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Las buenas intenciones pueden arruinar la crianza de un hijo

Las mejores intenciones no siempre garantizan una crianza sana y equilibrada.

Las buenas intenciones pueden arruinar la crianza de un hijo

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Popularmente se decía que los niños vienen con un pan debajo del brazo. Lo que está claro que no traen con ellos es un manual de instrucciones. Aunque algunas personas creen que la crianza es algo que se da de forma natural y que no hay que hacer nada específico para criar, la realidad es distinta.

Salvo en casos concretos —y excepcionales—, la mayoría de padres y madres quieren lo mejor para sus hijos e hijas. No obstante, las buenas intenciones no siempre encajan con las necesidades reales de las criaturas ni con lo que se considera más adecuado para favorecer un desarrollo óptimo.

A lo largo de este artículo exponemos algunas de las principales dinámicas que se producen a nivel familiar que, aunque se basan en las mejores intenciones, no están beneficiando tanto como podríamos llegar a pensar en el proceso de criar a nuestros hijos.

La sobreprotección

En términos generales, tanto padres como madres priorizan el bienestar físico y emocional de sus hijos e hijas. No hay nada de malo en esto, de hecho, es nuestra responsabilidad como adultos garantizar las condiciones óptimas para un desarrollo adecuado en todas las esferas.

El problema aparece cuando intentamos constantemente resolver sus problemas, evitar absolutamente cualquier situación que consideremos que pueda generar un mínimo de malestar o frustración y cuando aparece por nuestra parte una necesidad de control excesivo. La consecuencia de esto son criaturas con una tolerancia a la frustración muy baja, poca autonomía y niveles de ansiedad más altos.

Los niños y las niñas necesitan enfrentarse a situaciones que generen grados tolerables de malestar y estrés para fortalecer la resiliencia y ampliar su ventana de tolerancia. Lo importante para su desarrollo es que seamos un espacio seguro y que les apoyemos en este tipo de situaciones para que puedan explorar, aprender y ser más autónomos/as.

Evitar conflictos a toda costa

En ocasiones, a algunos padres y madres se les hace extremadamente complejo sostener el malestar de sus criaturas y esto les lleva a intentar evitar por todos los medios los conflictos o que su hijo/a sienta emociones desagradables.

De nuevo, algo que se hace con la mejor de las intenciones —que mi hijo/a no sufra— suele tener una consecuencia contraria a la esperada. Lo más habitual es que las criaturas acaben teniendo mayores dificultades para tolerar y manejar la frustración. Además, puesto que no tienen un modelo que ponga límites claros y consistentes, ellos tampoco aprenden a hacerlo.

Como padres y madres, es importante que tengamos claro que nuestros hijos e hijas necesitan límites que les cuiden. Además, cuando en casa se producen conflictos surge una oportunidad ideal para aprender herramientas de resolución de conflictos en un entorno seguro. Estos aprendizajes le servirán en su vida fuera de casa también.

Confundir la disciplina con el castigo

En ocasiones, lo que sucede es que algunos padres y madres creen que los niños y las niñas no aprenden si no es con castigos, gritos o amenazas. El problema está en que este tipo de crianza genera miedo y, aunque una respuesta basada en esta emoción se asocia a la obediencia, el vínculo se deteriora y los valores no se integran.

Los niños necesitan poder confiar en sus figuras de referencia y sentirse seguros tanto a nivel interno como externo. Solo cuando hay un vínculo fuerte y seguro se integran los aprendizajes y las experiencias de una forma saludable. Los padres y las madres deberían ser una figura que guía, cuida y sostiene; no una figura que reprime y da miedo.

Sobreestimular para conseguir “el éxito”

Vivimos en una sociedad muy competitiva y con infinitas opciones. Esto ha supuesto que muchos niños y niñas acaben teniendo agendas casi más apretadas y llenas que las de los adultos con clases extraescolares, actividades antes y después de la escuela e incluso los fines de semana. De hecho, se han llegado a recomendar actividades para realizar durante el embarazo y así estimular ciertos aprendizajes.

La consecuencia observable de este tipo de dinámicas es un mayor nivel de estrés en las criaturas, la falta de tiempo para jugar libremente y sin estructura, el declive de la creatividad y una autoestima basada en el logro. Todo esto puede generar problemas a medio, corto y largo plazo. Los niños necesitan rutinas, por supuesto, pero equilibradas para no sobreestimular y que acaben siendo contraproducentes.

Las criaturas necesitan poder tener espacios para explorar libremente el mundo que les rodea mediante el juego y el movimiento porque esto está relacionado con un desarrollo saludable tanto a nivel físico como emocional. Jugar les permite aprender cómo funciona el entorno que les rodea, pero también su mundo interno. El juego es una herramienta natural que les ayuda a procesar sus emociones y todo lo que han vivido.

Demonizar la comida

La mayoría de nosotros/as ha crecido escuchando que ciertos alimentos son buenos mientras que otros son malos. Habitualmente se usaban estos términos para hacer referencia a sí “adelgazan” o “engordan”. Es cierto que en los últimos años ha habido un cambio considerable en cuanto al discurso y ahora parece enfocarse más en términos de buena o mala para la salud.

El problema que se esconde detrás de las prohibiciones o las reglas excesivamente estrictas alrededor de ciertos alimentos es que generan ansiedad y culpa. Incluso pueden llegar a desconectar de las señales corporales de hambre y saciedad. Como consecuencia, pueden acabar desarrollándose ciertos trastornos de la conducta alimentaria a la vez que otros problemas de salud tanto física como mental.

Lo más probable es que los padres y madres que prohíben alimentos lo hagan con las mejores intenciones y lo único que quieran sea cuidar y proteger a sus hijos. Sin embargo, alimentar no es solo una cuestión de aporte nutricional sino que también se relaciona con el vínculo. Con la comida también transmitimos cuidado y seguridad. Demonizar ciertos alimentos puede suponer una lucha por el poder que incrementa la atracción por lo prohibido.

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  • MacNamara, D. (2016). Rest, Play, Grow: Making Sense of Preschoolers (or Anyone Who Acts Like One). Vancouver, BC: Aona Books.
  • Neufeld, G., & Maté, G. (2006). Hold On to Your Kids: Why Parents Need to Matter More Than Peers. Ballantine Books.
  • Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2016). No-Drama Discipline: The Whole-Brain Way to Calm the Chaos and Nurture Your Child’s Developing Mind. Bantam.
  • Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2012). The Whole-Brain Child: 12 Revolutionary Strategies to Nurture Your Child’s Developing Mind. Bantam.

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Nerea Moreno. (2025, agosto 27). Las buenas intenciones pueden arruinar la crianza de un hijo. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/buenas-intenciones-pueden-arruinar-crianza-hijo

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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