Entrevista a Gonzalo Pin: «Aprender a dormir es como aprender a caminar»

El pediatra Gonzalo Pin charla con nosotros acerca del sueño infantil.

Entrevista Gonzalo Pin

El pediatra Gonzalo Pin Arboledas es experto en sueño infantil, coordinador del grupo de sueño y cronobiología de la Asociación Española de Pediatría y autor de varios libros. En esta entrevista con Psicología y Mente explica por qué los hábitos para un buen descanso comienzan desde la gestación y dependen, en gran medida, del ambiente en el que se desarrolla el menor.

El sueño infantil: preguntas y respuestas con un pediatra experto

Este experto subraya la importancia del ritmo actual incesante. Insiste en que la velocidad en la que vive la sociedad occidental actualmente es nociva, sobre todo antes de ir a la cama.

¿Qué lo llevó a estudiar el sueño infantil?

Hace más de 30 años, cuando trabajaba como pediatra en una unidad de cuidados intensivos, tuve mi segundo hijo. Él no dormía nada, lloraba continuamente. Sin embargo, en toda mi formación, nadie me había explicado esto del sueño en la infancia.

Así que, hablando con compañeros, nos dimos cuenta de que ninguno sabía qué hacer en este tipo de situaciones. Empezamos a indagar. Leímos algunos libros e hicimos cursos. Luego nos dedicamos, fundamentalmente, a la pediatría del desarrollo mental y al sueño en niños con enfermedades crónicas, como alternaciones de neurodesarrollo o enfermedades renales.

Desde hace unos años, dedicamos todo nuestro tiempo al sueño pediátrico. En el Hospital Quironsalud de Valencia, en España, montamos un unidad multidisciplinar del sueño donde hemos podido crear conciencia de que el buen descanso es un hábito de vida importante, que hay que cuidar.

¿Por qué asegura que el sueño comienza desde la gestación?

A partir del último trimestre, los centros reguladores de la melatonina ya están presentes y el reloj biológico del futuro bebé está perfectamente conectado al cuerpo de la mamá, a través de la placenta.

Entonces, si la madre tiene unos horarios de sueño regulares, esa información, por medio de los neurotransmisores, llega al feto y le va “enseñando” cuándo es de noche. Al nacer, sus neuronas trabajan de forma individual con esa información que la mamá le transmitió.

¿Cómo saben los adultos que su hijo o hija duerme bien?

Un pequeño duerme bien en función de su edad. Es decir, si un bebe, de ocho o nueve meses duerme de manera continua, cuatro o cinco horas, eso es dormir bien. Si un niño de dos años se despierta una o dos veces en la noche, eso es dormir bien.

Quizá lo más importante es transmitir a los familiares que el termómetro de que duerme bien, se mide en función de la calidad y el ritmo adecuado. También si lo percibimos contento al otro día o si está en la escuela y la docente nos dice que, su desarrollo psicomotor y neurocognitivo tienen un desempeño correcto.

Resalto que cada persona tiene unas necesidades de sueño diferentes. Entonces, es importante no solo preguntarnos cuánto duerme, sino cuándo. Se trata de un proceso similar al de aprender a caminar. Cuando un niño nace, no anda. Para dejar de despertarse, tardará meses e incluso años.

¿Cómo impacta el buen descanso en su neurodesarrollo?

La naturaleza dedica más tiempo al sueño que a la vigilia. Lo que sabemos es que el sueño tiene muchas funciones. Cuando estamos activos, gastamos energía que produce desechos (adenosina). Estos se van acumulando en nuestro organismo, fundamentalmente, en el sistema nervioso central, lo que dificulta la conexión entre una neurona y otra.

Aquí el reloj biológico dice “alto” y es cuando nos da sueño, porque el organismo necesita limpiarse y prepararse para el día siguiente. Esto pasa en todas la edades, pero en la infancia, el sueño es un gran arquitecto de la neuroplasticidad, que es la capacidad del sistema nervioso para modificar su estructura y funcionamiento.

Durante esta etapa suceden procesos de crecimiento neuronal, que facilitan la interacción con el entorno y el aprendizaje. Además, juega un papel importante para conectar la amígdala, una estructura cerebral, que regula toda la parte emocional. Entonces, cuando no tenemos una buena calidad de sueño, el control de los impulsos y la capacidad de aprendizaje o de memoria se altera.

¿Y durante las enfermedades?

Los menores que tienen un sistema inmune todavía inmaduro, necesitan el sueño para defenderse de las infecciones. Por eso dormimos más cuando nos sentimos mal, porque necesitamos más tiempo para producir defensas. Luego, hay otra sustancia muy importante, que es la hormona del crecimiento que se segrega fundamentalmente en la fase más profunda del sueño.

¿Por qué el sueño se valora en familia?

Durante los primeros años, la familia funciona como un complejo dinámico activo, que quiere decir que todos los seres se van desarrollando juntos y que lo que le pase a uno influye en el otro. Así que, yo no entiendo al hijo, sino puedo entender lo que le pasa a la madre y, al contrario. El menor no es un ser que vive aislado de su entorno.

Por eso es muy importante transmitir a las familias dos ideas: una es que no son las culpables de las dificultades con el sueño, que probablemente sean los horarios u otros factores, y que nadie nos enseña a criar, es algo que vamos aprendiendo.

¿Cómo garantizar un buen acompañamiento para lograr que los menores tengan rutinas sanas?

Hay que comprender que el desarrollo de las infancias no es lineal, que hay momentos en que no avanza y que su descanso no solo responde a factores genéticos, sino también psicológicos y ambientales. Al año de vida, aproximadamente el 60% del patrón de cómo duerme depende de su contexto.

La higiene del sueño comienza por la mañana, con la luz natural y la actividad al aire libre. Más o menos una hora antes de dormir, hay que proponer rutinas que desaceleren la actividad física. Antiguamente se sentaban alrededor de una fogata a contar historias. Si esa desactivación no sucede, los adultos deben volver a empezar, en lugar de pelear.

Por otra parte, hay que eliminar las pantallas y aparatos que emitan luces y concienciarse de que el ritmo de los menores es lento. Que la velocidad les genera estrés y que no pueden hacer varias actividades al tiempo. Dormir, durante la infancia, es un proceso que requiere de paciencia.

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Laura Panqueva Otálora. (2025, marzo 31). Entrevista a Gonzalo Pin: «Aprender a dormir es como aprender a caminar». Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/entrevistas/entrevista-gonzalo-pin-aprender-a-dormir-es-como-aprender-a-caminar

Laura Panqueva Otálora es periodista especializada en temas de salud, género y derechos humanos. Ha sido directora de comunicación en Médicos Sin Fronteras México y antes en Colombia. Ha trabajado como reportera y editora en la agencia EFE. Actualmente colabora para revistas internacionales.

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