¿Hasta qué punto podemos afrontar la ansiedad sin pedir ayuda?

Sobre la borrosa línea entre la ansiedad normal y la que debe ser tratada por un profesional.

¿Hasta qué punto podemos afrontar la ansiedad sin pedir ayuda?
Pexels

En la sociedad actual, la ansiedad se ha convertido en una de las experiencias emocionales más comunes y, a la vez, más incomprendidas. Todos, en algún momento de la vida, hemos sentido ese nudo en el estómago, la mente acelerada o la sensación de que algo malo está por suceder.

Frente a este malestar, surge una pregunta fundamental: ¿hasta qué punto podemos afrontar la ansiedad sin pedir ayuda? Vivimos en una cultura que valora la autosuficiencia y el control personal, lo que a veces nos lleva a pensar que deberíamos ser capaces de gestionar cualquier dificultad emocional por nosotros mismos. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y humana.

Empieza hoy tu viaje de bienestar

Accede a una amplia red de psicólogos calificados. Empatía y experiencia a tu servicio.

Encuentra psicólogos cerca de ti

Para ilustrarlo, pensemos en la diferencia entre una gripe y una neumonía: mientras que la primera suele poder manejarse en casa, la segunda requiere atención médica especializada. De igual manera, hay niveles de ansiedad que podemos regular con nuestras propias herramientas, pero existen situaciones en las que buscar apoyo externo es no solo recomendable, sino necesario. Este artículo explora hasta dónde llega nuestra capacidad de autorregulación y cuándo es momento de pedir ayuda.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción humana universal, una respuesta natural ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. Desde una perspectiva humanista, la ansiedad no es simplemente un síntoma a eliminar, sino una señal valiosa de nuestro organismo que nos invita a prestar atención a nuestras necesidades, límites y deseos. En pequeñas dosis, la ansiedad puede ser útil: nos prepara para actuar, nos alerta de peligros y nos motiva a adaptarnos a los cambios.

Sin embargo, cuando se vuelve persistente, intensa o desproporcionada respecto a la situación, puede interferir en nuestra vida cotidiana y bienestar. Es importante entender que sentir ansiedad no nos hace débiles ni anormales; es una experiencia compartida por todos los seres humanos en algún momento de la vida.

Estrategias de autorregulación: ¿qué podemos hacer por nosotros mismos?

Afrontar la ansiedad por cuenta propia es posible en muchos casos, especialmente cuando los síntomas son leves o transitorios. Existen diversas estrategias que pueden ayudarnos a regular nuestras emociones y recuperar el equilibrio. En primer lugar, identificar los desencadenantes de la ansiedad es fundamental: prestar atención a los pensamientos, situaciones o hábitos que la provocan nos permite anticipar y gestionar mejor las reacciones. La respiración consciente y las técnicas de relajación, como la meditación o el mindfulness, son herramientas eficaces para calmar el cuerpo y la mente en momentos de tensión.

El ejercicio físico regular también contribuye a reducir la ansiedad, ya que libera endorfinas y mejora el estado de ánimo. Mantener rutinas de autocuidado, como dormir bien, alimentarse de forma saludable y reservar tiempo para actividades placenteras, fortalece nuestra resiliencia emocional. Además, la reestructuración cognitiva —cuestionar y modificar pensamientos negativos o catastrofistas— nos ayuda a ver las situaciones desde una perspectiva más realista y compasiva.

Por último, aceptar que la ansiedad forma parte de la experiencia humana y no luchar contra ella, sino aprender a convivir con sus señales, puede ser un paso clave para disminuir su impacto. Estas estrategias, practicadas con constancia, pueden marcar una gran diferencia en nuestro bienestar diario.

Los límites de la autorregulación

Recuperando la comparación entre la gripe y la neumonía y la regulación de la ansiedad comentada en la introducción, así como podemos tratar una gripe en casa con reposo, líquidos y cuidados básicos, muchas veces podemos gestionar la ansiedad leve con nuestras propias herramientas. Sin embargo, al igual que ocurre con una neumonía, hay situaciones en las que la ansiedad supera nuestra capacidad de afrontamiento y requiere ayuda profesional. La diferencia radica en la intensidad, la duración y el impacto en nuestra vida diaria.

Si la ansiedad se vuelve persistente, nos impide realizar actividades cotidianas, afecta nuestras relaciones o genera síntomas físicos intensos, es señal de que estamos ante un problema más serio. En estos casos, intentar gestionarla en soledad puede ser insuficiente e incluso contraproducente. Reconocer estos límites no es un signo de debilidad, sino de sabiduría y autocuidado. Saber cuándo pedir ayuda es tan importante como saber aplicar estrategias de autorregulación en los momentos adecuados.

¿Cuándo y por qué pedir ayuda?

Pedir ayuda es fundamental cuando la ansiedad se vuelve abrumadora, persistente o interfiere significativamente en nuestra vida diaria. Señales de alarma incluyen dificultades para dormir, problemas de concentración, aislamiento social, síntomas físicos intensos (como palpitaciones o dificultad para respirar) o pensamientos intrusivos y negativos que no podemos controlar. También es importante buscar apoyo si la ansiedad nos impide cumplir con nuestras responsabilidades o disfrutar de actividades que antes nos resultaban placenteras.

Norma Conde

Norma Conde

Psicoterapeuta, Tratamiento del Estrés, Ansiedad, Dolor crónico, Duelo, Autoestima, Gestión emocional, Terapia de pareja.

Profesional verificado
Barcelona
Terapia online

Solicitar ayuda profesional no significa que hayamos fracasado en nuestro intento de autorregulación; al contrario, es un acto de valentía y autocuidado. Un psicólogo, psiquiatra o terapeuta puede ofrecernos herramientas especializadas y acompañamiento en el proceso de recuperación. Desde una perspectiva humanista, pedir ayuda es reconocer nuestra humanidad y la importancia de la conexión con otros para sanar y crecer. Nadie está obligado a enfrentar la ansiedad completamente solo.

Así pues, la ansiedad es una experiencia humana común que, en muchos casos, podemos gestionar con estrategias de autorregulación y autocuidado. Sin embargo, reconocer nuestros límites es fundamental: así como no trataríamos una neumonía sin ayuda médica, tampoco debemos enfrentar una ansiedad intensa o persistente en soledad. Pedir apoyo profesional no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y amor propio. La clave está en combinar el trabajo personal con la apertura a recibir ayuda cuando la necesitamos. Así, podemos transformar la ansiedad en una oportunidad de crecimiento y bienestar, acompañados y comprendidos en nuestro proceso.

Newsletter PyM

La pasión por la psicología también en tu email

Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos

Suscribiéndote aceptas la política de privacidad

  • Delgado, E. C., De la Cera, D. X., Lara, M. F., & Arias, R. M. (2021). Generalidades sobre el trastorno de ansiedad. Revista cúpula, 35(1), 23-36.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Norma Conde. (2025, abril 22). ¿Hasta qué punto podemos afrontar la ansiedad sin pedir ayuda?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/coach/hasta-que-punto-podemos-afrontar-la-ansiedad-sin-pedir-ayuda

Coach

Barcelona
Terapia online

Norma Conde es terapeuta y coach, ofrece guía y acompañamiento en los procesos de crecimiento personal y resolución de problemas del día a día. Su consulta está ubicada en Barcelona y también ofrece atención de forma online.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese