Hace unos años, solía visitar a un amigo de la facultad que, por una beca, se había mudado durante unos meses a un piso cerca de mi apartamento, junto a su podenco. Era agradable poder conversar con él acerca de los viejos tiempos, y sin embargo, a partir de la segunda semana empezó a ser evidente que algo no iba bien. La cara de mi amigo pasó a estar cada vez más marcada por las ojeras, se mostraba irritable muy fácilmente y empezó a quejarse sobre su trabajo a pesar que los primeros días aseguraba que le encantaba.
La respuesta al porqué de esto me lo dijo justo cuando me anunció que se volvía a su ciudad, varios meses antes de que terminase su beca y su época de prácticas. Se debía a algo que ocurría frecuentemente en su piso: el perro empezaba a gruñir, manteniéndose inmóvil y dirigiéndose hacia la única habitación interior del lugar, como si viese algo allí. El golpe definitivo llegó al enterarse de que hacía unos veinte años, un inquilino había muerto allí mismo, electrocutado durante unas reformas.
Historias similares a esta son frecuentes. La creencia de que los animales pueden percibir fenómenos paranormales es tan antigua como popular. Incluso hoy en día, son muchas las personas que viven experiencias en las que un perro se queda mirando atentamente hacia un rincón o pasillo en el que no hay nada, con las orejas erguidas, y empieza a ladrar o a gruñir con evidentes signos de estrés. ¿Qué hay de cierto en esta creencia? ¿Realmente es verdad que los perros son capaces de ver aspectos de la realidad que escapan a nuestros sentidos?
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Perros ladrando a la nada: entre lo paranormal y lo misterioso
El alcance de la creencia en un sexto sentido canino es, impresionante, y más teniendo en cuenta que cada vez hay menos motivos para creer en espíritus y en fenómenos paranormales.
Una encuesta realizada en Estados Unidos en el año 2011 mostró que alrededor del 47% de las personas que conviven con perros han sido alertadas por estos animales justo antes de que algo malo pasase. Es decir, que la experiencia fue lo suficientemente convincente para que, a la hora de interpretar los hechos, muchas personas creyesen que el perro tenía una especie de sexto sentido.
Por otro lado, también es frecuente creer que cuando los perros se quedan ladrándole a la nada, en realidad están viento fantasmas y entidades sobrenaturales. La ambigüedad que se genera en estas situaciones alimenta las creencias en lo paranormal, y se da un fenómeno que, a pequeña escala e intensidad, recuerda a la Folie à Deux, en la que las ideas delirantes o las alucinaciones de una persona hacen que esta se comporte de un modo tan convincente que la otra se termina creyendo en sus explicaciones.
Pero… ¿acaso los perros que hacen esto están teniendo visiones? Por lo que se sabe, nada indica que estos animales experimenten síntomas psicóticos de este tipo con mayor frecuencia que los seres humanos. Pero eso no significa que vean fantasmas, espíritus o ecos del futuro o del pasado: existen otras explicaciones mucho más completas y sencillas.
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Explicaciones domésticas sobre el sexto sentido del can
Parece innegable que los perros tienen ciertas capacidades sensoriales mucho más desarrolladas que los representantes de nuestra especie. Pero eso no quiere decir que disfruten de un sexto sentido, en la concepción más misticista del concepto. En realidad, estos comportamientos tan extraños, como ponerse nerviosos en situaciones en las que no hay un peligro claro a la vista, pueden ser explicados partiendo de lo que se sabe acerca de su olfato y de su capacidad auditiva.
Es un hecho que estos animales pueden escuchar sonidos a un volumen que está muy por debajo del umbral de nuestra sensibilidad auditiva. Esto hace que un mismo estímulo, como por ejemplo el maullido de un gato en la lejanía, pueda ser captado por un perro y no por nosotros, a pesar de estar justo a su lado.
Pero esta mejor audición tiene un inconveniente: en un abanico muy amplio de sonidos, es fácil encontrar alguno que sea ambiguo, que lleve a confusiones, ya sea porque se mezcla con otros o porque queda amortiguado par materiales a los que el can no se ha acostumbrado, como por ejemplo ciertos metales con los que se puede forrar una pared.
Por otro lado, gran parte del misterio de por qué esto ocurre siempre en un mismo lugar, y de manera más o menos constante, tiene una explicación también muy sencilla: los ruidos de tuberías. Estos componentes recorren buena parte de las paredes y van generando ruidos ocasionalmente, pero no los percibimos al quedar amortiguados por muchas capas de material de construcción.
Los perros ante los desastres naturales
Otro hecho que suele vincularse al supuesto sexto sentido de los perros es que son capaces de prever algunos desastres naturales.
¿Cómo se explica que horas o días antes de que un huracán pase por la zona, los perros ya se den cuenta de que algo está pasando? Se cree que esto ocurre porque son muy sensibles a los cambios de presión atmosférica, algo que siempre ocurre cuando se está gestando un fenómeno de esas características.
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