El schadenfreude es la experiencia de regocijo causada por la desdicha de los demás. Se trata de un fenómeno psicológico que con frecuencia se relaciona con la falta de empatía y compasión, con lo cual, suele asociarse a las personalidades antisociales. Pero, ¿se trata de un fenómeno exclusivo de éstas? ¿Por qué se manifiesta?
A continuación veremos algunas explicaciones que la psicología social ha ofrecido para explicarlo.
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Schadenfreude: satisfacción por la desdicha ajena
El término alemán “schadenfreude” se utiliza para hacer referencia a la sensación de satisfacción, complacencia, alegría o placer provocada por las dificultades o humillaciones que experimentan otras personas. Es decir, se trata de regodearse de los percances que le ocurren a los demás.
Aunque pareciera producirse sólo en casos aislados, el schadenfreude se ha descrito desde la Antigua Grecia de maneras distintas. Por ejemplo, se utilizaba el término “epicaricacia” para hacer referencia al mismo sentimiento de goce ante la mala fortuna de ajena. En la antigua Roma se utilizaba “malevolencia” para describir el mismo sentimiento.
Y en la Edad Media, Tomás de Aquino pensaba que el schadenfreude era, junto con el resentimiento y la difamación, una de las perversas emociones derivadas de la envidia. De hecho, siglos más tarde, esta seguiría siendo una de las principales explicaciones para el schadenfreude, tal como lo veremos a continuación.
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¿Por qué aparece? Explicaciones de la psicología social
¿No se supone que la desgracia ajena debería provocar compasión? ¿Qué es lo que genera este sentimiento de regocijo al que llamamos schadenfreude? ¿Tiene alguna función adaptativa? Aaron Ben Zeev, psicólogo de la Universidad de Haifa, dice que el schadenfreude se desencadena principalmente ante las siguientes circunstancias:
- Si, de acuerdo con nuestro juicio, el otro parece merecer su desgracia.
- Si el daño que sufre el otro es relativamente ligero.
- Si el daño no ha sido provocado por nuestra culpa.
Lo anterior, no obstante, no elimina la expectativa social de sentir compasión por la desdicha ajena. Esta contradicción entre la obligación de sentir dicha emoción, pero no poder evitar sentir alegría, genera una incomodidad importante. Para reducirla, la persona inicia respondiendo moralmente desde la compasión, y posteriormente justificando la desdicha por principios de justicia.
1. La satisfacción individual de la justicia
Este fenómeno suele explicarse por las jerarquías en las que nos relacionamos, ya que, de acuerdo con la posición que ocupemos, tendemos a evaluar las posiciones de los demás, así como el tipo justicia que merecen.
Así, en cuanto sospechamos que alguien está disfrutando de algo que no debería, nos salta la envidia y los celos. Por el contrario, cuando esa misma persona de pronto se ve envuelta en una situación complicada, la sensación que nos provoca es la de un reequilibrio de poder.
2. ¿Provocado por envidia?
Tradicionalmente el schadenfreude se había explicado por la envidia que provoca una posición más privilegiada de los demás. Dicho de otra manera, este fenómeno se presentaría especialmente de una persona menos privilegiada a otra más privilegiada, cuando esta última ha tenido algún percance.
¿Qué de bueno tendría para nosotros la desgracia del otro, que es más privilegiado? Más allá de la envidia, otras explicaciones sugieren que la desgracia del otro más privilegiado devuelve una imagen efímera sobre un equilibrio de poder inclinado a nuestro favor.
La vulnerabilidad del otro, a quien con dificultad reconocemos como vulnerable precisamente por su posición privilegiada, nos devolvería una imagen de poder sobre nosotros mismos. Es una inversión de estatutos que nos da un reconocimiento por principios de justicia.
El mismo Aaron Ben Zeev explica el schadenfreude como un fenómeno emocional que, como tal, se activa cuando percibimos cambios significativos en nuestra situación personal. Dichos cambios serán positivos o negativos según si interrumpen o mejoran la situación de acuerdo con nuestros intereses.
En este sentido, el schadenfreude tendría un carácter adaptativo, ya que provoca un cambio significativo positivo (permite reducir momentáneamente la vulnerabilidad propia); lo que a su vez nos ayuda a adaptarnos a un entorno en constante cambio.
3. Teoría de la superioridad y relación intergrupal
Otra de las explicaciones del schadenfreude está basada en la teoría de la superioridad, que también se ha utilizado para explicar algunas de las funciones del humor.
Estudios que parten de esta explicación han relacionado el schadenfreude con una tendencia al conformismo (específicamente en el cambio de opiniones hacia la tendencia de la mayoría). Así mismo se ha asociado con baja autoestima: personas con puntuaciones que revelan autoestima baja están más inclinadas a experimental schadenfreude, probablemente como un medio de reafirmar una posición de poder que ven en constante riesgo.
Es decir, esto último se explica por el fenómeno de la amenaza autopercibida, que se relaciona con las percepciones sobre la posición poder que tienen los otros, en comparación con la nuestra. Así, si las circunstancias reducen la amenaza autopercibida, el schadenfreude también tiende disminuir.
Lo anterior también ha llevado a relacionar este fenómeno psicológico con la depresión. De acuerdo con estudios sobre el schadenfreude, este se presenta con frecuencia en casos de depresión moderada, probablemente debido a que la autoestima se encuentra desvalorizada.
Así, más allá de ser un fenómeno puramente psicológico, el schadenfreude se ha explicado también como un efecto de la amenaza de inferioridad, mediado a su vez por dimensiones jerárquicas presentes en relaciones intergrupales particulares.
Referencias bibliográficas:
- Degen, F. (2014). The joy in other’s misfortune. Recuperado 12 de octubre de 2018. Disponible en https://plus.google.com/101046916407340625977/posts/YRVfS8runXR
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- Leach, C.W., Spears, R., Branscombe, NR. y Doosje, B. (2003). Malicious pleasure: schadenfreude at the suffering of another group. Journal of Personality and Social Psychology.
- Michalik-Jezowska, M. (2016). About the benefits of pleasure-in-other’s-misfortune. Aaron Ben-Ze’ev’s depiction of emotions as adaptive mechanisms. Studia Humana, 5(3): 53-69.
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