Cómo pasar de sobrevivir a vivir: el tiempo como aliado de tu bienestar

Aprende a reconciliarte con el tiempo y transformarlo en un espacio de calma y disfrute.

Cómo pasar de sobrevivir a vivir: el tiempo como aliado de tu bienestar

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El tiempo puede sentirse como un aliado o como un límite. A veces lo vivimos desde la prisa, en modo supervivencia, y otras logramos habitarlo desde la calma, en modo vivir. Esta diferencia no depende del reloj, sino de cómo nos relacionamos con la vida. ¿Vives o sobrevives? Reflexionemos sobre cómo el tiempo refleja nuestras prioridades y cómo podemos reconciliarnos con él.

Hay frases que se quedan resonando más allá de las palabras. Hace poco escuché una que decía: “El tiempo como aliado, no como límite”. Y desde entonces me acompaña como un recordatorio. Porque, aunque el tiempo es el mismo para todos, no lo vivimos igual: algunos lo experimentan como una carrera contra el reloj, y otros como un espacio para habitar y disfrutar. La diferencia, en realidad, no está en el tiempo, sino en nosotros: en cómo nos colocamos frente a la vida.

El modo sobrevivir: cuando el tiempo es enemigo

En el modo supervivencia el tiempo se vuelve un adversario. Nos sentimos apurados, con la sensación de que nunca alcanza. Vivimos pendientes de obligaciones, preocupaciones y listas interminables de “tareas pendientes”. El miedo, la exigencia y el estrés ocupan el centro, y dejamos en pausa aquello que realmente nos hace sentir vivos.

Este estado tiene una función: nos protege, nos activa, nos ayuda a responder ante peligros reales. Pero cuando se prolonga demasiado, cuando se convierte en nuestro modo habitual de estar en el mundo, entonces el tiempo se experimenta como presión, como límite. Y nuestra vida se reduce a “cumplir” más que a “vivir”.

El modo vivir: cuando el tiempo es espacio

El modo vivir es distinto. Aquí el tiempo no es un enemigo que se escurre, sino un aliado que nos acompaña. Es el espacio en el que caben la calma, la creatividad, el disfrute y el encuentro con lo que nos importa.

Vivir no significa que todo sea fácil o placentero, sino que podemos estar presentes incluso en medio de las dificultades. Que dedicamos tiempo a lo que nos nutre: a las personas significativas, a lo que nos inspira, a lo que nos conecta con nosotros mismos.

El peso invisible del estrés

Sabemos que cuando permanecemos demasiado tiempo en modo supervivencia, nuestro cuerpo se mantiene en alerta constante. El estrés se puede volver crónico y, sin darnos cuenta, empezamos a interpretar la vida como una sucesión de amenazas y pendientes. En ese estado, el tiempo parece escaparse más rápido, como si siempre llegáramos tarde a algo.

Es una trampa silenciosa: cuanto más intentamos controlarlo todo, más sentimos que se nos escapa de las manos. Y lo que queda relegado suele ser justo lo que más sentido nos da: un paseo tranquilo, una conversación sin prisa, un rato para crear, descansar o simplemente estar.

Muchas veces evitamos hacernos esta pregunta porque sabemos que la respuesta puede incomodarnos. ¿A qué dedicas tu tiempo? ¿Cuánto espacio de tu día está destinado a lo que realmente valoras y cuánto se va en sobrevivir? El tiempo que invertimos refleja, en gran medida, nuestras prioridades (conscientes o inconscientes). Tomar consciencia de esto puede doler, pero también es el primer paso para cambiar.

Del sobrevivir al vivir: pequeños pasos

Pasar del modo supervivencia al modo vivir no ocurre de un día para otro. No se trata de abandonar responsabilidades, sino de recuperar espacios para habitar la vida de forma más plena. Algunas preguntas pueden ayudarte a empezar:

  • ¿Qué actividades me hacen sentir vivo, presente y en paz?
  • ¿Cuánto tiempo dedico a ellas realmente?
  • ¿Qué pequeñas acciones podría incorporar hoy para nutrir más mi vida y menos mi estrés?

No es cuestión de añadir más cosas a la agenda, sino de reorganizar el modo en que la transitamos. A veces basta con un pequeño gesto: apagar el teléfono durante una comida, regalar cinco minutos de silencio al día, o permitirnos disfrutar sin sentir culpa.

Quizás, más que una carrera, el tiempo sea un espejo. Nos refleja dónde estamos poniendo nuestra atención y cómo estamos eligiendo vivir. Y aunque no siempre podamos controlar las circunstancias externas, sí podemos elegir la manera de relacionarnos con ellas. ¿Vivir o sobrevivir? Esa es la pregunta. Y el tiempo, más que un límite, puede ser un aliado que nos recuerde lo esencial: que estamos aquí para algo más que correr detrás del reloj.

En el fondo, no se trata de aprovechar cada minuto al máximo, sino de reconciliarnos con el tiempo como parte de nuestra vida. Entender que siempre habrá cosas pendientes, pero que eso no nos impide vivir. Que disfrutar de lo pequeño también es urgente, que detenerse no es perder tiempo, sino recuperarlo. Tal vez el mayor aprendizaje sea este: cuando dejamos de luchar contra el tiempo, empezamos a vivir en él. Y ahí es donde realmente podemos sentir que no solo sobrevivimos, sino que habitamos nuestra vida.

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Blanca Garcia Grau. (2025, septiembre 30). Cómo pasar de sobrevivir a vivir: el tiempo como aliado de tu bienestar. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/como-pasar-de-sobrevivir-a-vivir-tiempo-como-aliado-de-bienestar

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