Se estima que entre el 6% y el 9% de la población mundial sufre algún tipo de fobia.Cientos de millones de personas conviven con miedos irracionales más o menos intensos que pueden llegar a comprometer su calidad de vida y afectar a su autoestima. Y estas fobias, que son condiciones psicológicas englobadas dentro de los trastornos de ansiedad, siguen siendo, en parte, uno de los grandes misterios para la Psicología. Precisamente de ellas, y de su abordaje terapéutico, es de lo que hablaremos hoy junto a Susana Zúñiga.
El tratamiento de las fobias: charlando con Susana Zúñiga
Susana Zúñiga es psicóloga magister en Psicoterapia Cognitiva. Hoy visita Psicología y Mente para responder a las principales preguntas que solemos tener acerca de las fobias y su tratamiento psicológico.
¿Cuál es la diferencia clave entre una fobia y un miedo no patológico?
Como seres humanos traemos adaptativamente un set de emociones, tales como tristeza, rabia y miedo. Es parte de nuestra naturaleza experimentar diferentes emociones, ya que éstas nos permiten vincularnos con nuestro ambiente, ya sea concreto o relacional, de manera más eficaz y con el mayor éxito. De ese modo, cada emoción sirve a una función. En el caso del miedo tiene como objetivo favorecer la protección o supervivencia frente al peligro.
Un miedo no se convierte en patológico, como es el caso de una fobia, hasta que éste se vuelve muy intenso e irracional, es decir la respuesta psicológica y fisiológica es desproporcionada en relación con un estímulo (digamos en este caso, las alturas, las agujas, una araña, etc.). Por ejemplo, en la Claustrofobia la persona afectada puede presentar una sudoración intensa o una taquicardia al entrar a un lugar cerrado, tal y como si su vida estuviese en peligro aunque esto no sea así. O si hablamos de la Carcinofobia al tener constantes pensamientos atemorizantes de haber contraído cáncer, aun cuando la evidencia sobre su salud no apunta sustantivamente hacia esa conclusión.
En la misma línea, este cuadro ansioso se caracteriza porque, debido a la intensidad mencionada, el sujeto afectado puede llegar a tener una experiencia de descontrol interno. Es frecuente que las personas en esta situación reporten que han perdido el control tanto de lo que sienten como de su conducta y que temen exponerse a situaciones peligrosas para su integridad, por ejemplo lanzarse a la calle donde transitan vehículos para escapar de una polilla, en el caso de la Motefobia.
La fobia también representa un miedo persistente, lo que quiere decir que se mantiene por un periodo de tiempo prolongado, incluso muchas veces más allá de la exposición directa con el evento, animal u otro gatillante. Es frecuente que el temor puede durar años e incluso toda la vida si no es tratado debidamente. Otra característica importante de resaltar, es que las fobias pueden afectar a distintos niveles el desempeño de las actividades diarias de quien las padece, deteriorando su calidad de vida. Muchas veces el estilo de vida puede favorecer que el individuo evada las circunstancias que lo pongan en interacción con el estímulo fóbico, sin embargo, algunos otros no permiten esto, generando una gran disminución en el ámbito de acción de la persona, o incluso poniéndolo en riesgo.
Si un sujeto presenta Leonofobia, y no vive en un entorno en que podría encontrarse con un león su calidad de vida puede verse menos afectada que la de quien tiene Dentofobia o Hemofobia, miedo al dentista y a la sangre respectivamente, puesto que estas son fobias vinculadas a estímulos que probablemente deban ser enfrentados con cierta frecuencia. Además, este tipo de fobias pueden estar relacionadas con cuidados de salud necesarios, y por tanto, afectan directamente al sujeto.
¿A la gente que sufre una fobia le cuesta ser consciente de ello?
Muchas veces las personas pueden carecer de consciencia de enfermedad, es decir, de darse cuenta o estar en conocimiento de que existe un problema y que se requiere ayuda profesional. En el caso específico de las fobias, me parece es uno de los cuadros psicológicos donde quienes lo padecen son más conscientes. Probablemente, debido al alto malestar que experimentan al estar frente al estímulo lo que genera una asociación directa entre él y su reacción física y emocional. Sin embargo, tal y como sucede en varias patologías, no es hasta que la sintomatología resulta limitante o intolerable que buscan la ayuda mencionada.
A partir de tu experiencia, ¿cuáles dirías que son las fobias por las que la gente acude más a terapia?
