Estás con tu hijo o tu hija adolescente en el coche, o en la cocina, charlando tranquilamente y, de repente, empieza a hablarte de esa primera persona especial. Te explica cómo se siente. Tú ya habías visto algo diferente hace unos días y ahora te lo ha confirmado. Tienes tu propia opinión y te preguntas si deberías decírselo o no.
Quizá te has sentido identificado/a con la historia anterior, quizá has tenido una experiencia totalmente diferente o quizá simplemente te interesa el tema. Sea como sea, es cierto que la comunicación con los adolescentes es un tema que preocupa, inquieta o incómoda a muchas personas porque no saben si están ayudado o no.
A lo largo de este artículo explicamos lo que dice la evidencia científica más reciente al respecto. Hablamos sobre turbulencia emocional, abordamos las diferentes señales para saber si estamos ayudando o interfiriendo y como la comunicación familiar impacta en todo esto.
¿La ciencia tiene respuestas a esta pregunta?
Recientemente se ha publicado un estudio en la revista Communication Research en el que de pretendía analizar la forma en que los padres y madres se implicaban en la vida sentimental de sus hijos e hijas impactaba en la relación familiar.
Para realizar el estudio, los investigadores reclutaron a un grupo de 264 participantes universitarios que tenían entre 18 y 24 años. Todos tenían en ese momento una relación de pareja. La mayoría de identificaron como blancos, heterosexuales y mujeres.
Cada participante completó una encuesta sobre su relación de pareja, la relación con uno de los progenitores (elegido al azar) y cómo este progenitor había apoyado o interferido en su relación sentimental. Además, también se les pidió que valorasen cómo de positivas o negativas habían sido las interacciones recientes con ese progenitor sobre su pareja y que valorasen cómo de caótica o estable percibían la relación con su padre o madre.
En otras palabras, el equipo de investigadores analizó dos tipos de implicación parental: la interferencia y la facilitación. Mientras en el primero se genera fricción y obstaculiza la relación, en el segundo se apoya de forma constructiva.
Los resultados fueron contundentes. Ambos estilos de implicación parental están relacionados con la turbulencia relacional, pero en direcciones opuestas. Es decir, toda la implicación parental tiene un efecto en la relación entre padres, madres e hijos/as. En este sentido, la forma de comunicarse es clave.
Si bien es cierto que el estudio se llevó a cabo con adultos jóvenes de entre 18 y 24 años, es importante tenerlos en cuenta también en la adolescencia puesto que muchas relaciones sentimentales empiezan en esa etapa vital y la figura de los progenitores es crucial.
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¿Qué es la turbulencia relacional?
En psicología de la comunicación se creó el concepto de turbulencia relacional para hacer referencia a un estado o periodo de inestabilidad e intensidad emocional en una relación. Esto suele suceder cuando dicha relación está atravesando cambios significativos.
En otras palabras, podríamos decir que la relación estuviera atravesando aguas turbulentas. Como consecuencia, tanto los pensamientos como las emociones se experimentan de forma más intensa y, por tanto, las reacciones suelen serlo también. En definitiva, todo en ese momento es más fuerte y menos predecible.
¿Cómo puedo saber si estoy ayudando (facilitando) o interfiriendo?
En el contexto del estudio, se vio que la forma en la que los hijos percibían que sus padres y madres se implicaban estaba directamente relacionada con la turbulencia emocional. Si percibían que sus padres les apoyaban, se fortalecía la relación paterno-filial. Si, por el contrario, percibían que estaban dificultado la relación de pareja, la tensión y los conflictos incrementaban.
En términos generales, la facilitación por parte de padres y madres es percibida por hijos e hijas como un respaldo o una guía, no una imposición o control.
En el lado opuesto, encontramos aquellas intervenciones en las que se genera tensión y pueden dificultar la comunicación en un futuro. Los progenitores no siempre son conscientes de que esto está sucediendo, pero los hijos e hijas sí lo tienen claro.
La interferencia parental está relacionada con las críticas —directas o indirectas— hacia la pareja o la relación, el uso de sarcasmo o comentarios despectivos, la imposición de reglas injustificadas, la implicación en las discusiones de pareja y la presión por obtener información que los hijos/as no desean compartir.
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La importancia del tipo de comunicación familiar
El estudio llevado a cabo por Schrodt y Stager encontró hallazgos interesantes en relación con la comunicación familiar. Parece ser que la forma en que la unidad familiar tiende a comunicarse influye mucho en cómo los hijos e hijas perciben la implicación de los padres.
Por un lado, se observó que en las familias en las que hay poca comunicación abierta, la interferencia tuvo un mayor impacto negativo en la relación entre padres e hijos. Esto sucedía especialmente cuando los hijos daban mucha importancia a la opinión de sus padres. En las familias en las que había una comunicación abierta, la interferencia tuvo un menor impacto en el vínculo paterno-filial.
Algo similar se observó en relación con la facilitación. En las familias con baja orientación a la comunicación, la facilitación (el apoyo) tuvo un mayor efecto positivo en los hijos cuando estos valoraban mucho la opinión de sus padres. Sin embargo, en las familias en las que había una alta comunicación abierta, el apoyo parental se relacionaba con una mayor turbulencia si los niños valoraban mucho la opinión de los padres.
En relación con esto último, que puede resultar llamativo para algunas personas, los investigadores hipotetizaron que quizá un apoyo continuado se podía percibir como intrusivo puesto que son etapas en las que se necesita reafirmar la autonomía.
En resumen, lo que observaron los investigadores es que tanto el tono de la conversación como la forma en la que habitualmente se comunica la familia son aspectos realmente importantes para la percepción de la experiencia y, como consecuencia, para la relación entre padres e hijos.
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