Desgraciadamente, los trastornos psicológicos asociados a un descanso inadecuado son muy comunes.
Y no resulta extraño, puesto que vivimos en una sociedad muy distinta a la de décadas atrás, donde todo va muy rápido y la tecnología ha irrumpido en nuestros hogares.
¿No estás durmiendo suficiente?
Los malos hábitos, las prisas, los horarios infernales y otras variables pueden hacer que descansemos muchas menos horas de las que serían necesarias para nuestro organismo.
Dormir pocas horas daña nuestra salud psicológica
Por esta razón, es muy importante saber detectar algunas señales de alerta en nuestra conducta o en nuestra vida diaria que nos hagan reflexionar sobre si es necesario que dediquemos algún tiempo más a descansar correctamente. En este artículo os proponemos siete de éstas señales que pueden advertirte de que debes dedicarle más tiempo al sueño.
1. Te cuesta tomar decisiones
Una de las señales más inequívocas de un mal descanso es la dificultad para tomar decisiones, puesto que afecta directamente a la capacidad para ser efectivos en nuestros puestos de trabajo o en el estudio. Si has notado que te es más complicado pensar con claridad o tomar decisiones, es posible que tu descanso no esté siendo del todo completo. Dedicar más tiempo al trabajo durante las noches no suele ser muy recomendable, puesto que al final nuestra capacidad cognitiva y de concentración se resienten.
Como es bien sabido, descansar las horas debidas es muy importante a la hora de consolidar el aprendizaje y cuidar nuestras habilidades cognitivas, y la falta de horas de sueño obstaculiza este proceso. Nos deja en un estado en que somos menos productivos.
2. La memoria te falla
Hay personas que son extraordinarias a la hora de almacenar recuerdos y aprendizajes, mientras que otras son muy olvidadizas. La memoria de cada uno es algo muy personal. No obstante, si comenzamos a sentir que nos cuesta rescatar recuerdos o aprendizajes, es posible que algo no vaya del todo bien. Quizá debamos dormir más horas.
De acuerdo con lo que hemos explicado en el punto anterior, y aunque aún falta mucha literatura sobre la fase REM del sueño, múltiples investigaciones sostienen que durante este ciclo del sueño nuestro cerebro procesa la información captada durante el día y ayuda a consolidarla y almacenarla debidamente, esto es, constituye los paquetes de información a los que llamamos recuerdos.
En consecuencia, si no descansamos adecuadamente o no experimentamos una fase REM en óptimas condiciones, esta consolidación de recuerdos puede verse afectada, nuestro cerebro será incapaz de reorganizar la información y al día siguiente tendremos la sensación de que no nos acordamos bien de lo que vivimos al día anterior.
Si este descanso insuficiente se mantuviera en el tiempo, el deterioro de la capacidad para recuperar información (recuerdos) se iría acentuando.
3. Te sientes irritable y deprimido
Se ha reportado una asociación entre la privación del sueño y la posibilidad de sufrir depresión. De hecho, es bastante común notar que cuando no hemos descansado las suficientes horas somos más propensos a ser más irritables, a tener peor humor, etcétera.
De hecho, una investigación realizada en la Universidad de Pennsylvania demostró que limitar las horas de descanso a 4’5 horas diarias durante un período de una semana causó estrés, irritabilidad, tristeza y agotamiento psíquico en los participantes. Estos problemas, sin embargo, son fácilmente remediables si reanudamos las pautas habituales de sueño.
4. Inapetencia sexual
Es cierto: la falta de deseo sexual también está vinculada a la falta de descanso. Si estás notando que empiezas a padecer algún tipo de alteración de la conducta sexual o una simple falta de apetito sexual, sería recomendable que te platearas si estás descansando adecuadamente. Dormir mal afecta a muchos ámbitos de tu vida. Varios estudios muestran que los hombres y mujeres privados de sueño tienen a ver mermado su deseo sexual, porque se sienten agotados y somnolientos, y su tensión arterial se incrementa.
Además, los hombres que sufren apnea del sueño (una alteración respiratoria que ocurre durante la noche) también reportan unos niveles de testosterona por debajo del promedio.
5. Incremento del apetito (comer más)
Otro de los beneficios que entran en juego cuando descansamos correctamente es la capacidad para prevenir la diabetes, ya que optimiza nuestra respuesta a la insulina y nos aleja de sufrir trastornos del metabolismo. Comer bien también nos ayuda a poder dormir mejor. Es un círculo que se complementa y que debemos cuidar.
Entonces, si notas que tu apetito se incrementa de forma inexplicable y no entiendes cuál es la causa, uno de los posibles motivos es que no estés llevando un ritmo de sueño saludable. Podrás deducir esta relación por pura lógica: mientras nos mantenemos más horas despiertos, estamos más activos físicamente y por ende comemos más. Las personas que padecen insomnio tienden a comer más alimentos de los debidos por la ansiedad asociada, y esto puede acarrear un aumento de la masa corporal.
6. No puedes gestionar adecuadamente el estrés
De acuerdo con los puntos expuestos anteriormente, si habitualmente nos sentimos estresados por la falta de sueño, reducir nuestro tiempo de descanso puede agravar la situación. Además, la misma reducción del descanso tiende a alimentar el estrés, por tanto es preciso cortar esta espiral empezando por descansar más horas.
Si dejamos que esta situación persista, la bola de nieve se va haciendo más grande: sufrimos más estrés porque dormimos pocas horas y, al mismo tiempo, dormimos pocas horas por culpa del estrés.
7. Dificultades en la visión
Por último, nos encontramos con los problemas en nuestro sentido más preciado: la visión. Es lógico que la falta de sueño acabe afectando a este sentido, puesto que si nuestros ojos están fatigados no pueden limpiarse y refrescarse convenientemente, la calidad de la visión se ve comprometida.
Es algo parecido a cuando pasamos horas y horas delante de una pantalla de PC, Smartphone o similar. Los efectos de esto se hacen patentes en la dificultad para concentrarse y un efecto neblina en el campo visual. Es lo que se suele denominar vista cansada.
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