No siempre aquellas fobias de mayor prevalencia entre las personas son las que suscitan una consulta con un especialista. No obstante, por mencionar algunas de las más comunes en el espacio clínico podríamos mencionar: Claustrofobia, miedo a estar en un espacio cerrado. Aerofobia, miedo a volar en aviones. Glosofobia, miedo a hablar en público. Aracnofobia, temor a las arañas. Hemofobia, temor relacionado a la sangre. Entomofobia, miedo a los insectos. Ornitofobia, miedo a los pájaros. Amaxofobia, miedo a conducir. Dentofobia, temor relacionado a las consultas odontológicas. Fobia social, miedo a estar expuesto a situaciones sociales. Agorafobia, temor a los espacios públicos, abierto y a las multitudes. Eritrofobia, miedo a ruborizarse. Motefobia, miedo a las polillas.
Existen listados larguísimos de diferentes tipos de fobias específicas. ¿Puede decirse que existen potencialmente una variedad infinita de trastornos fóbicos, ya que podemos desarrollar un miedo patológico ante cualquier concepto?
Prácticamente se puede desarrollar una fobia a cualquier cosa. Fundamentalmente debido a que, como se mencionaba anteriormente, es un miedo irracional y, por tanto, no tiene que ver con las características del estímulo fóbico en sí mismas, sino con contexto tanto físico como emocional/afectivo en que estuvo presente dicho estímulo o con las experiencias personales vividas anterior o posteriormente.
¿Cuáles son las técnicas de psicoterapia más eficaces ante las fobias?
Dentro de las estrategias más eficaces para tratar las fobias, señalaría la Psicoterapia Cognitiva Posracionalista, la Terapia Cognitiva Conductual y la Hipnoterapia. La primera de ellas trabaja a un nivel más profundo encontrando la raíz del problema que está desbalanceando emocional y afectivamente a la persona, lo cual además de eliminar la fobia, previene que luego de solucionar la causa emerja un nuevo cuadro relacionado con ella. La segunda, tiene el beneficio de conseguir la disminución progresiva de la sintomatología en un período de tiempo bastante breve y destaca por su sencillez. Y finalmente la tercera, también por su efectividad a corto plazo, además de su versatilidad y debido a que es amigable y poco amenazante para quienes tienen altos niveles de ansiedad.
¿A medida que va progresando el tratamiento, cuáles son las primeras señales de que la fobia va desapareciendo?
Las primeras señales de progreso se van haciendo evidentes para el consultante, ya que muchas veces es él o ella mismo/a quien va notando e informando los cambios en su tolerancia a todo lo que está asociado con la fobia. Esto, se traduce en una mayor capacidad de exponerse a estímulos vinculados al objeto de la fobia, a una progresiva menor activación fisiológica, disminución en el malestar psicológico asociado y, como consecuencia, la recuperación de su capacidad para evaluar racionalmente la situación. También muchas veces, la fobia produce una dependencia de otras personas, y al ir disminuyendo los síntomas se da como resultado un creciente incremento en la libertad de acción y bienestar del sujeto.
Pongamos el caso de un individuo que padece de Entomofobia, es decir, miedo a los insectos. Posiblemente al inicio del tratamiento ni siquiera existía la capacidad de ver una foto o una imagen relacionada con insectos sin necesitar escapar o experimentando un nivel de ansiedad desmedidamente alto. Conforme va avanzando en sus sesiones, será capaz de ver noticias o publicaciones donde aparezcan estas imágenes sin lanzar el dispositivo por el cual las está viendo, o sin que la activación fisiológica frente a ellas le parezca incontrolable y desesperante. Luego, estaría en posición de exponerse a un vídeo que muestre insectos, lo cual implica movimiento y mayor aproximación a la realidad, nuevamente con un nivel menor de malestar tanto física como psicológicamente. Así sucesivamente.
¿Es posible que una fobia desaparezca totalmente, o siempre queda algún resto de manera latente?
La fobia como tal constituye un cuadro psicopatológico, por tanto se caracteriza por un conjunto de síntomas, que en este caso, afectan a la persona tanto a nivel psicológico como fisiológico. Al realizar una psicoterapia, disminuye o se elimina la sintomatología, facilitando que el individuo recupere su estabilidad a nivel emocional y físico, lo que mejora su adaptación con el medio.
Si el tratamiento psicológico es exitoso y se alcanzan los resultados mencionados anteriormente, ya no estaríamos hablando de una fobia. De ese modo, si existe alguna reacción emocional o física asociada al estímulo que elicitaba anteriormente los síntomas, podrían definirse como un rechazo o temor no patológicos, es decir respuestas psicológicas que están dentro de la normalidad. No olvidemos que las emociones y sus correlatos fisiológicos son naturales y provienen de la evolución del ser humano.
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