapia

La falta de paciencia puede tener un "efecto rebote" en los procesos de terapia psicológica.

Quiero mejorar ya: la trampa de la impaciencia en psicoterapia
Pexels
Vibra Barcelona - Evento de bienestar femenino

Vivimos en un mundo donde todo llega rápido: videos de menos de un minuto, envíos en 24 horas, respuestas inmediatas al otro lado de la pantalla. Y, claro, esa velocidad también empieza a colarse en otros aspectos de la vida que, por naturaleza, no funcionan así.

Queremos resultados ya, logros inmediatos, sentirnos bien sin demora. Y, cuando se trata de nuestro bienestar emocional, muchas personas llegan a terapia con esa misma expectativa: sanar pronto, sentir alivio de inmediato, convertirse en la versión más equilibrada de sí mismas en unas cuantas sesiones.

Pero, ojo, ese anhelo de “mejorar ya” puede ser muy contraproducente. Hoy vamos a hablar sobre lo que pasa cuando caemos en la impaciencia dentro de la psicoterapia, por qué sucede y qué podemos hacer para no dejar que eso sabotee nuestro proceso.

¿Cómo funciona realmente la terapia psicológica?

Al comenzar un proceso terapéutico, muchas personas tienen una idea bastante difusa de cómo será. Algunas esperan consejos concretos, otras creen que todo girará en torno a contar sus problemas, y hay quienes llegan con la ilusión de una solución casi mágica. La realidad es que cada proceso es distinto, porque cada persona lo es.

En las primeras sesiones, el enfoque suele estar en construir un espacio de confianza con el terapeuta, entender qué está pasando, definir objetivos y explorar lo que está generando malestar. A veces, eso por sí solo ya puede traer cierto alivio, ¡claro está!, pero eso no significa que todo esté “resuelto”.

La terapia no sigue una fórmula exacta ni tiene un calendario fijo de avances. De hecho, hay momentos de mucha claridad y otros que son más lentos, donde parece que nada se mueve aunque sí lo esté haciendo en capas más profundas.

Pensar que hay un tiempo determinado para sanar puede convertirse en una fuente innecesaria de frustración, porque la terapia no es una carrera contra el reloj, sino un proceso que lleva su propio ritmo.

¿Por qué tanta prisa por sanar?

Esa urgencia por sentirnos bien rápidamente no aparece de la nada. Tiene sentido si pensamos en el entorno en el que vivimos: estamos expuestos a mensajes constantes de productividad, superación y bienestar casi instantáneo. En redes sociales vemos gente que parece haber “sanado” en tiempo récord y lo muestra con frases bonitas y fotos sonrientes. Todo eso influye.

Y también está el malestar emocional, que duele. Es natural que una persona que atraviesa ansiedad, tristeza o alguna otra forma de sufrimiento quiera sentirse mejor cuanto antes. No hay nada de malo en querer alivio.

¿Cuándo empieza entonces el problema? Cuando ese deseo se transforma en exigencia y se convierte en una carrera en la que el objetivo es eliminar los síntomas lo más rápido posible, sin aceptar que hay aprendizajes que llevan tiempo y que el cambio profundo no suele ser inmediato.

La terapia es un proceso paulatino (y está bien que así sea)

Puede parecer frustrante, pero que la terapia a veces sea lenta no es un defecto: es parte de su esencia. Cambiar patrones, conocerse de verdad, entender por qué reaccionamos como lo hacemos y construir herramientas nuevas lleva tiempo porque implica desaprender mucho.

La prisa, en este contexto, puede ser contraproducente. La persona impaciente suele quedarse esperando resultados visibles en poco tiempo, y si no los ve, puede comenzar a dudar de todo: del proceso, del terapeuta, de sí misma. Esta actitud genera tensión en las sesiones, impide el trabajo profundo y puede llevar incluso al abandono prematuro de la terapia.

Además, cuando alguien mejora un poco, esa mejoría puede parecer insuficiente si se compara con la expectativa inicial de un cambio radical. Entonces, es ahí cuando puede aparecer la desmotivación, y eso también se trabaja en terapia. Hablar de la impaciencia, de las expectativas y del ritmo al que uno va es una parte importante del proceso.

¿Y si me desespero por no avanzar?

Esa sensación de “esto no está funcionando” o “debería estar mejor ya” es muy común. Es más, a veces no se dice, pero se siente. Esas dudas se pueden transformar en distancia emocional respecto al terapeuta o en pensamientos que minan el compromiso con el proceso.

