Cuando la sociedad te dicta que el mundo acelerado es el acertado, que el estrés y la ansiedad en tu día a día son normales y aceptables, y que vivir con tensión continua es una tónica corriente e incluso reforzada; tenemos un enorme conflicto delante de nosotros.
Biológicamente, el ser humano está preparado para poder sostener puntualmente momentos de estrés en los que la huida o la lucha pueden ser necesarias para sobrevivir en nuestro entorno. Pero en la actualidad, el estrés sostenido al que nos sometemos en nuestra vida diaria frenética nos lleva a vivir en continua angustia y nerviosismo, y ello tiene unas consecuencias muy graves para nuestra salud física, mental y energética.
Llegados a este punto, tenemos varias vías de abordar esta clase de problemas. Podemos hacer caso omiso a la llamada hacia el cambio o podemos poner rumbo hacia una vida más sostenible y conectada con nuestra esencia interior.
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Aprendiendo a vivir a otro ritmo
Es posible que la primera llamada hacia una transmutación no sea escuchada; quizás seamos demasiado jóvenes o quizás no estemos preparados, que aún tengamos que aprender sobre otras vicisitudes que se nos pueden ir presentando. Pero la vida, cómo el planeta y su naturaleza, es cíclica, y ello implica que esas vivencias que no hemos abordado directamente con determinación y consciencia para aprender íntegramente de ellas, se nos van a ir repitiendo periódicamente y de forma cada vez más clara, y casi seguro, también de manera más dolorosa.
Llegados a este punto, en el que la persona conecta con este sufrimiento tan intenso, un pozo oscuro de sombras se cierne sobre ella. Este es el momento que denomino “la noche oscura del alma”; es un periodo de máxima tristeza, dolor y soledad, donde se nos brinda la oportunidad, mediante la expresión más terrible de nuestra desolación, de transmutar dicha situación entrando en contacto con nuestro ser, nuestra esencia, y con la Energía de una/o misma/o y del todo, para conectar con nuestra intuición y consciencia más pura.
¿Cómo podemos en este momento de total desconsuelo y angustia conectar con esta parte más auténtica, espontánea y con más luz de nosotras/os mismos? Haciendo un acto de auto-consciencia y trabajo sobre nuestras sombras es una de las vías mediante las cuales esto es posible.
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Volver a ponernos en pie ante la ansiedad
Normalmente, no queremos afrontar toda esta oscuridad; es la parte que más malestar nos genera de nuestra persona. Pero viéndolas de frente y aceptándolas, así como integrándolas con amor, podemos llegar a sentirnos más seguras/os y libres en relación a nuestras elecciones y acontecimientos diarios.
La consciencia de una y uno mismo, la conexión con nuestra esencia, se consigue con actos tan sencillos y únicos como:
- La atención en el presente, el aquí y ahora, o Mindfulness.
- La diversión y el disfrute en los pequeños detalles, las cosas sencillas que nos generan alegría.
- Una vida consciente y saludable, con una dieta sana y ejercicio físico periódico, así como con descanso reparador diario.
- La naturaleza: su capacidad sanadora es increíble. Si nos damos un buen baño de bosque veremos la diferencia en nuestro estado energético de antes y del después.
- Meditación, desapegarnos de nuestros pensamientos y simplemente centrarnos en silencio en nuestra respiración, nuestras sensaciones corporales y nuestro estado del ser, nuestra consciencia.
- Integrar la consciencia plena en la respiración como herramienta para calmar nuestra ansiedad.
- Visualizaciones; cerrar los ojos e imaginarnos en una situación en un entorno natural totalmente en paz y calma, integrando ese paisaje de armonía y esa dicha en nosotras/os.
- Mindset Positivo o Actitud Positiva, analizar por qué la manera en la que afrontas la vida y de qué color la ves determina la forma en la que se van a desarrollar los acontecimientos.
- Rodearse de personas con alta vibración o de energía positiva, que te aporten.
Estas son algunas de las maneras para empezar a sintonizar con las frecuencias mucho más sanas de ti y de nuestra madre tierra, que no están relacionadas con el estrés, la ansiedad, el ritmo trepidante o las prisas, sino más bien con la calma, los ciclos de la naturaleza, la paciencia y el silencio.
La acción y el descanso están en sintonía y se encuentran en equilibrio en nuestro medio natural; no es así en nuestros entornos laborales y nuestras ciudades actuales. Tomémonos espacios de pausa para reparar, sanar y reconectar, y vivamos con más amor y consciencia nuestra experiencia terrenal dejando una hermosa huella de esencia pura sobre nuestra existencia.
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