El propósito se corresponde con nuestra misión personal, nuestra razón de ser, el motivo por el que despertamos cada mañana, lo que dota de sentido a nuestras vidas. En términos generales, vivir una vida con propósito presenta innumerables beneficios, el principal y más importante es que nos permite identificar y definir nuestros valores, marcar una dirección, definir un plan, además de permitirnos gestionar nuestro tiempo de forma eficaz. A su vez, vivir una vida con propósito está estrechamente relacionado con nuestra capacidad para liderar nuestra propia vida, lo cual tiene una incidencia directa en nuestro autoconcepto y autoestima.
Por tanto, descubrir e identificar nuestro propósito es de vital importancia para nuestro autoconocimiento, así como una poderosa herramienta para dotar de dirección a nuestras vidas y facilitar la toma de decisiones. Si bien, lo que puede permitirnos marcar la diferencia es el hecho de crear y consolidar hábitos que nos permitan avanzar en esa dirección.
Cómo se forman los hábitos y por qué nos cuesta cambiarlos
Según un estudio de la Escuela de Negocios de Harvard, los humanos podemos llegar a tomar entre 33.000 y 35.000 decisiones diarias, de las cuales, aproximadamente, el 99,74% las tomamos de forma automática, es decir, el cerebro tiende a automatizarlas de cara a ahorrar energía y poder focalizar sus esfuerzos en aquellas funciones que así lo requieren. Lo que se traduce en que al cerebro le gustan las rutinas y hábitos.
Dado que los hábitos, una vez consolidados, pasan al subconsciente, el primer paso para cambiar los mismos es hacerlos conscientes, es decir, identificarlos y preguntarnos si realmente queremos mantenerlos o modificarlos. Y ahí es donde tanto el coaching, la neurociencia y la inteligencia emocional juegan un papel diferencial.
El proceso de creación de hábitos sigue normalmente el siguiente patrón: señal o desencadenante, rutina, recompensa, así como un ansia o deseo que retroalimenta el círculo virtuoso del proceso de creación de hábitos.
La activación de los sistemas de recompensa y formación de hábitos en nuestro cerebro está relacionada con la liberación de dopamina, que es el neurotransmisor que se encarga del placer, pero que si se encuentra descompensada puede generar sensación de insatisfacción. Conocer esto es clave, ya que la dopamina influye directamente sobre la motivación y es la que nos permite iniciar, perseguir y alcanzar metas. Por tanto, es crucial que, si queremos dotar de propósito y sentido a nuestras vidas, comencemos por crear hábitos que estén alineados con nuestro ser más profundo, con nuestra identidad.
Uno de los principales obstáculos que encontramos a la hora de crear nuevos hábitos son las resistencias que proceden del exterior, ya sean a nivel social, de nuestro propio entorno, etc., resistencias que pueden adoptar la forma de creencias, sentimientos, conductas, etc., y que pueden llevar a que nuestros resultados no sean los que deseamos.
Cuando iniciamos un proceso de cambio, es habitual encontrar resistencias. Piénsalo: un cambio en nosotros mismos puede influir directamente en nuestro entorno próximo y es muy posible que a nuestro entorno próximo le vaya bien que todo continúe igual. No obstante, hay que contemplar estos obstáculos en el presupuesto del cambio si realmente estamos decididos a hacerlo.
Hábitos saludables: claves para el bienestar personal y profesional
Cuando me refiero a hábitos saludables, me refiero a todas aquellas conductas repetidas a lo largo del tiempo que producen un efecto multiplicador en nuestras vidas, que nos permiten vivir en coherencia con lo que somos, con nuestros valores, que nos aportan sensación de bienestar, que nos permiten alcanzar nuestros deseos y sentirnos satisfechos.
Ya sean a nivel personal, por ejemplo, adquiriendo hábitos como la práctica del autoconocimiento, la gratitud, una gestión emocional saludable, la alimentación saludable, el ejercicio físico, mindfulness, equilibrio personal, familiar y laboral, relaciones honestas y significativas, etc., así como a nivel empresarial u organizacional. Porque no nos equivoquemos, las empresas y las organizaciones también crean hábitos: potenciar un estilo de liderazgo u otro, un estilo de comunicación u otro, un estilo de negociación u otro, son hábitos, y en la mayoría de los casos, adoptar un tipo de hábitos u otros puede marcar la diferencia.
Para finalizar, me gustaría compartir una reflexión existencial que puede resultar clave para comprobar cuán alineados estamos con nuestro propósito, y es la de realizarnos preguntas tales como: ¿Para qué estoy en este mundo?, ¿Cuál es mi función aquí?, ¿Cómo me gustaría vivir mi vida?, ¿En base a qué valores?, ¿Cómo me gustaría que me recordasen?, ¿Cuál quiero que sea mi legado? Y esto lo relaciono de forma directa con algunos de los arrepentimientos más comunes de las personas antes de morir, recopilados por Bronnie Ware, experta en cuidados paliativos y enfermos terminales, en su libro Los cinco mandamientos para tener una vida plena, entre los que destacan: “Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que quería y no lo que otros esperaban que hiciese” u “Ojalá no hubiera trabajado tanto”.
Así que, si estás en un momento vital en el que no sabes muy bien qué es lo que quieres, en qué dirección avanzar, en el que tus creencias no te potencian, en el que te gustaría aprender a gestionar correctamente tus sentimientos, intentas crear nuevos hábitos pero desistes en el intento, quieres construir hábitos saludables, no encuentras la ilusión o motivación para comenzar y avanzar, encuentras obstáculos o barreras que no sabes cómo gestionar, te gustaría tomar las riendas y liderar tu propia vida, gestionar tu tiempo de un modo más eficaz; así como, si eres empresa y quieres crear una cultura que posibilite el desarrollo de hábitos saludables, no lo dudes, contacta conmigo, comencemos y marca la diferencia en tu vida.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad