Consejos para ayudar durante el verano a una persona con un TCA

El verano nos hace pensar descanso, sol y diversión, pero para alguien que vive con un Trastorno de la Conducta Alimentaria, esta temporada puede sentirse muy distinta. La ropa más corta, las comidas en grupo y la ruptura de las rutinas pueden aumentar la incomodidad y la ansiedad.

En este artículo compartimos algunas ideas para acompañar a una persona con TCA durante estos meses, de forma empática y sin presión.

Hablemos sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria

Los TCA no son una preocupación superficial, aquí hablamos de trastornos. Estas son condiciones delicadas de salud mental que tienen gran influencia en cómo una persona se siente con su cuerpo, qué come y también en cómo maneja sus emociones.

Entre los más comunes se encuentran la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón, aunque existen otros que también pueden generar un gran impacto.

Aunque se habla mucho de adolescentes y mujeres jóvenes, los Trastornos de la Conducta Alimentaria también afectan a personas adultas, hombres y personas no binarias. De hecho, se estima que uno de cada cuatro casos corresponde a varones, aunque en muchos casos no se detectan a tiempo, ya que pueden pasar más desapercibidos o no se manifiestan de la forma más visible.

Y en los últimos años las cifras han aumentado peligrosamente. Muchos expertos señalan que la presión por cumplir con ciertos ideales de belleza, los modelos corporales poco realistas y la exposición permanente a las redes sociales están detrás de este problema. Compararse todo el tiempo (aunque no sea a propósito) termina afectando el ánimo y puede doler mucho, especialmente en personas que ya tienen inseguridades con su cuerpo.

Por qué el verano puede intensificar el malestar

En verano muchas cosas cambian: se rompe la rutina, hay más salidas, comidas fuera de casa y actividades donde el cuerpo queda más a la vista. Para alguien que vive con un trastorno de la conducta alimentaria, todo esto puede generar bastante ansiedad.

Usar ropa liviana, ir a la playa o simplemente estar en espacios donde los cuerpos se ven más puede resultar incómodo o incluso angustiante. No es una simple inseguridad, sino una forma distorsionada de ver el propio cuerpo que forma parte del trastorno. Esa exposición puede hacer que la persona evite planes, se aísle más o quede atrapada en pensamientos obsesivos sobre el peso o la imagen.

Además, la comida cobra mucho protagonismo en esta época. Bebidas, helados, salidas a comer o picnics que para la mayoría son parte del disfrute, pueden representar un desafío enorme para quienes enfrentan un TCA.

También son muy comunes los comentarios sobre dietas, “cuidarse” para el verano o alcanzar un cuerpo ideal, que aunque no se digan con mala intención, pueden reforzar el malestar.

Por otro lado, al pasar más tiempo con familiares o amistades, pueden surgir roces o tensiones, y eso puede empeorar emociones que ya estaban sensibles. Por eso es clave cuidar el clima emocional, promover el diálogo y acompañar sin presionar, respetando lo que la persona necesita.

Cómo acompañar a alguien con TCA durante el verano

Acompañar a alguien que está pasando por un trastorno de la conducta alimentaria puede ser desafiante al principio. No se trata de tener todas las respuestas ni de hacer todo perfecto, sino de estar ahí de forma real, con empatía y sin juzgar. Estas son algunas de las cosas que puedes hacer:

1. Evitar los comentarios sobre el cuerpo

Aunque parezca un elogio, frases como “te ves bien” o “bajaste de peso” pueden generar más presión o reforzar pensamientos que no se ven desde afuera. En vez de hacer foco en la apariencia, es mejor hablar sobre cómo se siente esa persona, cómo está llevando sus días o qué le gustaría hacer.

2. No hacer que la comida sea el centro de todo

Es común que las conversaciones giren en torno a lo que se come, las calorías o si alguien está “cuidándose”. Pero para quien tiene un TCA, estos temas pueden generar angustia. No se trata de evitar la comida, sino de no convertirla en un tema constante de conversación.

3. Respetar sus decisiones y tiempos

Tal vez la persona no quiera ir a la piscina, no se sienta cómoda en traje de baño o prefiera no participar en ciertas comidas grupales. Y está bien. No se necesita presionar ni convencer, sino acompañar desde el respeto, dejando en claro que puede contar con apoyo sin sentirse forzada a nada.

4. Hablar con cuidado si hay algo que preocupa

Si hay actitudes que llaman la atención o generan inquietud, lo mejor es hablarlo desde la calma. Buscar un momento tranquilo, expresar lo que se observa con afecto y sin culpas, puede abrir una puerta al diálogo. Lo más importante aquí es que muestres tu disposición para escuchar y comprender.

5. Ayudar a mantener algo de estructura

Aunque el verano suele ser más flexible, mantener ciertos hábitos o rutinas puede dar seguridad. Entonces, planificar algunas actividades, mantener horarios regulares para las comidas o evitar cambios bruscos puede ayudar a que la persona no se sienta tan fuera de control.

Si eres tú quien está atravesando un TCA

Este artículo está pensado para quienes acompañan, pero si eres tú quien está viviendo un trastorno de la conducta alimentaria, esto también es para ti:

Si el verano se vuelve más difícil de lo habitual, no lo estás imaginando. En esta época, todo parece girar en torno al cuerpo, la comida y cómo se supone que uno debe verse, y eso puede hacer que aumente el malestar o la incomodidad.

No tienes que seguir el ritmo de los demás si eso te hace sentir peor. Tus tiempos, tus necesidades y lo que te ayuda a estar un poco más en paz son igual de importantes. A veces cuidarse implica tomar distancia, elegir con quién estar o abrirte con alguien que te escuche sin apurar ni juzgar.

No hace falta que estés probando nada todo el tiempo para que te valoren. Tienes derecho a estar en lugares donde te sientas cómodo o cómoda, sin tener que cumplir con expectativas que no te representan.