El día a día está repleto de situaciones que exigen que nos mantengamos mentalmente fuertes. Desde pedir un aumento hasta prepararse para un examen o unas oposiciones, pasando por la gestión de una ruptura de pareja, ninguna persona adulta es ajena a esta clase de retos que ponen a prueba nuestra capacidad de afrontar problemas complejos.
Ahora bien… ¿cómo podemos llegar a mantener la cabeza fría en estos contextos? Afortunadamente, existen algunos trucos psicológicos que nos predisponen a no evitar los problemas y a orientar todas nuestras acciones hacia la consecución de objetivos. Veamos cuáles son.
Creando una mentalidad resistente a los problemas
Las estrategias y ejercicios que puedes ver a continuación son formas de entrenamiento para volverse mentalmente fuerte, lo cual significa poner de nuestra parte para pensar y tomar decisiones de manera constructiva, en vez de refugiarse en uno mismo y esperar que todo salga bien por pura suerte.
Puedes ir alternando estos sencillos ejercicios entre ellos, o bien centrarte en aquellos que mejor se adapten a tus necesidades. Eso sí, debes tener en cuenta que la eficacia de estas estrategias depende de ti, y que si no quieres asumir ciertos sacrificios para cambiar, no funcionarán. Para llegar a los objetivos, por lo menos, hay que salir de la zona de confort.
1. Practica Mindfulness
El Mindfulness es un conjunto de ejercicios y un estilo de pensamiento muy ligado a las distintas formas de meditación milenarias. Sin embargo, más allá del valor tradicional de esta clase de hábitos el Mindfulness ha demostrado tener poder para modificar nuestra manera de pensar y de percibir las cosas.
En concreto, se ha visto que sirve para rebajar los niveles de estrés y que también permite soportar mejor el dolor físico, entre otras ventajas. Del mismo modo, ayuda a evitar las recaídas en los episodios de depresión.
La eficacia del Mindfulness ha hecho que sea una herramienta cada vez más utilizada en deportistas de élite, para ayudarles a gestionar la ansiedad, y en las escuelas infantiles, para entrenar a los pequeños a gestionar mejor su atención, algo que en adultos también puede servir, por ejemplo, para no distraerse de los objetivos y evitar la procrastinación.
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2. Busca aliados
Contar con personas que den soporte aunque sea por ratos cortos tiene efectos espectaculares en el rendimiento mental y también en la capacidad de mantener la determinación para alcanzar un objetivo. Da igual si estas personas están en disposición de dar consejos o no, lo importante es su compañía.
3. Adopta un punto de vista distante
Ante los problemas más duros y complejos en los que cuesta tomar decisiones por la gran cantidad de emociones que están vinculados a este proceso, adoptar el punto de vista de un observador externo ayuda a elegir la mejor opción. La idea es visualizarse a uno mismo como si fuese una tercera persona ficticia, alguien que tiene toda la información necesaria para saber lo que ocurre pero que no está tan emocionalmente ligada a los sucesos.
De hecho, se ha comprobado que plantearnos la situación que uno mismo experimenta refiriéndonos a nosotros mismos en tercera persona ayuda a reducir la ansiedad que, en exceso, puede llegar a paralizarnos.
4. Orienta tus pensamientos hacia la victoria
Hay muchas formas de pensar en un reto o un problema, pero solo hay un modo de hacerlo de manera que nos volvamos mentalmente más fuertes y más capaces de conseguir nuestros objetivos. El truco está en tener siempre presente que nuestra meta es ganar, no perder con dignidad o esforzarse de manera conservadora para no poner mucho en juego.
De hecho, aunque en un juego solo haya dos posibles resultados (ganar o perder), se ha visto que afrontar el reto pensando en evitar la derrota no es lo mismo que hacerlo aspirando a la victoria; en el segundo caso las posibilidades de éxito son mayores.
5. Descansa bien
Nadie puede mantener fortaleza mental si no descansa adecuadamente. El simple hecho de dormir las horas recomendadas y desconectar de vez en cuando permite que el cerebro descanse y afronte los problemas con mayor eficacia. En caso contrario, los problemas de atención y la poca fluidez de la memoria pueden complicar mucho la consecución de los objetivos.
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6. Fantasea con el cumplimiento del objetivo
Soñar despiertos recreando en nuestra imaginación lo que se experimenta al obtener lo que se quiere nos ayuda a conseguir ese objetivo, ya que mantiene la motivación alta.
Además, si no solo imaginamos la victoria sino que además incluimos en esta “simulación mental” el proceso por el que la hemos obtenido, estaremos venciendo buena parte de nuestros miedos en la imaginación, de modo que a la hora de la verdad estaremos más seguros de nosotros mismos y habremos previsto más posibles problemas y nuestras reacciones ante ellos.