El tacto. Apenas uno de nuestros cinco sentidos físicos que nos vinculan al mundo exterior, el mundo material y el mundo de lo tangible. Nada nuevo es que nuestra educación emocional y sexual siempre ha sido limitada a los roles de género, expectativas religiosas y la sexualidad limitada desde la reproducción, métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual, que por supuesto forman parte pero no son todo lo que abarca la sexualidad humana.
La naturalidad del tacto
El ejercicio del tacto, desde nuestro nacimiento es nuestra primer conexión con el mundo físico. Sin embargo es un acto que asumimos por hecho y obvio, que siempre es bien recibido y bien brindado. Tanto como el hablar de coitos, orgasmos, gemidos, eyaculaciones, fluidos, etc, siempre el tacto desde la sexualidad y las relaciones sexoafectivas ha despertado nuestra curiosidad debido al tabú socio cultural y religioso que les rodea empezando desde el reconocimiento de nuestro propio cuerpo a través del autotoque erótico, nuestro primer recurso en el proceso de autoconocimiento erótico fue por lo general con “ayuda” del porno, las revistas, etc.
Y para la mayoría de nosotros ni en casa mucho menos en las escuelas se nos enseñó a relacionarnos con nuestro propio cuerpo, con nuestras necesidades, a establecer nuestros límites ni a respetar los ajenos, mucho menos se nos enseñó sobre el consentimiento, ni el placer, ni a amar libremente sin los preconceptos infundidos por Disney, Hollywood mayoría de religiones como se promueve la idea del amor romántico, tampoco a reconocer nuestras necesidades afectivas, eróticas y sexuales mucho menos a comunicarlas o que la autoexploración no sólo es normal sino que es sana y necesaria por lo que el hecho de concebir el tacto consciente y menos aún con intención erótica inclusive en nosotros mismos ya que siempre fue inadecuado, impensable, enfermizo, sucio, pecaminoso y/o desagradable.
¿Qué es el tacto consciente?
Entonces, ¿qué es un tacto consciente? Un tacto consciente a diferencia del tacto ordinario o inconsciente es aquel tacto que se brinda y se recibe con absoluta presencia, sin precipitaciones con una sincronía entre el cuerpo y la mente. No hay pensamientos, imágenes, fantasías o diálogos distractores que interfieran, es un acto de meditación dinámica y casi siempre compartida, sin que implique necesariamente una intención sexual, sino también como un acto de conexión con el otro.
- ¿Eres consciente de tus intenciones al ejercer o al recibir el tacto?
- ¿Con qué frecuencia tocas a tu pareja sin la expectativa de ir al coito?
- ¿Cada cuánto das o recibes un tacto como un acto de servicio?
- ¿Has observado tus emociones involucradas al experimentar el tacto?
Casi siempre nuestra intención es el placer, el contacto piel a piel, establecer el vínculo con el otro. Una de las principales señales de las fracturas en las relaciones de pareja es la falta de tacto entre sí, escasez de abrazo, escasez de caricias hasta de los besos apasionados… De aquellos besos profundos del inicio de la relación.
¿Qué tiene que ver el tacto en un proceso “terapéutico” o de reaprendizaje sexual?
Evito decir proceso terapéutico porque a menudo se relaciona con el seguimiento de instrucciones o con toma de medicamentos. En el Sexological Bodywork o en el trabajo Sexológico Corporal enseñamos estrategias basadas en la práctica fundamentada de la cocreación, es decir que el cliente es partícipe de pedir el tipo de tacto, profundidad, zonas de su cuerpo que desea profundizar, mejorar, sanar, reconocer, explorar que desde la experiencia del recibir le permite resignificar el aprendizaje del consentimiento y del tacto, tanto como la respiración que resulta de su conveniencia o facilidad, los movimientos que se permita hacer para favorecer su proceso.
Es decir, participa activamente en lo que quiere, lo que desea en cada sesión bajo las condiciones establecidas bajo el código de ética. De esta manera se adhiere eficientemente, lo disfruta, reaprende y modifica prácticas entre ellas el ejercicio del dar y del saber recibir el tacto. El tacto consciente como parte de la experiencia de placer puede ser diverso acorde al enfoque, la necesidad e intención, como de preferencias personales aunque siempre el eje central en la Sexualidad Somática es LA INTENCIÓN.
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El tacto consciente es una de las herramientas parte de los procesos individuales como por ej, eyaculación precoz o involuntaria, disfunción eréctil, anmesia sensitiva, anorgasmia, proceso de sanación por trauma emocional, psicológico y físico (cesáreas, episiotomías, vasectomías, cirugía de próstata, implantes mamarios etc, etc en parejas como en los procesos de reconexión sexual, comunicación erótica, capacidad creativa y confianza, inclusive en las experiencias grupales que pueden ser desafiantes pero donde el aprendizaje es 360° gracias a la retroalimentación de y experiencias percibidas de otros.
Sin embargo, siempre se le aclara al cliente que toda práctica se encuentra regida por un código de ética profesional entre las cuales se le explica y se le brindan las garantías de consentimiento, se establecen mutuos acuerdos y que todo tacto que se brinda, este es unidireccional. Es decir, que va en función del aprendizaje personal del cliente pero este, no regresa. En todas las sesiones que requiere de tacto genital hay uso de guantes.