¿Quieres mirar con nuevos ojos, ir de la duda a la seguridad, de los tropiezos a las nuevas oportunidades? El comienzo debe estar ajustado a tu visión del mundo e inspirado en tu propia valoración. Lejos de la autocrítica y la autoexigencia, y siendo fiel a ti mismo. El objetivo no es ser una persona diferente, el propósito es planear tu vida, como encajando las piezas de un rompecabezas, creciendo y de alguna manera, percibirlo y descubrirlo, porque te sientes en el camino correcto, en armonía y con la certeza de que vale la pena, sencillamente lo disfrutas y lo valoras. Piénsalo así, ¡Eres tú mismo! ¿Quién más que tú para estar contigo?
La importancia de conocernos
A menudo nos cuesta reconocer lo especial que somos y muchas veces nuestras creencias son limitantes y nos cierran posibilidades. Por eso te insisto, examina tus verdades, autoevalúalas y actualízalas. Es importante recordar aquellas primeras decisiones y las creencias que encerraban, incluso, considera la posibilidad de que no fueran ciertas, sino simplemente una manera de ver las cosas.
O quizás pudieron ser el reflejo de la interpretación de otro, mucha atención con eso, porque ello no facilita ser nuestra mejor versión, por el contrario, nos lleva a juzgarnos o sentir angustia. La verdad es que al compararte, solo tendrás una medida muy pobre de tu valor real, lejos de tu esencia.
Existe otro elemento importante que considerar, las heridas del pasado, los errores que hemos cometido o de los cuales hemos sido víctima. Esto implica una actitud compasiva, una toma de decisión personal de perdonar y desenganchar las cargas inútiles de dolor y rencor, de soltar los sentimientos negativos hacia la persona que te hizo daño por sus propias limitaciones y debilidades.
Puedes dejar de ser víctima y liberarte del sufrimiento. No implica en ningún momento excusar el comportamiento, ni aprobarlo. Pero te posibilita aligerar tu carga, sanar heridas, romper cadenas, liberar el dolor, en una expresión, transitar en la dirección correcta de tu viaje. Igualmente, cuando se trata de perdonarte y pensar más bien, en términos de responsabilidad.
Es imposible continuar y fluir, con la culpa. Debes aprender a tomar decisiones y ser dueño de tus pensamientos, para también accionar. Sentirás que deja de ser una lucha constante y así, podrás desplegar la danza de la vida, consecuente, placentera, vital. Suelta la culpa, perdónate y perdona, y asume una actitud positiva, disfruta lo que haces, lo que tienes y los pequeños detalles que te suceden en lo cotidiano. No te enfrasques en el perfeccionismo, es más, evítalo. Lo único que logras es generar estrés y ansiedad. Por el contrario, en vez de sumar, restas. Cuando vas asumiendo conscientemente tu andar, te puedes percatar de cada logro, cada pequeña victoria y cada gran avance.
Tú eres tu mejor amigo
No existe una receta mágica, pero es necesario conectarte con tu ser interior. Procura diariamente generar momentos de silencio para encajar contigo mismo, mindfulness, respiración consciente, la oración o el acercamiento a la naturaleza. Son prácticas que te ayudan a conectarte con tu lugar en el mundo. Todo esto te permitirá más fácilmente encontrar los pequeños milagros que nos regala la vida, a veces en las actividades más sencillas. Relájate, céntrate y anímate.
Simples detalles como referirnos con expresiones como “decido… elijo… estoy dispuesto a…”, logramos mucho más que cuando decimos “Tengo que… o debo…”. Acogerte es quedarte contigo, preferirte, aprender a confiar en ti y escuchar tu cuerpo y tu interior. Decide ser tu mejor amigo, una amistad duradera, que se valora y protege.
Reordena tus prioridades, identifica ¿Qué es lo más importante para ti? Y entonces céntrate en ello, acepta los errores como experiencia, sé compasivo y no te juzgues, bríndate aliento, sé amable contigo. Pero también, puedes aventurarte, hacer algo que te exija correr algún riesgo, o que te genere alegría y disfrute. Son estrategias que te alejan del control, que te permiten ampliar tus límites y diluir la inflexibilidad, al tiempo que sanas tu interior.
El éxito consiste en levantarte más veces de las que caes, ponte metas realistas, con fechas y realízalas, confiando en ti. Pero si sientes que debes protegerte, acógete. Háblate de manera positiva, puedes expresar tus desacuerdos, considera de quién viene la opinión antes de validarla automáticamente, enfréntate si es necesario para defender tu punto de vista, incluso, puedes sonreír y dejarlo pasar o decir que te molesta. Pero si es preciso, aprende a sentirte incómodo con lo que te desagrada y escucha tu dolor.
Recuperar tu autoestima implica reconocer que vales como persona. Y cuando experimentas que eres valioso, más altas y positivas serán tus expectativas. Vive con un propósito, elabora tu plan con una nueva visión y celebra tus éxitos. Vivir es la recompensa.