A veces parece que hablamos mucho y, aun así, no terminamos de entendernos. Y a veces no tiene nada que ver con que nos falten palabras, sino porque nadie nos enseñó a escuchar de verdad.
En las relaciones, queramos o no, esto se nota un montón. Pero, ojo, no se trata solo de “oír” lo que el otro dice. Se trata de estar ahí, presente, acompañando y prestando atención sin irse mentalmente a otro lado ni querer adelantarse a lo que nuestra pareja quiere compartir.
Empieza hoy tu viaje de bienestar
Accede a una amplia red de psicólogos calificados. Empatía y experiencia a tu servicio.


¿Cómo podemos, entonces, mejorar la comunicación con nuestro compañero o compañera de vida usando la escucha activa como herramienta? Sobre esto hablaremos a continuación.
Entonces, ¿qué es eso de la escucha activa?
Escuchar activamente no se trata únicamente de poner cara de atención y esperar que el otro termine para soltar lo tuyo. Es estar presente de verdad, con todo: con el cuerpo, con la mente y con los sentidos bien despiertos.
La escucha activa significa también soltar las ganas de tener la última palabra, dejar de pensar en lo que vas a decir después y simplemente acompañar, sin interrumpir, sin adivinar, sin compartir tu opinión a cada rato.
Y también, claro, es captar lo que no se dice con palabras. Porque muchas veces lo importante está en el tono, en cómo alguien evita tu mirada, en una pausa que dura un poco más de la cuenta.
Estos son detalles que dicen mucho, pero que solemos pasar por alto porque estamos más ocupados en lo que sentimos nosotros, o en cómo vamos a responder. Y ahí es cuando dejamos de escuchar de verdad.
Lo bueno es que no hace falta ser experto en nada para empezar a hacerlo diferente. No es complicado, aunque sí requiere práctica. Solo se trata de estar, de mirar al otro con curiosidad sincera, sin tantas ganas de corregir, sin buscar tener razón.
Al principio puede costar un poco, sobre todo si tienes la costumbre de defender tu punto, pero cuando lo pruebas, notas el cambio. Las conversaciones se sienten distintas. Más cercanas, más honestas. Escuchar bien es una forma de cuidar la relación… y también de cuidar cómo te vinculas con tu pareja.
Cosas que hacemos pensando que escuchamos (pero no)
Es muy frecuente que caigamos por desconocimiento en lo siguiente:
1. Interrumpir para contar lo tuyo
Cuando alguien te cuenta algo y tú respondes con "eso me pasó también a mí cuando...", puede parecer que estás empatizando, pero en realidad estás desviando la conversación. No siempre hay que meter la experiencia propia.
2. Ir construyendo la respuesta en la mente mientras el otro habla
Si ya estás armando tu argumento, es porque dejaste de escuchar, así que, por favor, recuerda que no es una competencia para ver quién tiene la razón o la historia más impactante. Escuchar es quedarse con el otro un rato, sin apurarse a opinar.
3. Suponer lo que la otra persona siente
A veces creemos que adivinamos el sentir de quien tenemos enfrente, pero no siempre es así. Y si no damos espacio para que el otro se explique, nos perdemos lo más importante; eso que de verdad quería comunicar.
4. Juzgar mientras escuchamos
Si vas pensando "eso no tiene sentido" o "yo en su lugar no haría eso", la otra persona lo va a notar. Escuchar no es estar de acuerdo con todo, pero sí dejar que el otro se exprese sin sentirse evaluado.
5. Estar físicamente pero no mentalmente
Mirar el teléfono, revisar el reloj o mirar al vacío mientras el otro habla dice mucho más que las palabras. Aunque digas “te estoy escuchando”, si tu cuerpo no acompaña, el mensaje no llega.
Claves prácticas para aprender a escuchar a tu pareja
La escucha activa se fundamenta en los siguientes consejos.
1. Antes que nada, busca un buen momento
Si estás en plena tarea o con la cabeza en otro lado, no finjas atención. Es mejor decir “ahora no puedo concentrarme, ¿te parece si lo hablamos en un rato con calma?”. Eso también es cuidar al otro.
2. Usa tu cuerpo para mostrar que estás presente
Un simple “ajá”, una mirada directa, un gesto leve con la cabeza o dejar de hacer lo que estabas haciendo puede hacer que la otra persona sienta que tiene tu atención.
3. Reconoce lo que siente, aunque no pienses igual
No hace falta coincidir en todo. Pero sí se puede decir: “Entiendo que eso te doliera” o “Tiene sentido que te sientas como te sientas”. Escuchar no es corregir la emoción del otro.
4. Repite con tus palabras lo que entendiste
No para sonar inteligente, sino para asegurarte de que captaste bien: “Entonces lo que te molestó fue que no te lo contara antes, ¿eso?”. Esto evita confusiones y aclara el terreno.
5. No corras a dar soluciones
No, tu pareja no siempre necesita a un salvador o salvadora, así que no creas que todo lo que se cuenta necesita arreglo. A veces solo necesita que le escuchen. Para asegurarte, puedes preguntar: “¿Quieres que te diga lo que pienso o solo necesitabas contarlo?”. Así das espacio sin imponer nada.
6. Deja que haya silencio
No corras a llenar cada pausa. El silencio, cuando es cómodo, también es parte de la escucha. Da aire para pensar, sentir y seguir hablando. Incluso, en algunos casos, un abrazo puede ayudar más que cualquier palabra; porque así también dices “estoy aquí”.
7. Haz preguntas para entender mejor, no para controlar
Las preguntas abiertas ayudan a que la otra persona se suelte y hable con más libertad. En cambio, las que suenan muy directas o cerradas pueden hacer que se cierre. Lo importante es que sienta que quieres entender, no que la estás evaluando.
El principio de algo más fuerte
En fin, aunque la expresión “escucha activa” suene seria, no necesitas ser un experto o experta para empezar a aplicarla. Cuando hablamos de pareja, la mayoría de los líos no vienen por lo que se dice, sino por cómo (o cuánto) se escucha. Y, aunque no lo parezca, cambiar eso puede ayudar muchísimo.
Si lo que quieres es sentirte más conectado con tu pareja, con menos tensión y más cercanía, empezar por cómo escuchas es un buen primer paso. No hace falta tener las palabras perfectas ni preparar discursos. Solo estar ahí, de verdad.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad