En estos días la mayoría de nosotros nos sentimos con más vitalidad. Durante los meses anteriores, de alguna manera, nos hemos mantenido más hacia dentro, hacia lo más cercano y asequible.
En la parte del mundo donde vivimos la primavera está llegando. Con ella se produce un aumento de la vitalidad que da un empuje a que tanto la naturaleza que nos rodea como los humanos, como parte de ella que somos, nos dirijamos a poner en juego lo que se ha ido gestando en nosotros durante los meses anteriores.
¿Cómo aprovechar los efectos de la primavera en nuestro estado de ánimo?
A veces lo que se ha gestado nos lleva a crecer y a tener una vida con más sentido. Otras veces, durante el invierno, han tomado forma temas en nuestras vidas con los que nos sentimos profundamente infelices y ahora se nos hacen insostenibles en nuestra vida cotidiana. Puede ser la necesidad de un divorcio, de un cambio de trabajo o de cambiar drásticamente de grupo de amigos, por ejemplo.
Es decir, a veces lo que sale es el malestar que hemos ido acumulando y es ahora cuando sentimos ganas de estar mejor, de sentirnos más a gusto con nuestras vidas. Sin embargo, no sabemos cómo hacerlo.
Estas ganas de estar mejor pueden aprovecharse para emprender acciones que han estado ralentizadas durante los meses anteriores. Algunas de estas posibles acciones son:
1. Experimentar lo que verdaderamente siento, en lugar de lo que me gustaría sentir
Durante estos días, con más luz, con temperaturas más suaves, se supone que vamos a sentirnos mejor anímicamente. A veces esto no es así. Si hay temas importantes en mi vida que no están funcionando en esta época, se van a hacer más explícitos.
Suele ser más difícil de lo que podría parecer asumir el estado vital en el que me encuentro, al mismo tiempo, es el primer paso para poder decidir hacia dónde quiero dirigirme. Nos ayuda compartirlo con alguien con quien sintamos confianza, es la manera de poner luz al tejido de nuestras vivencias.
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2. Identificar lo que me podría ayudar a sentirme mejor
Si hay aspectos en mi vida que necesitamos que mejoren, puede ayudar valorar qué nos vendría mejor hacer.
Ayuda que esta valoración que incluya lo que nos apetece, lo que nos da la sensación de que puede ayudarnos, no únicamente lo que pensamos que nos ayudaría. De esta manera entrelazamos lo que pensamos y lo que intuimos, nos tenemos en cuenta a nosotros mismos de una manera amplia.
3. Flexibilidad para cambiar lo planeado si esto no me ayuda
A veces emprendemos un camino que entendemos que nos va a hacer bien y, pasado un tiempo, vemos que esto no es así. Me refiero aquí a cuando sentimos que algo no es bueno para nosotros, incluso si aparentemente nos ayuda porque, por ejemplo, nos calma.
Es útil en estas situaciones cultivar la flexibilidad, poder cambiar el rumbo, probar otras direcciones. La flexibilidad es algo que se aprende mediante la práctica, no es tan sencillo como puede parecer cambiar un camino que hemos decidido tomar.
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4. Después de un tiempo, valorar cómo me encuentro
Si hemos iniciado un trabajo personal para mejorar en algún aspecto, después de un tiempo he de preguntarme cómo me encuentro. Las respuestas están en cómo pienso mi situación tras este trabajo personal y, asimismo, en cómo me siento. De nuevo la propuesta es tenerme en cuenta de una manera amplia y lo más completa posible.
Los humanos somos fundamentalmente seres sociales. Por ello es útil valorar cómo nos encontramos con las personas que son importantes para nosotros y en los distintos entornos sociales en los que se desarrolla nuestra vida.
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5. Ayudarme a sostener la incertidumbre
Cuando hay algo en nuestras vidas que sentimos que no funciona, suele ser un tema que ha estado presente durante mucho tiempo y por un conjunto de circunstancias se hace insostenible en un momento dado.
Estos aspectos que no funcionan suelen ser complejos y cargados de significados en nuestras vidas y en la de nuestro entorno. Hemos de ir descubriendo todo esto para que algo pueda llegar a funcionar de manera diferente sin que lo forcemos, si no que ocurra por sí mismo. Llegará un día en el que lo que hayamos que forzar volverá a ser como era, pues nadie puede estar siempre en ese esfuerzo. Es decir, estos son procesos que requieren paciencia, trabajo y confianza.
Los entornos y personas que elegimos para mejorar nos ayudan a sostener la incertidumbre que conllevan estos procesos que estando solos no podemos transitar.
Inma Vázquez Jiménez
Inma Vázquez Jiménez
Psicóloga General Sanitaria
La exhuberancia de la fuerza de la primavera puede crear belleza en nuestras vidas al igual que destrucción. En cómo acompañamos ese aumento de vitalidad que experimentamos está la clave de lo que será esa fuerza para nosotros.