¿Por qué nos enamoramos? ¿Por qué existe el amor? Gracias a los grandes avances en la ciencia, se sabe que el sentimiento del amor no florece en el corazón sino en el cerebro. Siempre se le había atribuido las emociones del amor al corazón y aunque es cierto que la sensación fisiológica se siente en este órgano, la neurociencia ha logrado dar un giro de 180 grados y afirmar que en realidad, las hormonas, feromonas y neurotransmisores son los protagonistas de lo que conocemos como amor.
Cualquiera que se haya enamorado sabe la avalancha de sentimientos intensos y contradictorios que trae consigo este sentimiento. Cuando conectas con alguien, no puedes dejar de pensar en esa persona, siempre quieres estar a su lado y en definitiva, parece que te has vuelto loco. En realidad, ante esta situación, estás experimentando un cóctel explosivo de químicos que equivale a enamorarse perdidamente de alguien.
"¿Qué partes del cerebro se activan en el amor?". Esta ha sido una pregunta interesante para los investigadores y por consiguiente, existen diversos estudios que tratan de dar respuesta a ello. Según los expertos, no es tarea fácil ya que a diferencia de otras emociones como la ira, el asco o el placer, el amor es mucho más complejo y abstracto puesto que parece involucrar muchas áreas del cerebro. En el artículo de hoy, nos centraremos en los procesos cerebrales implicados en el amor. Quédate para descubrir que ocurre a nivel neurobiológico cuando sientes que has encontrado esa persona que encaja contigo a la perfección.
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Elementos que intervienen en el amor
Cuando nos enamoramos de alguien, se activa nuestro sistema límbico. Es decir, es aquel cerebro básico, que se deja llevar puramente por instintos. No nos podemos olvidar que somos animales y, por tanto, cuando nos gusta alguien, se activa el instinto de procreación y es aquí cuando comienza la primera fase del enamoramiento.
Posteriormente es cuando entran en juego las reacciones químicas y se liberan en el cerebro una serie de neurotransmisores que son fundamentales a la hora de intentar comprender la razón por la que nos enamoramos.
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Neurotransmisores asociados al amor
Empecemos por la dopamina. Este neurotransmisor es el encargado de hacernos sentir placer y euforia al estar con nuestro amor. Se basa en el sistema de recompensa del cerebro y esta es la principal razón por la cual nos crea la necesidad constante de estar con la persona amada. Esto no es de extrañar ya que la dopamina es también responsable del enganche tan fuerte que sufren los ludópatas y los drogadictos. Yendo un paso más allá, tanto en el amor como con la droga, cuando la dopamina desaparece aparecen el mono, la tristeza y la obsesión.
Los niveles de cortisol, la hormona del estrés, se elevan en las fases iniciales del amor romántico. El pulso se acelera, las palmas sudan y las mejillas se encienden. Por si esto fuera poco, se activa la norepinefrina que nos aporta un gran chute de adrenalina, y por consiguiente, se enciende una montaña rusa de emociones y hace parecer que hemos perdido la razón. ¿Te ha pasado que no has sentido ni hambre ni sueño debido a la sensación desproporcionada de alegría, efusividad e incluso nerviosismo? Esto ocurre gracias a la norepinefrina. En suma, dejamos de pensar con claridad y sin darnos ni cuenta, reducimos nuestro mundo a una única persona.
Seguimos con los fuegos artificiales biológicos, y esta vez entra en juego la feniletilamina. Este neurotransmisor lo vuelve todo más intenso. Su trabajo es segregar cantidades enormes de dopamina creando efectos similares a las “anfetaminas”. Por ello, no es de extrañar que las personas enamoradas tengan un estado de euforia natural, sintiéndose increíblemente felices, optimistas y motivados.
Quizás te suene la oxitocina, conocida coloquialmente como la hormona del amor. Esta sustancia se libera con el contacto físico, sobre todo durante el sexo, el contacto piel con piel y con las miradas. Hace que nos sintamos más unidos a nuestra pareja y a su vez, aumenta los sentimientos de calma, satisfacción y seguridad. También resulta curioso que nuestra imaginación y la expectativas, tanto realistas como no, no consiguen liberar oxitocina en el cerebro provocando los mismos resultados que el contacto en persona. Asimismo, los celos en la pareja también se ven influidos por la oxitocina. Cuando percibimos “una amenaza”, disminuyen significativamente los niveles de esta sustancia y aumenta el cortisol, generando miedo, pánico y mucha ansiedad.
Finalmente, la serotonina desciende en el enamoramiento. Al caer este neurotransmisor, se explican las conductas y pensamientos obsesivos. Se sabe que la disminución de serotonina lleva a diversas patologías psiquiátricas tales como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Da la casualidad que una característica clave del amor romántico es el estar constantemente pensando en la persona amada, estar rumiando acerca de cómo responder de forma adecuada a sus mensajes, querer estar constantemente con esa persona, etc.
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¿Qué partes del cerebro se activan con el amor?
Basándonos en 20 estudios distintos donde examinaban la actividad cerebral del amor mediante imágenes de resonancia magnética funcional, podemos concluir que tanto el amor como el deseo sexual activan áreas del núcleo estriado y de la ínsula. Los participantes del estudio debían observar imágenes eróticas o fotografías de la persona de quien estaban enamorados y los investigadores medían la actividad de su cerebro mientras estaban comprometidos en dichas tareas.
Los resultados muestran que el área activada por el amor está envuelta en el proceso de condicionamiento mediante el que todo lo que esté asociado a una recompensa o placer recibe un valor inherente. Y por otro lado, la zona que se activa por el deseo sexual, se enciende por cosas que son inherentemente placenteras, como por ejemplo, el sexo o la comida. Dicho de otra forma, a medida que los sentimientos de deseo sexual se convierten en amor, se procesan en un lugar diferente en el cuerpo estriado. Además, se ha descubierto que el deseo sexual tiene un objetivo específico, el amor es más abstracto y más complejo, tal y como comentamos anteriormente.
El estudio también demostró que el amor está en la misma zona cerebral de la adicción a las drogas. Por ello, no es de extrañar que el sentimiento de amor genera adicción, abstinencia y recaídas tal y como ocurre con las sustancias adictivas.
En conclusión…
Tras la lectura de este artículo, cada vez que escuches frases como “Te amo con todo mi corazón”, sabrás que en realidad, el amor está guiado por circuitos neuronales y que liberación de ciertos neurotransmisores y sustancias químicas, dan paso a las sensaciones de euforia, felicidad, y bienestar general que produce el estar enamorado perdidamente en pareja.
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