Imagine esta situación: Un niño o una niña de 5 años finalmente encuentra el valor para contarle a alguien que su tío lo tocó de manera inapropiada. Con palabras entrecortadas y saltando de una idea a otra, trata de explicar lo que pasó.
Pero cuando llega a los tribunales, los jueces deciden que su testimonio no es "creíble" porque no cuenta la historia de manera ordenada. Esta escena se repite todos los días en México. Nuestro sistema de justicia tiene un problema grave: trata a los niños como si fueran adultos pequeños.
Por qué los niños no pueden hablar como adultos
Los menores son más vulnerables al dar testimonio porque sus habilidades de atención, memoria y lenguaje aún están desarrollándose. Los niños de 2 a 7 años tienen dificultades para organizar eventos complejos en su mente. Los menores de 3 años prácticamente no pueden formar recuerdos duraderos, y entre los 3 y 7 años, sus recuerdos son como fotografías borrosas.
El abuso sexual no solo daña emocionalmente, sino que afecta directamente la capacidad de recordar y contar lo ocurrido. Los menores víctimas quedan dominados por emociones intensas. Es como tratar de contar una historia mientras se está en medio de una tormenta emocional.
El trauma puede causar pesadillas, miedo constante, dificultad para concentrarse, confusión sobre la sexualidad, pérdida de confianza en los adultos, y sentimientos de culpa y vergüenza. Nuestro sistema judicial mexicano tiene problemas serios. Solo existen 150 Cámaras Gesell (salas especiales para niños) mal distribuidas en todo el país.
Muy pocos psicólogos, jueces y fiscales están capacitados para trabajar con niños víctimas. Los niños enfrentan entrevistas múltiples en ambientes intimidatorios El resultado: Las y los niños terminan revictimizados, se pierden pruebas importantes y muchos casos quedan sin justicia.
Existe una solución que funciona
Se llama CBCA-SVA y fue creada específicamente para evaluar testimonios de niños víctimas de abuso sexual. Ya funciona exitosamente en Alemania, Canadá, Estados Unidos, España y otros países. Funciona en tres pasos simples:
- Entrevista cuidadosa: Se habla con el niño usando preguntas apropiadas para su edad, sin presión, a su ritmo
- Análisis especializado: Se examina lo que dice usando 19 criterios que consideran las limitaciones normales de la edad
- Verificación: Se cruza con otros datos del caso Esta metodología entiende que los niños procesan y recuerdan de manera diferente, pero eso no significa que mientan.
Si su hijo le dice que algo malo pasó, créale. Aunque no pueda contarlo con todos los detalles o de manera ordenada, tómelo en serio. Los niños rara vez inventan historias sobre abuso sexual. Es normal que no recuerde todos los detalles, cambie pequeños detalles al contar la historia, se confunda con fechas o secuencias y muestre miedo o vergüenza al hablar Esto no significa que esté mintiendo. Significa que es un niño traumatizado que necesita ayuda y protección.
Sus derechos en el proceso judicial: Derecho a ser tratado con dignidad. Derecho a espacios seguros para declarar. Derecho a personal especializado en niños. Derecho a no ser revictimizado Documente todo lo que su hijo/a le diga. Busque apoyo psicológico especializado inmediatamente. Exija que las entrevistas se hagan en Cámaras Gesell. Solicite que intervengan psicólogos especializados en trauma infantil. No permita entrevistas múltiples innecesarias.
El mensaje más importante
Si un niño no puede contar su experiencia de manera "perfecta", esto NO significa que esté mintiendo. El problema no está en la o el niño, está en un sistema que no sabe cómo escucharlo.
Los niños procesan y recuerdan las experiencias traumáticas de manera diferente a los adultos. Sus testimonios pueden tener inconsistencias naturales que no invalidan su veracidad. El sistema necesita nuevas reglas específicas para evaluar testimonios infantiles, implementar metodologías científicas como CBCA-SVA, capacitar a todo el personal judicial, y más Cámaras Gesell y especialistas.
Su hijo/a merece justicia. Cuando una niña o niño encuentra el valor para hablar sobre su experiencia traumática, el sistema debe estar preparado para escucharlo correctamente. No se trata de creer automáticamente todo, sino de evaluarlo con criterios apropiados para su edad.
El cambio es urgente. Cada día que pasa sin estas mejoras, más niñas y niños pueden ver negada la justicia que merecen, no porque su testimonio sea falso, sino porque el sistema no sabe evaluarlo. Las y los niños merecen ser escuchados. Y como sociedad, tenemos la responsabilidad de crear las condiciones para que esto suceda de manera justa y efectiva. Recuerde: Usted no está solo en esto. Busque ayuda profesional especializada y exija que el sistema proteja a su hijo/a.


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