Aunque muchas veces consideremos que "la vida" es una única cosa que todos experimentamos, lo cierto es que hay algunos matices que hacen que cada uno pasemos por ella de diferentes formas. Uno de los factores que hace que cambie es el contexto material en el que vivimos, como por ejemplo el tipo de familia en el que nacemos, el dinero del que disponemos, el lugar que habitamos, etc.
Sin embargo, un factor no menos importante es la manera en la que nuestro propio cuerpo nos hace vivir. Y, en ese sentido, el paso de los años y la edad hacen que experimentemos las cosas de otra manera.
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¿Existen "etapas vitales"?
Es por eso, por ejemplo, que en la historia de la psicología son muchos los autores que se han propuesto clasificar etapas de la vida, especialmente las que forman parte de una de sus fases: la infancia. Aunque cada uno definió criterios propios para decidir dónde terminaba una y dónde empezaba la otra.
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, definió diferentes etapas de desarrollo psicosexual, una teoría muy relacionada con su idea de la mente inconsciente. Jean Piaget, a su vez, sentó las bases de la Psicología Evolutiva al establecer etapas del desarrollo cognitivo que van desde la infancia hasta la adultez.
Pero todas estas ideas se enmarcan en un contexto teórico más amplio que nos habla sobre las etapas de la vida en general, valorando tanto los cambios psicológicos como los que son físicos.
Las diferentes fases de la vida por las que pasamos
A continuación veremos cuáles son las principales etapas de la vida que definen cómo nos comportamos, cómo percibimos la realidad y cuáles son nuestras necesidades.
Aunque es cierto que los límites de estas etapas no están muy claros y es discutible si unas empiezan o terminan antes o después, hay un consenso relativo acerca de cuáles son y de qué manera ocupan nuestras vidas.
1. Etapa prenatal
La vida empieza antes de nacer, y la etapa prenatal es la que incluye los momentos en los que aún no se ha salido del útero. En ese periodo ya somos capaces de aprender a través del tacto y de los sonidos, es decir, que el cerebro humano ya asocia estímulos a respuestas adecuadas. De hecho, el vínculo entre el bebé y la madre ya se establece en esta etapa, a partir del intercambio de sonidos y del tacto (además de a través de los flujos compartidos de hormonas, claro).
En parte, la línea temporal que separa el nacimiento, por un lado, y la etapa de desarrollo en el útero, por el otro, es arbitrario en lo que se refiere al desarrollo psicológico: las mismas habilidades mentales que tenemos justo después de nacer las tenemos horas antes del parto.
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2. Primera infancia
La primera infancia se inicia en el momento de nacer y termina alrededor de los 3 o los 4 años. Es la etapa en la que se dan los pasos más importantes en el desarrollo del lenguaje y además se realizan los aprendizajes esenciales sobre cómo funciona el mundo y el movimiento de las cosas.
Una de las características más llamativas de esta fase de la vida es la facilidad con la que niños y niñas de muy corta edad aprenden a hablar y a comprender lo que se les dice. Esto ocurre, en parte, por una predisposición a detectar diferencias muy sutiles entre los fonemas y a identificar sílabas y palabras, de modo que en cuestión de pocos meses, y a partir de aproximadamente el año y medio tras el nacimiento, el vocabulario que pueden usar los pequeños se expande con gran rapidez.
Además, el uso del lenguaje hace que se empiecen a crear en su mente conceptos cada vez más abstractos y complejos que ayudarán a llegar a un grado de comprensión más profundo acerca de las cosas.
Por otro lado, en el final de esta etapa, los niños y las niñas empiezan a desarrollar lo que se conoce como teoría de la mente: pasan a ser capaces de comprender que cada individuo tiene distintos niveles de conocimiento sobre algo, y no dan por supuesto que todos saben lo que uno mismo ha observado (quizás, estando a solas).
3. Niñez temprana
Esta etapa de la vida es la que, más o menos, va de los 3 a los 6 años; por eso se la define también como etapa preescolar.
En esta fase se forma el autoconcepto y se gana la capacidad de pensar en los estados mentales de los demás, ya sea para intuir sus intenciones o para saber qué información no saben. Esta habilidad se llama teoría de la mente.
Por otro lado, en esta fase de la vida ya es muy importante la vida social que los niños y niñas mantienen con sus iguales, es decir, los pequeños de su misma edad, por lo que sienten la necesidad de experimentar cosas más allá del ámbito familiar, que es su primer espacio de socialización. Eso sí, su modelo a seguir o referente, por lo general, sigue estando conformado por papá y mamá.
4. Niñez intermedia
La niñez intermedia o escolar va de los 6 a los 11 años. En esta etapa se producen muchos progresos en la capacidad para comprender operaciones matemáticas y la estructura de frases complejas.
Del mismo modo, la importancia de tener buenas relaciones con los demás y de dar una buena imagen empieza a ganar peso, y también se valora más la inclusión en un grupo de amistades.
5. Adolescencia
La adolescencia va de los 11 a los 17 años. Es una etapa crucial, ya que se consolida la capacidad para pensar en términos abstractos y además se producen unos cambios hormonales que pueden producir cierta labilidad emocional.
Además, en la adolescencia se produce la parte más intensa de la búsqueda de la propia identidad, y los círculos sociales a los que se quiere pertenecer ganan mucha influencia en la persona.
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6. Etapa de la juventud
Esta etapa va, aproximadamente, de los 18 a los 35 años. Aquí se produce la consolidación de los círculos de amistad más duraderos y se aprende a vivir con un alto grado de independencia, de modo que ya casi no se depende de los padres. Psicológicamente y biológicamente, las capacidades físicas y mentales también llegan a su techo, y entre los 25 y los 30 años empiezan a decaer ligeramente.
7. Etapa de la madurez
La madurez va de los 36 a los 50 años. En esta fase se consolida la faceta laboral y se aprende del todo una especialización que permitirá generar ingresos para vivir de forma independiente en la mayoría de países occidentales.
Por otro lado, las expectativas de cambio en la propia vida van quedando moderadas y los objetivos vitales se orientan más hacia la estabilidad.
8. Etapa de la adultez madura
Esta fase va de los 50 a los 65 años. En ella se acostumbra a consolidar el nivel de ingresos a unos niveles que permiten vivir mejor que antes, pero se producen cambios corporales que hay que saber gestionar. A la vez, la valoración de la estabilidad también aumenta.
9. Tercera edad
La tercera edad empieza a los 65 años, y en ella se gana una nueva independencia al desaparecer las obligaciones laborales habituales y al producirse la marcha de los hijos e hijas que se haya podido tener.
En algunos casos esto produce el Síndrome del Nido Vacío, y la exposición al duelo es más frecuente a medida que mueren familiares de la misma generación y amistades.