Nuestra cabeza es una valiosa herramienta ya que nos ayuda a encontrar soluciones, afrontar situaciones, a tomar decisiones, etc… Pero a veces también puede convertirse en nuestra peor enemiga presentándonos realidades que nunca llegan a ocurrir, poniéndonos en lo peor o trayéndonos un pensamiento una y otra vez en bucle.
Todo esto es algo normal, es la función de nuestra cabeza, protegernos y ayudarnos a sobrevivir. Sin embargo, si no aprendemos a controlarla un poco puede llevarnos a experimentar mucho malestar. Son muchísimos los pensamientos que nuestra cabeza nos lanza a lo largo del día y nuestra labor es saber filtrar esos pensamientos porque no todos son útiles ni válidos.
Todos tenemos esa vocecilla que nos dice que vamos a suspender un examen, que no nos van a coger en esa entrevista, que no vamos a conseguir algo, que nuestra pareja nos va a dejar, que voy a perder el trabajo... Son infinitas las posibilidades.
¿Qué puedo hacer para salir del bucle negativo?
Estos pensamientos por sí solos no pueden hacernos daño. El problema es cuando nos los creemos verdaderamente y asumimos que esa es la realidad absoluta y nos atrapamos en ellos. Como vemos, es normal que nuestra cabeza haga esto pero hay algunas cosas que podemos hacer para no entrar en bucle:
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Cuestiona tus pensamientos: cuando te veas pensando en algo de forma recurrente, párate a pensar cuánto hay de real en él.
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Aprende a identificar los pensamientos destructivos: pregúntate si eso que estás pensando se lo dirías a otra persona (Ejemplo: vas a suspender, no te van a coger en esa entrevista, vas a perder tu trabajo…) También piensa qué le dirías a una persona que te lo dice a ti.
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Trabaja la flexibilidad mental: para aprender a ver otras visiones de una misma situación que no te creen tanto malestar (Ejemplo: si tu cabeza te hace ver que vas a suspender, prueba a ser flexible y pensar que has estudiado para ese examen, que has aprobado otros exámenes antes, que aprobar también es una posibilidad si no tan siquiera irías a ese examen si no es porque tu quieres y piensas que puedes aprobar)
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Desmonta tus pensamientos: argumenta qué los sostiene o desmóntalos pudiendo dar otros argumentos.
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Intenta ser lo más objetivo posible: cuando nos atrapamos en un pensamiento la parte emocional es crucial y estamos viendo esa realidad bajo una emoción muy concreta (ansiedad, miedo, tristeza, etc…) y perdemos la objetividad. Intenta ver la situación desde fuera.
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Piensa qué es lo peor que puede pasar: a veces nuestra cabezas sólo nos lo hace pasar mal y cuando nos paramos a pensarlo no es algo tan malo lo que pasaría o que no tenga solución. Es más grande en nuestra cabeza que en la realidad.
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Ten un plan B: en el caso de que lo peor que puede pasar sea tan grande también en la realidad piensa qué harías si eso ocurre (Ejemplo: si suspendo ese examen finalmente o no me cogen en el trabajo, ¿qué haré?)
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Cuando un pensamiento te vuelva una y otra vez, intenta no tomarlo tan en serio: Acuérdate que ese pensamiento ya ha venido antes, que ya lo conoces y que quizás la mayoría (o todas) de las veces no ha ocurrido nada finalmente.
Conclusiones
Es importante entender cómo funciona nuestra cabeza, aprender cuál suele ser la manera que tiene de “atacarnos”, nuestros puntos débiles y también aceptar que es normal que esto nos ocurra y que no tenemos que tomar tan seriamente todo lo que pasa por nuestra cabeza porque muchas veces son falsas alarmas. Acuérdate de que los pensamientos sólo son pensamientos, no son una realidad y que todo dependerá de cómo nosotros manejamos y nos relacionemos con ellos.