¿El consumo de sustancias lleva irremediablemente a la adicción? No. Una persona se hará adicta sí y solo sí están dadas ciertas condiciones o variables que permitan el desarrollo de una adicción.
Hablaremos de adicción cuando hablemos de dependencia. Esto implica que la persona se relaciona con una sustancia a partir de una necesidad. Necesita consumir y si no hay sustancia se angustia, se irrita y padece los síntomas de la abstinencia. Veamos esto en más detalle.
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La relación entre el consumo y las adicciones
Imaginemos una escalera con tres escalones. Cada escalón es de un color diferente. En el primero, de color verde, tenemos el uso de sustancias. En este caso hablamos de un consumo simple, no problemático, esporádico. Éste no reviste dificultades a corto o largo plazo y no presenta consecuencias muy graves.
El segundo escalón, de color amarillo, nos pone en alerta. Se trata del abuso de sustancias que refiere a un uso más complicado. Ya podemos pensar un exceso, en falta de control y de puesta de límites. Puede ser un uso ocasional pero desmedido. El abusador de sustancias, después del consumo observará algunas dificultades y consecuencias desagradables. Desde tomar alcohol de más y hacer un papelón hasta provocar un accidente.
Por último, en el escalón rojo, mas alto, ubicamos al consumo más problemático, que es la adicción o dependencia. El objeto de la adicción pasa a ser prioridad en la vida de la persona. La necesidad de consumir lleva a la persona a realizar actos que en otra circunstancia no haría. Piensa todo el día en consumir, trabaja para consumir, o roba para consumir; en definitiva el adicto vive para consumir. Las consecuencias son graves, a nivel personal, (física y psicológicamente), laboral, familiar, social o legal. El iniciar un tratamiento en esta instancia es algo fundamental.
Como mencionamos al principio, no todos aquellos que hagan un uso simple de una sustancia pasarán a escalas peores, es decir, no todo consumidor será adicto.
Si el usador de sustancias sube un escalón transformará su simple uso en algo que ronda el exceso y lo riesgoso. Y si sube un escalón más, se encontrará atrapado en él mismo, en su necesidad de consumir pase lo que pase.
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La escalera… ¿unidireccional?
Una persona puede quedarse en el primer escalón sin tener problemas relacionados con el consumo. O subir al segundo escalón y quedarse allí, teniendo ocasionalmente problemas de excesos y descontrol, o también puede seguir avanzando y alcanzar la cima. Asi es el camino de la adicción, gradualmente ascendente, por lo que el consumo es necesariamente cada vez mayor. Ese es el camino de ascenso.
Respecto al descenso, en la recuperación de una adicción existen diferentes teorías y modelos. Por un lado tenemos el modelo de reducción de riesgos y daños, que ayudará a una persona que ha decidido consumir a hacerlo de la forma más responsable y cuidadosa posible, sin buscar la abstinencia como meta.
Desde este modelo se puede pensar que una persona que alcanzó el nivel de adicción podrá descender al escalón del abuso e intentar moderarlo, y hasta incluso puede llegar al primer escalón, sosteniendo un uso simple y responsable de sustancias.
Por otro lado, los modelos abstencionistas sostienen que quien ha alcanzado el grado de adicción y decide recuperarse no puede volver a consumir, ni siquiera de forma moderada. El hacerlo podría implicar volver a perder el control y recomenzar el camino hacia la adicción. Por lo tanto, siguiendo la idea de la escalera, un adicto no podría bajar al segundo ni primer escalón. Directamente no debería acercarse ni coquetear con el consumo.
Conclusión
Entonces, ¿abstinencia sí o no? Como cada caso es único, la estrategia de recuperación variará en función de las características de las personas y del tipo de vínculo que hayan establecido con las sustancias. Por lo cual no hay un único método o modelo válido para todos los casos de personas con consumo problemático de sustancias. Es por ello que la dirección de la escalera la definirá cada persona.