6 consejos para Volver a la Rutina después de Vacaciones

Un conjunto de estrategias para readaptarte a las rutinas del día a día tras las vacaciones.

6 consejos para Volver a la Rutina después de Vacaciones

Las vacaciones son una bocanada de aire fresco de nuestras rutinas diarias. Tomarnos un tiempo para descansar es sumamente necesario tanto a nivel físico, cognitivo y emocional, puesto que nuestras actividades cotidianas suelen marcar un tempo tan rápido de vida que, en ocasiones, resulta muy estresante. Esas rutinas agobiantes no sólo refieren al trabajo remunerado o no de los adultos, sino también a las actividades académicas de los jóvenes, o las rutinas escolares y extraescolares de los niños.

Afortunadamente, las vacaciones implican una gran oportunidad para llevar a cabo todo aquello que solemos dejar de lado durante el resto del año: practicar nuestros pasatiempos favoritos, pasar más tiempo en familia, planificar un viaje, dormir hasta más tarde, entre otros.

No obstante, la realidad es que en algún momento acabará arribando el regreso a la rutina. Esta rehabituación a las actividades diarias puede ser dificultosa y angustiosa en ocasiones e incluso llegando al estrés postvacacional; más que nada teniendo en cuenta el hecho de que, durante la época vacacional, nuestros hábitos podrían contrastar demasiado con la rutina a la que debemos regresar o ya hemos regresado.

Consejos para el regreso a la rutina tras las vacaciones

En este artículo desarrollaremos 6 consejos para volver a la rutina mucho más armoniosa después de las vacaciones y así facilitar esta tarea.

1. Hacerse preguntas

Un buen punto por el cual partir es haciéndonos algunas preguntas importantes antes de regresar a la rutina o incluso si ya estamos en ella. Es normal sentirse desanimada/o por la vuelta a las actividades cotidianas, más aún si hemos pasado un buen rato durante las vacaciones y no queremos que se terminen. Esto se debe a que las rutinas manejan un ritmo de actividad más acelerado que el de las vacaciones. No está mal que así sea. Sin embargo, si consideramos que en el trabajo o la universidad solemos sentirnos extenuados, quizás es buena idea hacernos preguntas de cara al regreso a la rutina para identificar qué es aquello que nos agota y qué acciones podemos emprender para construir una vida más acorde a lo que nos es importante. Aquí proponemos algunas:

  • ¿Qué siento cuando pienso en volver a la rutina? ¿Hay algo que me estrese en ella? De ser así, ¿qué es? ¿Puedo sentirlo en el cuerpo? ¿En qué parte?
  • ¿Es necesario tolerar ese estrés para conseguir algo significativo para mí? ¿Hay alguna acción concreta que pueda hacer para hacer mi tránsito por ese espacio —escuela, trabajo, actividades extraescolares— más ameno?
  • ¿Qué o quién es importante para mí? ¿Qué clase de persona —o amigo, padre, hijo, trabajador— quiero ser? ¿Mi rutina está alineada con ese propósito? De no ser así, ¿hay algo que pueda hacer de inmediato para caminar en pos de eso que es valioso para mí? ¿Hay algo que no pueda cambiar? ¿Podría aceptarlo?

2. Diseñar un plan de acción

Las preguntas señaladas en el consejo anterior pueden ser de gran ayuda para tener claro qué deseamos para nosotros en el regreso a la rutina. Y es que la vuelta a la cotidianeidad suele ser un punto de inflexión o quiebra en las personas. Esto no es necesariamente algo negativo. De hecho, todo lo contrario: es una gran oportunidad para girar hacia una vida que merezca la pena si es que no estamos dirigiéndonos en esa dirección; es una oportunidad para hacernos preguntas que vale la pena enunciar y reevaluar de vez en cuando.

Sin embargo, para dirigirnos hacia un lugar que esté en línea con lo que deseamos, no podemos sólo hacernos preguntas y permanecer en el plano abstracto: necesitamos diseñar un plan concreto de acción para ponernos en marcha. Para poder elaborar uno es conveniente tomar las preguntas que hemos realizado y elaborar un listado de conductas concretas que materialicen aquello que nos importa. Es importante ser lo más detallados y específicos posibles al delinear estas metas.