La impaciencia puede hacer que quieras saltarte pasos, que exijas soluciones rápidas o que no le des valor a las pequeñas mejoras. También puede hacer que interpretes ciertas herramientas o reflexiones como “poco útiles” solo porque no traen un efecto inmediato. Y en ese punto, muchas personas empiezan a cuestionar si vale la pena seguir.

Aquí es importante hacer un alto. Preguntarte: ¿estoy esperando que la terapia me salve o estoy dispuesto(a) a implicarme en el proceso, con sus momentos buenos y sus días grises? No hay una fórmula mágica, pero sí hay una fórmula honesta: compromiso, constancia y paciencia.

Entonces, ¿cómo se sale de la trampa de la impaciencia?

Vamos con algunas ideas prácticas que pueden ayudarte si te sientes impaciente en tu proceso terapéutico:

1. Ajusta tus expectativas desde el inicio

Saber que no todo va a cambiar en un mes te permite entrar al proceso sin presión. Algunas cosas mejoran pronto, otras no tanto, y está bien que así sea. Además, si vas con esa apertura, al mirar hacia atrás y veas todo lo que has avanzado, te podrías sorprender un montón.

2. Habla de tu impaciencia con tu terapeuta

No hay por qué ocultarla. Compartir cómo te sientes respecto al ritmo de la terapia puede abrir nuevas formas de trabajo y ayudarte a entender qué está funcionando y qué no. Además, así le puedes dar la oportunidad al profesional de ajustar algo para que sientas más comodidad o que te ayude a ver cuánto has mejorado.

3. Confía en el proceso (aunque cueste)

Parte del trabajo en terapia es aprender a tolerar la incertidumbre. Saber que no todo se puede controlar, que no hay un “checklist” que indique cuándo estarás bien. Esa confianza también se entrena.

4. Revísate: ¿estás poniendo de tu parte?

La terapia no solo ocurre en consulta. ¿Estás reflexionando fuera de sesión? ¿Estás intentando aplicar lo que hablaste con tu terapeuta? Si la respuesta es “más o menos”, quizá el proceso no está estancado, sino que necesita más de ti.

5. Practica la paciencia contigo

No todo depende de tu esfuerzo, y eso también es importante decirlo. A veces, lo más valiente es darte tiempo. No todo cambio se nota de inmediato, y hay transformaciones que empiezan de forma invisible.

6. Cuida tu consumo de contenidos

Si estás todo el día viendo historias de gente “iluminada”, quizá sea hora de hacer una pausa. Compararte con otros solo alimenta la frustración. Tu proceso es único y eso lo hace valioso, no lento.

Psicotools

Psicotools

Psicología y Mindfulness

Profesional verificado
Barcelona
Terapia online

Aceptar que sanar lleva tiempo no es resignarse, sino respetarte. No se trata de dejar de querer mejorar, sino de entender que hacerlo bien, con profundidad y sostenibilidad, requiere que te des el permiso de avanzar a tu ritmo.

La impaciencia, en cambio, te empuja a correr, pero la terapia no se corre: se camina, a veces con pasos firmes, otras con dudas. Lo importante es no parar.

Newsletter PyM

La pasión por la psicología también en tu email

Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos

Suscribiéndote aceptas la política de privacidad

  • Benavides, S. (2023, septiembre 20). La frustración y la impaciencia en psicoterapia. Fundación Instituto Spiral.
  • Maslow, A. (1998). El hombre autorrealizado: hacia una psicología del ser. Barcelona: Kairós.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

PsicoTools. (2025, mayo 6). Quiero mejorar ya: la trampa de la impaciencia en psicoterapia. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/quiero-mejorar-ya-la-trampa-de-la-impaciencia-en-psicoterapia

Centro de Psicología

Barcelona

PSICOTOOLS es el centro de referencia en la zona alta de Gràcia, Vallcarca y Sant Gervasi. Un equipo de profesionales ofrece servicios dirigidos a niños, adolescentes y adultos: psicoterapia, psicopedagogía, neuropsicología, coaching, psiquiatría, mindfulness e informes psicológicos periciales. Están especializados en técnicas avanzadas que destacan por su eficacia (EMDR, IFS, ICV, Mindfulness y Terapia con Realidad Virtual) en los trastornos de ansiedad, ataque de pánico, depresión, estrés postraumático, fobias, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno límite de personalidad o dependencia emocional. También ofrecen terapia de pareja y de sexualidad y disponen de un departamento especializado en la atención psicológica y nutricional para los trastornos alimentarios. Disponen de una amplia oferta de talleres y cursos de mindfulness dirigidos a particulares, profesionales, centros educativos y empresas.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese