Inicialmente, las escuelas especiales se consideraban "cajones de sastre" donde se contaba con alumnos de muy diversa naturaleza que no podían ser atendidos en la escuela ordinaria. Así, cayó en desuso la utilización del término “escuelas especiales”, cuya connotación se encontraba vinculda a una conceptualización categórica y estanca con finalidad clasificadora y/o segregadora, para pasar al empleo del concepto “necesidades educativas especiales” (NEE).
Este fenómeno entiende las circunstancias del alumno como un un proceso de aprendizaje dinámico e interactivo, al cual la escuela debe adaptar las enseñanzas a las características individuales del alumno (capacidades, limitaciones, ritmos de aprendizaje, etc.). Con dicho cambio, el alumnado con Necesidades Educativas Especiales es acogido dentro del aula ordinaria y se integra con el resto de escolares con la finalidad de potenciar su desarrollo personal e intelectual.
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Las Necesidades Educativas Especiales
Las primeras aportaciones en la conceptualización de las NEE no se realizaron hasta la pasada década de los sesenta, aunque fue en 1974 cuando Mary Warnok publicó un informe sobre el estado de la Educación Especial en Gran Bretaña. Este hecho fue el detonante de la aplicación de unas primeras medidas en el sistema educativo a nivel global, principalmente:
La formación y perfeccionamiento del profesorado
Esto se hizo en el sentido de orientar a este colectivo a la obtención de una mayor competencia y conocimiento específico sobre el concepto de Educación Especial y las implicaciones de su aplicación. La iniciativa pretendía dotar al conjunto de docentes de una serie de calificaciones oficiales de un año de duración y de un incentivo a nivel económico complementario.
La anticipación de la intervención educativa especial
Concretamente, en alumnos con NEE menores de cinco años, aumentando el total de escuelas maternales e infantiles para los niños con dificultades educativas más acusadas.
La ampliación del rango de actuación
Se pasó a trabajar también con el alumnado con NEE de entre dieciséis y diecinueve años una vez finalizada la escolarización obligatoria con la finalidad de ofrecerles las ayudas y orientaciones correspondientes a fin de consolidar una mayor integración social y económica en la vida adulta.
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La inclusión educativa
El concepto de “integración”, que inicialmente supuso un avance muy significativo en lo referente a la atención al conjunto de alumnos con NEE, posteriormente fue perdiendo su incipiente esencia. Así, este fenómeno empezó a ser vinculado a la segregación y al alejamiento de los escolares con dificultades de aprendizaje o algún tipo de disminución física o psíquica respecto de los niños sin esas características.
De ese modo, el proceso de integración fue entendido como un tipo de educación diferencial, donde el currículo educativo era aplicado de forma singular. El resultado fue nuevamente y paradójicamente un distanciamiento entre las dos clases de alumnado.
En contraste con lo expuesto anteriormente, el término de “inclusión” sustituye al anterior, otorgando definitivamente la significación que pretendía dársele originariamente a la anterior nomenclatura. La inclusión consigue desintegrar la visión individualista y perniciosamente taxónomica para alcanzar el objetivo prioritario de ofrecer una enseñanza de calidad e igualitaria para todos los alumnos, independientemente de si presenta un déficit o limitación.
Con la finalidad de unificar tanto los aspectos relativos al ámbito escolar como los correspondientes al área comunitaria de una forma global para cada alumno, se efectúa este cambio metodógico y conceptual.
En la educación inclusiva cada alumno es aceptado y valorado por sus particularidades, circunstancias y capacidades, y se les ofrece por igual las mismas oprortunidades de aprendizaje y los apoyos necesarias para potenciar su desarrollo al máximo nivel cualitativo.
Este nuevo modelo, por tanto, se circunscribe en un ámbito más cooperativo, en detrimento de la competividad más propia de la etapa de integración.
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Principios de la atención a la diversidad
La atención a la diversidad se define como una nueva forma de entender la enseñanza, la cual se fundamenta en los principios de:
Educación de calidad
Es decir, la garantía de ofrecer igualdad de oportunidades educativas al conjunto de todo el alumnado una vez asumida la existencia de diversidad en este colectivo, la cual es inherente y natural en el ser humano.
El esfuerzo compartido
Hace referencia al ambiente de colaboración y compromiso entre las partes que conforman la comunidad educativa.
Espacio educativo Europeo convergente
En este contexto se establezcan y se acuerden objetivos compartidos dentro del sistema educativo.
Bajo esta concepción se propone la Ley de «Equidad en la Educación», que pretende facilitar a los alumnos con NEE una serie de apoyos de diversa índole que garantice un proceso de aprendizaje educativo de calidad. Estas ayudas se refieren tanto a recursos materiales y personales otorgados a centros y familias, a la elaboración de programas específicos educativos y a la flexibilización en cada una de las etapas del sistema educativo.
El fin último de esta propuesta consiste en mostrar una mayor personalización en el proceso de enseñanza adaptado a las particularidades de cada escolar.
Intervención pedagógica en la atención a la diversidad
Con la finalidad de conseguir el objetivo que pretende la educación inclusiva y seguir los principios de la atención a la diversidad, desde el ámbito de la psicopedagogía se proponen las siguientes estrategias a aplicar en el contexto aula:
El trabajo por parejas o pequeños grupos
Este recurso presenta la ventaja de fomentar tanto la interacción entre iguales como la compartición de experiencias conjuntas, así como también permite que las aportaciones de un determinado alumno puedan complementar a las ofrecidas por otro, de tal manera que se consigue un mayor enriquecimiento durante el aprendizaje.
Debe de tenerse en cuenta el posible efecto de “instalarse en el déficit” que pueden presentar los alumnos más limitados en el caso de que la exigencia por parte del profesor no sea equitativa para todos los alumnos por igual.
El trabajo por rincones
La división del aula en distintas estaciones o rincones de aprendizaje posibilita una mayor dinamización y participación activa del proceso de aprendizaje puesto que todos los alumnos pasan por todas las estaciones, cuyas actividades a realizar han estado selectivamente preparadas por el profesor de forma previa.
Los grupos flexibles
El hecho de realizar particiones de los grupos clase en función de las necesidades educativas, nivel/velocidad de aprendizaje o de las particularidades de cada alumno permite un mayor aprovechamiento y una mayor personalización de la enseñanza.
Un aspecto negativo en la aplicación de este recurso es la posible aparición de actitudes comparativas respecto de las características de otros compañeros de clase pertenecientes a un distinto subgrupo.
Los talleres
En este caso, los grupos de trabajo se forman a partir de intereses e inquietudes de los alumnos. Este recurso presenta la ventaja de ser motivador para los niños, aunque debe asegurarse que en un momento u otro, todos deben realizar todos los talleres para poder asegurar un aprendizaje más completo.
En esta metodología, el profesor actúa como guía, con lo que se favorece la expresión de la creatividad, la inicativa y una mayor autonomía de trabajo.
Referencias bibliográficas:
- Cabrerizo, D. y Rubio Ma J. (2007). Atención a la diversidad: Teoría y Práctica. Madrid: Pearson Educación.
- Marchesi, A.; Coll, C. y Palacios, J. (1991). Desarrollo psicológico y educación. Madrid: Alianza.
- Tilstone, C., Florian, L. y Rose, R. (2003). Promoción y desarrollo de prácticas educativas inclusivas. Madrid: EOS.