Por ejemplo, si después de las vacaciones nos hemos dado cuenta de que deseamos adoptar un estilo de vida más saludable porque queremos ser capaces de acompañar a nuestros hijos a actividades que requieran de un buen estado físico, quizás decir “iré al gimnasio cuatro veces por semana para ponerme en forma” es un plan que acabará siendo ineficiente. Debemos escribir nuestro plan con la letra chica, con tareas realizables ahora mismo en el corto plazo: “este martes, justo después de almorzar, iré al gimnasio y permaneceré allí por cuarenta y cinco minutos”.

3. Dividir la tarea en otras más pequeñas

Una vez de regreso a la rutina de nuestros quehaceres, es probable que tengamos que cumplir con fechas de entregas en el trabajo, exámenes de la universidad, o tareas de la escuela. Sin embargo, volver a nuestras ocupaciones tras las vacaciones no siempre es sencillo. Puede ocurrir que nos cueste estudiar la misma cantidad de horas que antes solíamos estudiar, que procrastinemos nuestros deberes, o que el contador de palabras del informe que debemos redactar no aumente, por mucho tiempo que permanezcamos frente al ordenador.

Por ello, una estrategia que puede servirnos para ser más eficientes es diseccionar esas grandes tareas como “escribir un informe” o “estudiar lo mismo que antes” en pequeñas tareas que seamos capaces de conseguir. En línea con el consejo pasado, puede ser útil adoptar la mentalidad de ser lo más específico posible a la hora de describir dichas pequeñas tareas (incluso aunque parezca que al hacerlo estamos asomándonos al borde del absurdo). Por ejemplo, podríamos dividir la escritura del informe en pasos diminutos pero que conseguirán ponernos en acción, como: “sentarnos en un lugar cómodo para trabajar”, “separar las dos pilas de archivos que necesito para escribir y dejarlas sobre el escritorio”, “trabajar 30 minutos, exclusivamente en la introducción”, etcétera. Lo mismo con los estudios, más vale cada día estudiar 3 horas con intervalos de descanso de 10 minutos en la biblioteca que posponerlo para mañana y que se pase el mes y no has empezado.

4. ¡Cómete la rana!

Esta llamativa expresión es la que titula el libro de Brian Tracy, un exitoso escritor canadiense especializado en temas vinculados al desarrollo personal.

"¡Cómete la rana!" se trata de una estrategia de productividad cuya función es distinguir nuestras tareas prioritarias del día, separándolas de las que pueden esperar. Es importante focalizarnos en resolver las primeras en lugar de las últimas. Aunque no parece ser una buena idea, la mayoría recaemos en dejar lo más importante para el final. Sin embargo, el riesgo que tenemos al llevar a cabo esta estrategia es que al finalizar el día no hayamos completado lo más importante que teníamos para hacer.

Por eso, "¡Cómete la rana!" nos incentiva a comernos a primera hora del día la rana, es decir, esa tarea difícil y prioritaria que solemos postergar una y otra vez. Empezar por esa tarea no tiene por qué sentirse bien (de hecho, suele ser bastante incómodo), pero a la larga, estaremos optimizando el tiempo que le dedicamos a ciertas actividades, si es que aumentar nuestra eficacia es importante para nosotros tras las vacaciones.

5. Fija un horario para acostarse

Mantener una buena higiene del sueño es un hábito a priorizar en nuestras vidas.

La higiene del sueño implica un conjunto de prácticas que le anteceden al momento de irse a dormir, en tanto repercuten en la calidad de nuestro sueño y descanso. Esto incluye actividades como cenar liviano, dejar el teléfono móvil antes de dormir, evitar la cafeína y el ejercicio intenso en las últimas horas del día y, cómo no, tener un horario fijo para acostarse. Este último aspecto suele descuidarse durante vacaciones en favor de llevar un estilo de vida más flexible. Está bien que así sea —pues, en parte, para esto están las vacaciones—, pero de regreso a la rutina es necesario e importante fijar un horario para ir a la cama y así preservar un buen descanso.

6. Tenerse paciencia

En última instancia, destacamos la relevancia de tenerse paciencia a uno mismo en el regreso a la rutina, ya que este proceso puede ser complejo y agotador incluso siguiendo los consejos que hemos desarrollado en este artículo. No existe una receta capaz de asegurarnos que nuestro regreso a la rutina después de nuestras vacaciones vaya a ser eficaz, rápido, o igual a como solía ser anteriormente; pero insistimos en el hecho que este punto bisagra puede abrirnos el paso a nuevas oportunidades e incluso mejorar nuestros hábitos y estilo de vida.

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