La ansiedad es una experiencia que todos hemos sentido en más de una ocasión, pero a diferentes niveles. Hay personas que la saben manejar y no dejan que se gobierne sus vidas, mientras que otras, tristemente, alcanzan niveles propios de psicopatología.
Afortunadamente, la psicoterapia es muy efectiva para los trastornos de ansiedad, siendo muchos pacientes con estas problemáticas los que sienten una notoria mejoría en sus vidas.
Sin embargo, la experiencia de sentirnos ansiosos puede volver. El miedo a recaer en la ansiedad es algo muy compartido por pacientes que sufren ciertas psicopatologías, un tema del que vamos a profundizar a continuación.
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Miedo a recaer en la ansiedad: ¿qué es y por qué ocurre?
Si bien la ansiedad es una experiencia común, vivida por todas las personas en algún momento de sus vidas, a veces puede adquirir una gravedad tan elevada que se convierte en un problema psicológico. La ansiedad tiene su propio grupo de trastornos, conformados por el Trastorno de Ansiedad General (TAG), las fobias específicas, la fobia social, la agorafobia y otros trastornos con los que tiene profunda relación, como el mutismo selectivo, el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo.
Uno de los principales motivos por los que muchos pacientes con trastornos de ansiedad recaen en ella es que abandonan la terapia prematuramente, precisamente porque ya notan cierta mejoría al comienzo de la misma. Esto es un gran riesgo, pues como no han adquirido todas las herramientas necesarias para hacerle frente a su problema, sucede que si se acciona el detonante de sus síntomas, vuelvan a recaer y se topen con la dura e implacable realidad: para superar su ansiedad tienen que pasar por todo un proceso, que no es fácil ni rápido.
Tener cierto miedo a recaer en la ansiedad es normal. Irónicamente, tener este miedo incrementa las posibilidades de sufrir más ansiedad. Como estado emocional que se desencadena con cualquier factor estresante y preocupación, es inevitable que en algún momento sintamos ansiedad. Lo que sí se puede evitar, o mejor dicho, modular, es su intensidad, algo posible con las herramientas que ofrecen los psicoterapeutas y la propia voluntad y capacidad del paciente.
Por eso, si eres un paciente que ha superado su trastorno de ansiedad pero nota algún síntoma asociable, debes consultar a tú psicólogo para poder trabajarlo y evitar que vaya a más. Tu psicólogo te ayudará a determinar cuál fue el detonante de la emoción y cómo puedes resolver el problema para recuperar tu bienestar.
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Las recaídas en la ansiedad son normales
Como hemos visto, tener miedo a recaer en la ansiedad es normal y, aunque lo preferible es evitarlo, recaer también es algo habitual. Somos humanos y no podemos desconectar de nuestras emociones ni controlarlas como el termostato de una habitación, pero sí modular su gravedad y cuánto tiempo nos sentimos así. Como paciente, no te debes asustar ante una recaída en la ansiedad, sino que debes poner tu foco de atención en los muchos avances que habrás logrado acudiendo a tu psicoterapeuta.
Es muy importante que, ante esta situación, recuerdes lo siguiente: caer está permitido, levantarse es una obligación. No te dejes arrastrar por la frustración del momento, sino pon empeño y esfuerzos en seguir hacia adelante. Un mal día lo tiene cualquiera, y más las personas que están superando un trastorno de ansiedad. Sentirla de vez en cuando es normal, pero debes ser consciente de ello, del daño que te está haciendo, aplicar las herramientas que tu psicoterapeuta te haya dotado y no quedarte en esa emoción. No le permitas que te deje atrapado.
Las recaídas no se deben tomar como un retroceso, sino como una oportunidad de aprendizaje y autosuperación. Si ya superaste la ansiedad en el pasado, lo puedes volver a conseguir. Las herramientas las tienes, la experiencia también. La nueva ansiedad puede servirte para identificar a nuestro desencadenante de esta emoción para, así, evitarlo o aprender cómo responder.
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¿Cómo evitar las recaídas?
Aquí encontrarás algunas recomendaciones para evitar las recaídas.
1. Detecta las señales de alto estrés
La relación entre estrés y ansiedad es muy fuerte. Muchas veces, cuando sentimos unos niveles de estrés muy elevados, estos pasan a convertirse en una ansiedad patológica que afecta a nuestro día a día.
Cada persona tiene sus propias señales de estrés elevado, tanto físicas como psicológicas y comportamentales. Dolores de cabeza, temblores en los párpados, tensión en la mandíbula, irritabilidad con la familia y pareja, calambres, ataques súbitos de romper cosas…
Sean cuáles sean las señales que te manda el cuerpo, debes conocerlas para prevenir la ansiedad. Tu estrés indica que tienes demasiadas tensiones en tu día a día, o que algo no marcha del todo como debería. Puede que, ahora, estés aún a tiempo de calmarte y solucionar el asunto que te provoca esa emoción de forma racional, rápida y eficiente.
Es muy recomendable que hagas una lista con todos los síntomas o emociones que crees que se asocian al estrés y que progresan a ansiedad en tu caso concreto. Pon la lista en algún punto visible de tu casa, como tu habitación, o llévala en tu cartera. Así, como la verás con cierta frecuencia, podrás ser más consciente de si estás sufriendo alguno de estos síntomas y tomar las medidas preventivas oportunas para que no escale.
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2. Haz ejercicio con regularidad
El ejercicio no es la panacea ni cura trastornos mentales, pero ayuda mucho a muchos. La actividad física es especialmente útil para los trastornos de ansiedad, permitiendo al cuerpo liberar la presión y la tensión. Aunque el debate no está zanjado, hay mucha relación entre cuerpo y mente. Tener un cuerpo sano repercute positivamente sobre nuestro cerebro, contribuyendo a la salud física y mental.
Hacer ejercicio con frecuencia ayuda a evitar las recaídas de la ansiedad. Una de las razones es bioquímica: cuando hacemos deporte, nuestro cerebro libera endorfinas, sustancias que nos inducen a un estado subjetivo de bienestar y placer, haciendo que los problemas que de normal nos agobian tanto parezcan menos importantes. La otra es que, liberando tensión, luego no tenemos fuerzas ni ganas de enfadarnos ni estresarnos por nada.
Cualquier ejercicio es válido siempre y cuando se tomen las medidas oportunas para evitar lesiones. Natación, atletismo, ciclismo, levantamiento de peso, artes marciales, fútbol… todos ellos nos quitan tensión y liberan endorfinas en nuestro cerebro.
3. Habla sobre lo que sientes
Muchas personas con ansiedad prefieren ocultar que pasan por esta situación. Sus angustias, estrés y emociones las viven internamente, algo que las reconcome y lo único que consiguen es que empeore la situación.
Las personas con ansiedad necesitamos hablar de lo que sentimos. Esto nos hace sentirnos conectados con otros, quienes es probable que también hayan pasado por lo mismo y, con su testimonio, nos den ánimos y estrategias para que la superemos nosotros también. Un amigo puede servirnos para vaciar tanta tensión, descargar la ansiedad sin hacernos daño a nosotros ni a los demás.
Naturalmente, también debes contar con un psicólogo especializado en el tema, pues como hemos ido comentando a lo largo del artículo, es él o ella la persona más adecuada para dotarte de herramientas efectivas para manejar la ansiedad.
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4. Quítale el poder a la ansiedad
Las personas con ansiedad la viven con verdadero pavor, lo cual le da todavía más fuerza. Si eres de los que ya superó la ansiedad, viste que no es peligrosa. Es un fenómeno emocional normal, y está en tu interior, pero no te puede hacer daño como una pistola o un cuchillo. Simplemente está ahí, pero no puede hacerte nada si le quitas el poder. Piénsalo la próxima vez que te ocurra, que no te puede matar, no te puede herir. Disminuirá radicalmente la intensidad.
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