¿Cómo nos afectan las heridas emocionales de la infancia?

Las heridas emocionales que sufrimos de pequeños nos pueden acompañar toda la vida.

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Las heridas emocionales de la infancia son una de las razones más comunes por las cuales una persona puede llegar a experimentar cualquier tipo de malestar o problemas emocionales significativos en su vida, entre sus consecuencias más comunes se encuentran la ansiedad, la depresión, trastornos del sueño, miedo, ira, desconfianza, inseguridad en uno mismo y en la vida misma, tristeza crónica, estilos de autosabotaje, entre otros.

Estás heridas emocionales se consideran una especie de lesión afectiva que marca a la persona en la niñez y esta prevalece hasta la vida adulta, evolucionando y adaptándose a la vida de la persona, haciendo que la misma vaya sacrificando partes de si misma, debido a que la herida toma el control de decisiones, elecciones, relaciones, subconscientemente. Se podría considerar que se vuelve como un programa desde el cual opera una computadora.

¿Cuáles son las heridas emocionales de la infancia?

Existen 5 principales tipos de heridas emocionales de la infancia, estos son: Herida de abandono, Herida de rechazo, Herida de humillación, Herida de traición o miedo a confiar y Herida de injusticia.

1. Herida de abandono

La herida de abandono se genera cuando el niño siente o experimenta abandono en su infancia, ya sea por que en realidad fue abandonado o por que el niño interpreto algún tipo de situación como abandono a través de una distorsión, por ejemplo, si mamá o papá trabajaban todo el día, y él se quedaba siendo supervisado por alguien más por largos periodos de tiempo, inclusive un par de horas, el niño pudiese llegar a interpretar eso como abandono, y así cargar con esa herida emocional hacia su vida adulta. ¿Y genera la herida de abandono?

Esta herida genera adultos dependientes que pueden llegar a relacionarse desde la necesidad y no desde el amor y la libertad, debido a que el vacío que cargan es tan grande, que no logran disfrutar de sus momentos de soledad y tampoco logran seleccionar relaciones saludables, pueden inclusive llegar a tolerar lo intolerable con tal de no quedarse solos, y tienen una idea distorsionada de que estarán solos para siempre si se alejan de ciertas personas, aunque estas les hagan daño.

En otros casos, la misma herida, dependiendo de la personalidad de la persona, hace que el adulto sea quien abandone primero la relación por miedo a revivir la experiencia del abandono, generando así autosabotaje en sus relaciones personales.

2. Herida de rechazo

Después se encuentra la herida de rechazo, esta herida emocional se genera cuando el niño sufre experiencias de rechazo o critica destructiva, ya sea por familiares, amigos, maestros, o incluso desconocidos a medida que el niño va creciendo.

Esta es una herida emocional que puede llegar a ser muy profunda, por que genera adultos que no son capaces de verse a si mismos por lo que verdaderamente son, comienzan a auto rechazarse, como les fue condicionado en la niñez, así como también a auto despreciarse, internalizan el hecho de que no son dignos de amar ni de ser amados, y la más mínima critica les origina sufrimiento, y para compensarlo necesitan el reconocimiento y la aprobación de los demás.

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3. Herida de humillación

Ahora bien, la herida de humillación se genera cuando el niño siente que sus papás lo desaprueban y critican, fisurando así directamente a su autoestima. Estos niños también se encuentran relacionándose desde la dependencia en la vida adulta, y se vuelven personas complacientes que son capaces de hacer lo que sea con tal de sentirse útiles y válidos, debido a que su propio autorreconocimiento depende de la imagen que de él tienen los demás.

Son personas que en la adultez les cuesta expresarse, son expertos ridiculizándose, se consideran mas pequeños, menos importantes, dignos o valiosos de lo que en realidad son, así como también se consideran menos capaces. Se olvidan de sus propias necesidades para complacer a los demás, y ser alguien importante para ellos.

4. Herida de traición

También esta la herida de la traición o el miedo a confiar, esta herida se genera cuando el niño siente traición por alguno de sus papás, tutores o persona de su circulo cercano, al no cumplírsele una promesa y lo que genera son sentimientos de aislamiento y desconfianza, en ocasiones dichas emociones pueden transformarse en rencor o en envidia, y sentimientos de no merecimiento de lo prometido y comparación negativa con personas que si lo tienen. En la persona comienza a predominar la necesidad de control para evitar sentirse estafado.

5. Herida de injusticia

Y por ultimo se encuentra la herida de injusticia, esta se origina cuando los progenitores son fríos, rígidos y exigentes. Las faltas de respeto constantes hacia el niño van generando sentimientos de insuficiencia, inutilidad y la sensación de injusticia. Esta herida lo que genera es que el adulto se vuelva rígido e incapaz de negociar diversos temas con los demás, se les vuelve muy difícil aceptar otros puntos de vista y sus intenciones suelen girar en torno a ganar poder y perfeccionismo.

Conclusiones

En conclusión, las heridas emocionales de la infancia son un mal que muchos padecen sin darse cuenta, y es muchísimo mas normal de lo que se cree, contar con 1 o varias de ellas. Sanarlas es completamente posible y hay muchas maneras para hacerlo, recuperar la libertad emocional si uno se lo propone. El bienestar y la estabilidad interna son total y completamente posibles.

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María Fernanda Puig. (2023, julio 4). ¿Cómo nos afectan las heridas emocionales de la infancia?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/como-afectan-heridas-emocionales-infancia

Psicóloga

Ciudad Obregón

María Fernanda Puig es psicóloga especializada en el modelo de intervención psicológica humanista, e impulsora del programa de psicoterapia No Estás Solo.

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