Es madre, pedagoga, técnica en integración social y creativa. Además, Bele Valcarce (Vigo, 1984) lleva seis años al timón de Mon Pettit Ó, un espacio que acompaña crianzas a través de una tienda de juegos y juguetes que fomentan la igualdad, el respeto y la sostenibilidad. En estas fechas de consumismo y regalos a los más pequeños, hablamos con ella de la importancia del juego en el desarrollo de niños y niñas.
Uno de tus lemas es que “Jugar es algo muy serio”.
Cuando alguien llega a la tienda y me pide un producto “no sólo para jugar”, me echo las manos a la cabeza. ¡No hay nada más serio que el juego! Jugar es el canal que tienen nuestros peques para expresarse, para mostrarnos cómo ven el mundo, para comunicarse… Jugar es algo muy serio porque sienta las bases de estas personitas. A través del juego, los niños interiorizan habilidades sociales y valores.
¿Qué impacto tiene el juego en el desarrollo infantil?
Es crucial. Hay que favorecer espacios de juego y de juego familiar. Es fundamental que los peques sientan nuestra presencia. Acompañarlos mientras juegan es una manera de transmitir valores que serán la base de su desarrollo.
¿Y qué características debe tener un juego o juguete para ser educativo?
Debe tener valores y fomentar el juego libre. Por ejemplo, si se trata de un juego de piezas, estas deberían ayudar a desarrollar habilidades psicomotrices en los más pequeños o de cálculo en los más mayores.
Está muy de moda, entre padres y educadores, hablar de “juego heurístico”. ¿Qué es exactamente?
Es el juego libre de toda la vida pero en un ambiente preparado por el adulto donde se ofrece al peque objetos cotidianos o materiales educativos que le permitan experimentar, sin una intención específica, para que cada niño o niña lo interprete a su manera y le permitan jugar de manera autónoma. Este tipo de juego permite experimentar, fomenta la imaginación y es creatividad en estado puro. No hay reglas estrictas que seguir y tiene una intención de aprendizaje.
Tu recomiendas acompañar en el juego, ¿pero cómo podemos intervenir cuando el peque esta en ese proceso de invención y creación, de juego libre?
Hay que vigilarle por si se pone en peligro, pero no recomiendo la interrupción ni las preguntas que direccionen el juego, ya que les puede cortar la creatividad.
¿Qué es lo que nunca regalarías a tus hijos?
Jamás regalaría un juego que discrimine por género, raza o cultura.
La cuestión de los jugetes y el género sigue trayendo cola. ¿Cómo valoras esta relación?
Por desgracia, queda mucho por hacer. La mayoría de las grandes superficies siguen discriminando por género: pasillo azul para niños y rosa para niñas. En nuestro espacio, por ejemplo, nunca preguntamos si el infante es niño o niña.
Entonces, ¿qué preguntáis?
Preguntamos qué le gusta, cuál es su entorno, si vive en un medio rural o urbano… Intentamos, con estas preguntas, hacer pedagogía con los adultos. Al final, somos los mayores quienes cargamos con mochilas llenas de prejuicios, muchas veces inconscientes. Los sesgos los marcamos nosotros.
A veces, los niños ven anuncios que fomentan esa división tradicional y nos piden ese tipo de juguetes. ¿Qué recomiendas en estos casos?
El control de lo que ven los niños lo tenemos los adultos; su entorno, en gran medida, lo elegimos nosotros. Un juguete muy mediático o bélico tiene una fecha de caducidad. Nuestros juegos, en cambio, tienen una durabilidad mucho mayor.
¿Qué quieres decir con mayor durabilidad?
Que el juguete se adapta a las niñas y niños, y no al revés. A medida que el infante crece, puede seguir utilizando ese juguete de otras maneras.
Hablemos de los más pequeños y de lo mucho que aprenden en la primera infancia. ¿Qué materiales son los mejores para el desarrollo entre los 0 y los 3 años?
En esta etapa, los peques están en plena expansión y descubriendo el mundo. Al inicio, es una fase muy oral, así que recomiendo materiales blandos y libres de tóxicos. Más adelante, es bueno incorporar colores y piezas para apilar o encajar, ya que ayudan a desarrollar habilidades motrices. En definitiva, materiales que permitan manipular e investigar de diferentes maneras.
¿Y para el neurodesarrollo?
Hay distintos. La caja de permanencia del objeto, por ejemplo. A través de este juego, ayudamos a que los infantes entiendan que, aunque no vean algo, sigue existiendo. Cuando interioricen este concepto, será más fácil que acepten y se adapten a la ausencia de los padres, ya que serán conscientes de que van a volver, aunque en ese momento no los puedan ver. Este tipo de juegos son adecuados a partir de los 6 meses.
Vivimos días de compras compulsivas y muchos regalos. ¿Cuántos recomiendas por niño o niña?
Prefiero hablar de calidad antes que de cantidad. Hay muchos tipos de familias y recursos económicos, pero insisto en centrar la mirada en el juego compartido y familiar. Lo que más necesitan los niños es tiempo de calidad, que juguemos con ellos. Si son dos juguetes, que sean dos que permitan compartir y acompañarlos en el juego. Si son cinco, lo mismo. Además, recomiendo evitar los juguetes con caducidad o que no sean adecuados para su edad. Aquí aplica la máxima de menos es más.
Y para quienes no tienen hijos, como los tíos, tías, amigos o amigas sin experiencia en educación, ¿qué les aconsejas a la hora de elegir un regalo?
Que acudan a una juguetería con valores, que no discrimine por género. Que eviten las modas pasajeras y visiten tiendas de barrio, donde profesionales pueden asesorarlos. En definitiva: proximidad y valores.
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