Los especialistas del Centro de Bienestar Emocional Esencia en Lima Perú alertan sobre el impacto de la soledad, la depresión y la ansiedad en la tercera edad, y destacan intervenciones que promueven calidad de vida y recuperación emocional. La etapa de la vejez, si bien suele asociarse con sabiduría y calma, también puede traer consigo desafíos emocionales complejos.
Factores como la soledad no deseada, enfermedades crónicas o pérdidas significativas incrementan el riesgo de trastornos mentales y afectivos, generando un impacto profundo en la calidad de vida de los adultos mayores. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (2024), una de cada cuatro personas mayores experimenta síntomas de depresión o ansiedad en algún momento de esta etapa. Las causas más frecuentes incluyen el aislamiento social, la pérdida de seres queridos, la disminución de la funcionalidad física y la falta de redes de apoyo.
“La salud emocional en la vejez es una prioridad urgente. No solo estamos hablando de tristeza, sino de una combinación de factores que pueden conducir al deterioro general del bienestar si no se atienden a tiempo”, señala la psicóloga gerontológica Dra. Elena Ramírez, especialista en salud mental del adulto mayor. Además, estudios recientes advierten sobre el fenómeno de la soledad crónica, el cual no solo afecta el estado de ánimo, sino que también puede potenciar enfermedades como la hipertensión, el deterioro cognitivo y el Alzheimer (Vallejo et al., 2023). Por ello, promover una vida emocionalmente activa se ha vuelto esencial en políticas de salud pública.
Soledad e impacto psicológico: la amenaza silenciosa
La soledad en la vejez equivale, en términos de salud pública, a riesgos tan graves como el tabaquismo u obesidad. Esta condición se vincula estrechamente con depresión, deterioro cognitivo y ansiedad (Cadena SER, 2023). Además, la soledad prolongada puede incrementar en un 56 % el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular en los años posteriores (Health, 2024).
El aislamiento social también está relacionado con mayor mortalidad, hipertensión, inflamación crónica e incluso deterioro cognitivo acelerado. De acuerdo con un estudio publicado en The Lancet Healthy Longevity (2023), las personas mayores que experimentan soledad presentan un 40 % más de probabilidades de desarrollar síntomas depresivos clínicos. Este sentimiento de desconexión se acentúa en contextos urbanos donde las redes de apoyo tienden a ser más frágiles.
“Muchas veces se confunde estar solo con sentirse solo”, explica la psicogerontóloga Carmen Ríos, especialista en salud mental del adulto mayor. “Hay personas que viven solas y están emocionalmente activas, y otras que viven rodeadas, pero experimentan un vacío profundo. La percepción de aislamiento es lo que afecta”.
La evidencia también sugiere que la soledad prolongada puede desencadenar procesos neurobiológicos vinculados al estrés crónico. Investigaciones recientes del National Institute on Aging (2024) destacan que el aislamiento activa la liberación constante de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, que afecta negativamente el sistema inmunológico y el cerebro, especialmente el hipocampo, esencial para la memoria.
En Perú, según cifras del INEI (2024), más del 29 % de los adultos mayores reportaron sentirse solos o desconectados de sus entornos familiares y sociales. Esta cifra representa un desafío urgente para las políticas públicas y los programas comunitarios de envejecimiento activo.
Salud emocional, resiliencia y apoyo social
Pese a los múltiples desafíos emocionales que puede implicar la vejez, diversos estudios han destacado que esta etapa también puede estar marcada por una notable capacidad de adaptación emocional. Las personas mayores, con frecuencia, desarrollan estrategias más eficaces para la regulación de emociones, lo que se traduce en menor estrés psicológico, menos afecto negativo y un mayor sentido de bienestar subjetivo en comparación con adultos más jóvenes (Carstensen et al., 2023).
Los especialistas del Centro de Bienestar Emocional Esencia en Lima Perú afirman que la resiliencia entendida como la capacidad de superar adversidades, cumple un rol clave en la salud mental del adulto mayor. Investigaciones realizadas en Lima muestran que adultos mayores con altos niveles de resiliencia y redes de apoyo sólidas tienden a reportar una mejor calidad de vida, incluso cuando enfrentan enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o artritis (Sánchez et al., 2023). En este sentido, el apoyo familiar, la participación comunitaria y el sentido de propósito han demostrado ser factores protectores frente a trastornos como la depresión o la ansiedad.
