La práctica de ejercicio físico produce beneficios tanto psicológicos como físicos. Pero, en algunos casos, hacer deporte también puede ser contraproducente, pues cualquier cosa llevada al extremo puede ser perjudicial.
La adicción al ejercicio físico es uno de esos fenómenos que ha llamado la atención de los psicólogos, pero también lo ha hecho el Staleness o Síndrome de Sobreentrenamiento. Este síndrome se ha observado más en atletas, aunque no exclusivamente en dicho perfil, y desgasta tanto la salud mental como la salud física. Veamos cuáles son las características de este problema y cómo afecta a las personas.
¿Qué es el Síndrome de Sobreentrenamiento?
Tal y como indica su nombre, el Síndrome de Sobreentrenamiento es un conjunto de síntomas, sobre todo reflejados en la salud mental, que se da cuando una estrategia de entrenamiento llega a ser disfuncional debido a su tendencia hacia el exceso.
El Síndrome de Sobreentrenamiento provoca un descenso del rendimiento del deportista, pero sus efectos más dañinos van más allá de los problemas para llegar a los objetivos clave en cualquier carrera de deporte profesional, ya que compromete la salud de la persona.
Como vimos en el artículo de la runnorexia, el exceso de ejercicio físico puede llevar a algunas personas a una severa adicción. En contraste, en otros casos el exceso de entrenamiento físico puede conducir a todo lo contrario, por ejemplo: sentimientos de fatiga, letargo, pérdida de vigor, insomnio, depresión etc., y esto es lo que ocurre en el Staleness.
Unido a estos síntomas, el Síndrome de Sobreentrenamiento (SSE) está caracterizado por un descenso en el rendimiento del deportista, provocado por factores estresantes que son consecuencia del entrenamiento excesivo y la ausencia de recuperación adecuada. Otros estresores extradeportivos (sociales, laborales, económicos, nutricionales, etc.) también favorecen la aparición de este síndrome.
El Síndrome de Sobreentrenamiento está asociado a un entrenamiento prolongado y/o excesivo y a una inadecuada recuperación
La planificación deportiva correcta es muy importante porque permite que el deportista se ajuste al Síndrome General de Adaptación, es decir, permite la adaptación del cuerpo del deportista frente al entrenamiento y los estímulos que le provocan estrés (físico, bioquímico o mental).
Por tanto, una buena planificación contribuye a incrementar el rendimiento deportivo, y la alternancia entre trabajo y descanso permite una recuperación suficiente y una mejora en las cualidades físicas del individuo.
Síndrome de Sobreentrenamiento: el Burnout de los deportistas
Cualquier sesión de entrenamiento es susceptible de provocar un estado de fatiga (aguda), pero no se debe confundir la fatiga aguda con el Síndrome de Sobreentrenamiento, que hace referencia a una fatiga crónica y generalizada y, además, presenta síntomas psicológicos, como pueden ser la fatiga emocional, apatía o depresión.
Los mecanismos de la fatiga aguda dependen de la duración e intensidad del ejercicio, pero cuando la fatiga se prolonga, se produce una grave disminución del rendimiento deportivo, acompañada de un conjunto de síntomas fisiológicos y psicológicos de agotamiento. En muchos casos, esto puede provocar el abandono de la práctica deportiva.
Algunos autores usan el término en Burnout o “estar quemado” (más utilizado en el campo laboral) para hablar del Staleness, ya que ambos están caracterizados por agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal.
Síntomas del Síndrome de Sobreentrenamiento
Se han realizado muchos estudios para aportar información sobre el Síndrome de Sobreentrenamiento, y se ha concluido que los síntomas descritos hasta el momento varían según el sujeto.
Con todo, la American Physical Therapy Association (Asociación Americana de Fisioterapia) ha establecido una serie de síntomas que se presentan de manera frecuente cuando un individuo sufre Staleness. Es importante resaltar que no necesariamente van a aparecer todos. Los síntomas del Síndrome de Sobreentrenamiento son los siguientes:
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Físicos y Fisiológicos: incremento de la presión sanguínea y mayor ritmo cardiaco durante el descanso, problemas respiratorios, temperatura corporal alta, hipotensión, pérdida de peso, pérdida de apetito, aumento de la sed, problemas gastrointestinales y dolores musculares.
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Inmunológicos: vulnerabilidad a las infecciones (especialmente del tracto respiratorio) y reducción de las defensas del organismo, descenso de la capacidad para evitar lesiones, disminución de la rapidez de cicatrización, menor producción de glóbulos rojos (mayor cansancio).
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Bioquímicos: aumento del cortisol (hormona relacionada con el estrés), adrenalina, serotonina, aumento de los ácidos grasos en el plasma, disminución del glucógeno muscular, de la hemoglobina, el hierro y la ferritina.
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Psicológicos: alteraciones del estado de ánimo (por ejemplo depresión), letargo, ansiedad e irritabilidad, descenso de la motivación, falta de concentración, baja tolerancia al estrés, baja autoestima y falta de confianza, pérdida de la libido, trastornos del sueño y sensación de agotamiento (físico y emocional).
La importancia de los indicadores psicológicos en el diagnóstico
Tanto para la psicopatología como para la psicología deportiva, el Stanleness despierta mucho interés. Los indicadores psicológicos resultan ser muy importantes para el diagnóstico.
Anteriormente, a parte del descenso en el rendimiento deportivo, otras variables fisiológicas se habían sugerido como posibles marcadores de este síndrome, por ejemplo descensos de la presión cardiaca o elevaciones en el nivel de cortisol. Estos marcadores, sin embargo, no han demostrado ser marcadores fiables.
Con el tiempo, los expertos se han dado cuenta de que los mejores indicadores para este síndrome son los de tipo psicológico o psicofisiológico. Una herramienta muy útil y muy utilizada en el mundo del deporte y del entrenamiento físico es el “Profile of Mood States (POMS)”.
Un cuestionario que evalúa los estados emocionales siguientes: tensión, depresión, ira, vigor, fatiga y confusión. La población normal suele puntuar más bajo en las emociones negativas (confusión, fatiga, etc,) y más alto en la positiva (vigor). Esto se conoce como “perfil iceberg”. Por el contrario, las personas con SSE puntúan de forma inversa.
A diferencia de los marcadores fisiológicos, la herramienta POMS es más económica, las puntuaciones son fáciles de obtener y su determinación no es invasiva. Por lo que se convierte en una herramienta idónea para el diagnóstico del Staleness.
Causas y consecuencias para el organismo del SSE
Debido a la complejidad de este fenómeno, fijarse solamente en los factores fisiológicos supondría un sesgo sobre esta condición. Las causas del Staleness y los daños que produce en el organismo todavía no están del todo claros.
Factores neurológicos
Según el modelo de Armstrong y Van Hees, el hipotálamo parece tener una función importante, pues activaría tanto el Eje simpático-adrenomuscular (SAM) que involucra la rama simpática del sistema nervioso autónomo, y el Eje hipotalámico-pituitario-adrenocortical (HPA). No es el objetivo de este artículo explicar este modelo, pues puede resultar bastante complejo.
Ahora bien, como idea, es importante entender que los neurotransmisores jugarían un papel importante en este síndrome. Por ejemplo, la serotonina, que parece jugar un papel muy importante en el Staleness.
Factores psicológicos y fisiológicos
Respecto a la respuesta inmunológica del cuerpo, otro modelo complementario parece indicar que debido al exceso de entrenamiento, la falta de descanso y otros factores que favorecen la aparición del síndrome (por ejemplo estrés psicosocial o problemas psicológicos del individuo), se produciría lo que se conoce como “Modelo de las citosinas” de Smith.
Este modelo afirma que el entrenamiento excesivo y prolongado unido a otras causas, elevaría el número de citosinas producto de los traumatismos del músculo esquelético, el hueso y las articulaciones provocados por el sobreentrenamiento. Estos cambios están relacionados con una depresión de la función inmunitaria y pueden exponer al individuo a un mayor riesgo de experimentar infecciones y enfermedades.
Tratamiento del Síndrome de Sobreentrenamiento
El tratamiento se debe emplear sobre los distintos síntomas que presenta el paciente, y se suele empezar con el aspecto físico, tratando los síntomas fisiológicos. Una vez se han tratado los síntomas fisiológicos, se podrán abordar los síntomas psicológicos, que requieren la presencia de un psicólogo. Recuperar el control sobre la higiene del sueño y una dieta adecuada son también muy importantes.
Respecto al entrenamiento físico, y pese a que algunos especialistas proponen la suspensión total del ejercicio físico, parece ser más eficaz una regulación adecuada de la mismo y no la suspensión total. De entrada, es importante el trabajo en la resistencia regenerativa, mediante la natación, el ciclismo o el trote. De forma gradual, se debe aumentar el volumen y la intensidad, y debe existir una adecuada relación entre la carga progresiva del entrenamiento y recuperación.