¿Es posible que nuestros hijos tengan una relación sana con las pantallas?

Los dispositivos electrónicos no son necesariamente dañinos en la infancia y en la crianza.

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Las pantallas están por todos lados y es realmente difícil criar a nuestros hijos alejados de ellas. Esto, sumado al hecho de que hoy en día disponemos de mucha información que explica los graves riesgos que dicha tecnología supone para las criaturas, hace que muchos padres y madres se pregunten si es realmente posible que sus hijos e hijas tengan una relación sana con las pantallas.

A lo largo de este artículo nos apoyamos en la evidencia científica para ofrecer una respuesta a esa pregunta que tanto angustia a madres, padres y cuidadores. Hablamos de los riesgos de las pantallas y las últimas recomendaciones, pero también de beneficios y estrategias para favorecer este equilibrio.

El mundo digital en que crecen los niños y las niña hoy

En las últimas décadas, el acceso a Internet y al mundo digital se ha expandido por casi todo el mundo y, en datos de UNICEF, son unos cinco mil millones de personas las que actualmente están conectadas. Sin embargo, esta misma fuente señala que dos tercios de los niños en edad escolar no tienen acceso a Internet en casa y esto supone una desventaja para ellos en algunos aspectos.

En aquellos países en los que la conexión al mundo digital forma parte del día a día, las criaturas empiezan cada vez antes a acceder a Internet. De hecho, en muchos países las cifras que hablan del tiempo de ocio que los adolescentes invierten frente a las pantallas son escalofriantes.

Es cierto que las pantallas son ya una parte inevitable del entorno de la mayoría de criaturas y adolescentes. Por ello, es importante aprender a diferenciar los posibles usos de las mismas y, sobre todo, trabajar por ayudarles a construir una relación consciente y saludable con las pantallas.

Lo que dice la ciencia sobre pantallas y salud

El tema de las pantallas ha cobrado una gran importancia en los últimos años. Primero se consideraron herramientas muy potentes y recomendables para el aprendizaje y posteriormente han empezado a conocerse los riesgos y posibles daños derivados de un exceso de su uso.

Entonces, ¿en qué punto estamos en la actualidad? Por un lado, sabemos que existe evidencia más que suficiente en la que se demuestra que el uso excesivo de pantallas tiene un impacto tanto en la salud física como en la emocional y mental. Se han observado desde interferencias en el sueño, mayor riesgo de obesidad y problemas metabólicos hasta un aumento de problemas conductuales.

A nivel de desarrollo cognitivo, también se observó que un mayor consumo de pantallas en preescolares se asociaba con un peor desarrollo de las funciones ejecutivas —relacionadas con el autocontrol, la memoria de trabajo y la atención—.

La buena noticia es que un estudio reciente encontró que al reducir drásticamente el uso recreativo de pantallas a 3 horas por semana mejoró la salud tanto en niños como en adolescentes. Se observó una disminución de los síntomas internalizantes (ansiedad, retraimiento, etc.) y de las problemáticas conductuales. Asimismo, también se produjo un aumento de conductas prosociales.

Es necesario tener presente que al hablar de una relación sana con las pantallas, o el mundo digital, no podemos tener únicamente en cuenta el tiempo que se usan. El contenido que se consume es igual de importante puesto que se ha observado que las criaturas pueden acceder con relativa facilidad a contenido totalmente inapropiado y que esto tiene un fuerte impacto en su desarrollo.

Recomendaciones pediátricas actualizadas

En los últimos años se han compartido y actualizado las recomendaciones que hacen las grandes asociaciones y organizaciones (OMS, AAP, AEP…) en relación con el uso de las pantallas en la infancia.

En concreto, la Asociación Española de Pediatría (AEP) publicó recientemente sus recomendaciones:

  • De 0 a 6 años, se recomienda evitar las pantallas puesto que no hay una cantidad de tiempo segura para estas edades. Incluyen como excepción las videollamadas a familiares.
  • De 7 a 12 años recomiendan máximo una hora al día, incluyendo los deberes escolares. Siempre con supervisión y preferiblemente en un despótico fijo, evitando dormitorios y comidas.
  • De 13 a 16 años máximo dos horas al día. Para estas edades las recomendaciones son los dispositivos sin Internet y retrasar el uso de teléfonos móviles inteligentes.

¿Qué significa una relación sana con las pantallas?

Las recomendaciones de la AEP son claras y contundentes puesto que se han observado a lo largo de los últimos años muchos problemas relacionados con el sueño, la alimentación, el sedentarismo, la obesidad, los problemas de regulación emocional e incluso de atención.

Sin embargo, sabemos que puede llegar a ser muy difícil cumplir con estas recomendaciones. De hecho, hay otras entidades que abogan por un enfoque algo más flexible en el que se hace mucho hincapié tanto en la necesidad de que los padres se involucren como en la importancia de supervisar el contenido.

Si lo que queremos es que nuestros hijos e hijas tengan una relación saludable con las pantallas debemos entender que prohibirlas no va a solucionar el problema. Lo importante es asegurarnos de que las pantallas no sustituyen ninguna actividad crucial para el desarrollo como el descanso, el juego libre, el movimiento o las interacciones sociales presenciales.

Además, es importante que la tecnología se use con un propósito y que los adultos acompañen estos momentos para ayudar a las criaturas a reflexionar sobre lo que ven, interpretar la información y ser críticos/as con el contenido que están consumiendo.

Por último, es crucial que como adultos protejamos y cuidemos los momentos de conexión familiar como pueden ser las comidas o la hora de irse a dormir. En estos momentos es importante que nadie use pantallas y que nosotros prediquemos con el ejemplo. Es innegable que las pantallas forman parte de nuestra vida, pero es crucial que nuestra vida no gire en torno a las pantallas.

Las pantallas como oportunidad

A pesar de que se están extendiendo los riesgos asociados al abuso de las pantallas, no podemos obviar el hecho de que pueden aportar beneficios interesantes siempre que se usen de forma adecuada y con el acompañamiento oportuno.

Las nuevas tecnologías son una forma de acceder fácil y rápidamente a recursos educativos y culturales. Además, ayudan a desarrollar las habilidades digitales que tan necesarias son en la actualidad y pueden incluso ofrecer espacios de socialización para aquellas personas que tienen más dificultades o menos opciones de acceder a otros espacios presenciales.

Hay estudios que demuestran que los videojuegos pueden ser una herramienta poderosa que potencia el desarrollo de competencias y habilidades como la cooperación social, la creatividad y la resolución de problemas y conflictos.

En conclusión, sí es posible que nuestros hijos tengan una relación saludable con las pantallas siempre y cuando les enseñemos a usarlas de forma óptima. Nosotros somos el principal modelo y es importante que pasemos tiempo con ellos mientras están conectados.

Además, es nuestra responsabilidad establecer reglas claras en cuanto a los horarios y los espacios libres de pantallas. Por último, puede ser interesante darles alguna alternativa. De este modo pasaremos de un control externo (parental) a tener las herramientas suficientes para la autorregulación.

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  • Nathanson, A., Aladé, F., Sharp, M., Rasmussen, E., & Christy, K. (2014). The relation between television exposure and executive function among preschoolers. Developmental Psychology, 50(5), 1497–1506.
  • Schmidt-Persson, J., Rasmussen, M. G. B., Sørensen, S. O., Mortensen, S. R., Olesen, L. G., Brage, S., Kristensen, P. L., Bilenberg, N., & Grøntved, A. (2024). Screen Media Use and Mental Health of Children and Adolescents: A Secondary Analysis of a Randomized Clinical Trial. JAMA Network Open, 7(7), e2419881.
  • UNICEF Innocenti. (2025). Childhood in a digital world: Screen time, digital skills and mental health. UNICEF Innocenti.

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Nerea Moreno. (2025, septiembre 5). ¿Es posible que nuestros hijos tengan una relación sana con las pantallas?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/es-posible-hijos-tengan-relacion-sana-con-pantallas

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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