Por otro lado, una revisión narrativa publicada en 2025 identificó variables fuertemente asociadas al riesgo de deterioro emocional en esta población: soledad persistente, multimorbilidad (presencia de varias enfermedades crónicas), estado civil (viudez o soltería), deterioro cognitivo leve o avanzado, y la falta de participación en actividades significativas o laborales (Torres & Vásquez, 2025). La inactividad prolongada no solo afecta el estado físico, sino también genera un descenso en el sentido de utilidad y pertenencia.
Además, programas de intervención psicosocial, terapias de grupo y espacios de escucha activa han mostrado eficacia en la prevención del deterioro emocional. Estrategias como el acompañamiento intergeneracional, el uso de tecnologías para la conexión social y las actividades lúdico-recreativas también promueven el bienestar y fortalecen la autoestima en la tercera edad.
Estrategia psicológica clave: la terapia de reminiscencia
La terapia de reminiscencia que llevan a cabo los especialistas del Centro de Bienestar Emocional Esencia en Lima Perú se ha consolidado como una intervención efectiva para fortalecer la salud mental del adulto mayor, especialmente en contextos de depresión, aislamiento social o deterioro cognitivo leve.
Esta técnica utiliza la evocación de recuerdos significativos —a menudo a través de fotografías, música, cartas, diarios u objetos personales— para fomentar una mayor comprensión del pasado y reforzar la identidad personal.
Un estudio realizado en 2023 por Nguyen et al., publicado en Frontiers in Psychology, demostró que esta estrategia incrementa la autoestima, el sentido de propósito y la interacción social en adultos mayores institucionalizados. En este ensayo clínico controlado, el 93 % de los participantes que recibieron terapia de reminiscencia mostraron mejoras en indicadores de bienestar emocional, incluyendo la disminución de síntomas depresivos y mayor satisfacción con la vida.
Además, según la revisión sistemática de Chao et al. (2024), la terapia de reminiscencia no solo mejora el estado de ánimo, sino también la función cognitiva y la percepción del apoyo social. Esta revisión evaluó más de 20 estudios y concluyó que las intervenciones reminiscencias grupales tienen un impacto positivo y sostenido en la calidad de vida de los adultos mayores, particularmente en contextos de soledad o institucionalización.
Esta forma de intervención puede aplicarse tanto en entornos clínicos como comunitarios y suele combinarse con técnicas de escucha activa, validación emocional y acompañamiento terapéutico.
Conclusiones
Los especialistas del Centro de Bienestar Emocional Esencia en Lima Perú concluyen que la vejez no tiene por qué ser sinónimo de resignación emocional.
Aunque abundan los factores de riesgo como la soledad, la pérdida de seres queridos, el deterioro físico o la jubilación, también existen recursos y estrategias que permiten cultivar un envejecimiento saludable y emocionalmente equilibrado. Uno de los pilares fundamentales es el fortalecimiento de la resiliencia, entendida como la capacidad de adaptarse positivamente frente a las adversidades.
Esta se construye a través de experiencias previas, apoyo social y el sentido de propósito. Además, el mantenimiento de vínculos afectivos ya sea con familiares, amigos o comunidades, tiene un impacto directo sobre el bienestar. Los adultos mayores que conservan relaciones significativas reportan menos síntomas de depresión y mayor satisfacción con la vida. Fomentar la participación en espacios intergeneracionales, clubes, talleres o grupos de voluntariado puede ayudar a evitar el aislamiento.
Por otro lado, estrategias psicológicas como la terapia de reminiscencia han mostrado resultados positivos en la salud emocional. Esta práctica consiste en revivir recuerdos positivos del pasado para reforzar la identidad, autoestima y sentido de vida. A través de fotografías, música o conversaciones, el adulto mayor conecta con experiencias que le otorgan valor y continuidad a su historia.
También es importante reforzar la autonomía y la toma de decisiones, incluso en situaciones donde se requiere algún tipo de apoyo físico. Sentirse útil y participar en decisiones cotidianas ayuda a mantener un sentido de control, lo cual protege la salud emocional.


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