¿Cómo afecta el gatillazo en la calidad de vida de los hombres?

Estas son las maneras en las que la disfunción eréctil afecta al bienestar de quienes lo sufren.

¿Cómo afecta el gatillazo en la calidad de vida de los hombres?

La disfunción eréctil, también conocida como “gatillazo” en el lenguaje coloquial, es muchísimo más común de lo que en un principio podría parecer.

A pesar de ello, resulta muy difícil establecer cifras epidemiológicas, pues muchos hombres no buscan ayuda frente a esta condición y se considera un tabú en el ámbito social el preguntar por la salud sexual de una persona. Aún con estas dificultades, estudios estiman que el 52% de la población estadounidense masculina entre 40 y 70 años padece disfunción eréctil (ED).

Vamos más allá, pues las mismas fuentes calculan que de 30 a 50 millones de personas tienen gatillazos de forma recurrente en EE.UU y más de 150 millones de hombres tienen disfunción eréctil en el mundo, como mínimo. Con estos datos, solamente queremos evidenciar que la falta de “destreza” en la cama es algo totalmente natural, mucho más de lo que se pueda creer tras tener una conversación anecdótica entre personas del género masculino.

Además, cabe destacar que la disfunción eréctil es signo de una entidad clínica física en el 80% de los casos. Solemos asociarla a un cuadro emocional, pero la realidad es que suele indicar un desajuste sistémico o endocrino, como diabetes, hipogonadismo, efectos secundarios al consumo de ciertos fármacos e hipertensión. Con estas ideas en mente, te contamos cómo afecta el gatillazo a la calidad de vida de los hombres.

¿Qué es un gatillazo y cuándo es una entidad clínica?

La disfunción eréctil o gatillazo es una disfunción sexual en la que el pene no se mantiene erecto (o no se erecta en primera instancia) antes y durante el acto del coito. Es el problema sexual más común en el hombre, y a pesar de que su desencadenante primario sea físico, puede tener efectos secundarios en el ámbito emocional. Los roles de género y las dinámicas masculinas no ayudan tampoco a normalizar esta condición.

Todos los hombres experimentan en algún momento de su vida una falta de erección por estrés, ansiedad, consumo de sustancias y otros muchos motivos, pero la disfunción eréctil (ED) se mantiene en el tiempo, ya sea de forma esporádica (se pueden mantener relaciones a veces, pero no siempre que se quiere), permanente o transitoria, es decir, que el paciente es capaz de mantener la erección un rato, pero no hasta que termina el acto sexual.

A continuación, puedes ver los desencadenantes más comunes del gatillazo o disfunción eréctil:

  • Hasta el 40% de los pacientes con ED tienen hipertensión, mientras que el 35% de los hipertensos tienen ED. Si llega menos sangre al cuerpo cavernoso del pene, este no se erecta.
  • La hiperlipidemia se presenta en el 42% de hombres con ED. Los niveles elevados de lípidos en el sistema circulatorio también disminuyen el flujo sanguíneo a zonas clave, como el pene.
  • Hasta el 30% de los hombres adultos con diabetes tipo II no diagnosticada tiene disfunción eréctil. El exceso de glucosa circulante puede dañar tejidos vasculares, nervios y tejidos sexuales, lo que dificulta mucho la erección.
  • Ser obeso aumenta la probabilidad de presentar disfunción eréctil en un 50%.
  • Las personas con depresión son un 40% más proclives a presentar ED. Curiosamente, la probabilidad de desarrollar depresión asociada a ED es 3 veces mayor que en la población general.

Como ves, la mayoría de las causas de la disfunción eréctil son sobre todo orgánicas; la disfunción se asocia en un porcentaje nada desdeñable a la depresión (sea esta causa o desencadenante) y otras alteraciones psicológicas, pero casi siempre va acompañada de diabetes, hipertensión, hipogonadoismo y otras condiciones que afectan al aparato circulatorio.

¿Afecta esta condición en la calidad de vida de los hombres?

Sin ninguna duda, el gatillazo recurrente puede ser un grave problema para el hombre. Como hemos visto con anterioridad, la probabilidad de presentar depresión si existe una disfunción eréctil es hasta 3 veces mayor que en la población general.

Según estudios como “Repercusiones psicológicas de la disfunción eréctil sobre la autoestima y autoconfianza”, la disfunción puede surgir fruto de la ansiedad, el estrés y la depresión, pero la inhabilidad para poder desempeñarse en el acto sexual le reportan al paciente menores niveles de autoestima y aún más ansiedad y estrés. Se crea un círculo vicioso, en el que el “no valgo para nada” acrecienta la disfunción, mientras que la disfunción fomenta la idea del “no valgo para nada”.

Este mismo estudio, tras realizar tests en 405 pacientes con disfunción eréctil, descubrió que existía una correlación clara al cuantificar el autoestima de las personas con y sin ED. Dicho de otro modo, parece ser que los hombres con disfunción eréctil tienden a tener una imagen disminuida de sí mismos, al menos en comparación con la población general. Curiosamente, esta tendencia no se observó al cuantificar una escala de autoconfianza.

De todas formas, cabe recordar que hasta el 80% de los cuadros sostenidos de gatillazo se deben a causas orgánicas, mientras que un 20% responden a desajustes emocionales, como depresión, ansiedad, trastornos de personalidad y otros eventos psiquiátricos. Por ello, más que hablar del efecto del gatillazo en la calidad de vida de los hombres, es necesario fijar atención en la causa subyacente.

La diabetes sin tratar, la hipertensión, el hipogonadismo y otras condiciones sistémicas son entidades clínicas que van mucho más allá de los problemas de erección. Sin ir más lejos, la cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte en los países de alto ingreso, y esta está ampliamente relacionada con el colesterol alto, ser hipertenso, ser diabético o tener obesidad.

Así pues, es necesario ver más el gatillazo como un signo clínico que como un fallo personal, ya que casi siempre va precedido por una condición física o emocional de índole patológica. Si no culpamos a una persona o la ridiculizamos por tener un edema en las piernas, ¿por qué la disfunción tiene connotaciones tan negativas? Ambos son signos clínicos y, por ende, motivo de visita médica y de atención por parte de un especialista.

Mostrarse vulnerable siendo hombre no es malo

En este punto, no queda más que romper una lanza a favor de la “vulnerabilidad” y, hasta cierto punto, de la deconstrucción de la masculinidad clásica. Históricamente, se nos enseña que los hombres debemos ser fuertes, imponentes, reacios a hablar de nuestros sentimientos y protectores del sexo contrario. Por suerte, las dinámicas de género actuales y los espectros de identidad cada vez nos hacen avanzar más como sociedad en este ámbito, pero queda mucho trabajo por hacer.

Tomas Santa Cecilia

Tomas Santa Cecilia

Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual

Profesional verificado
Madrid
Terapia online

Tener un problema sexual no es un fallo, sino un signo clínico. No es cuestión de masculinidad o de falta de hombría, sino de un cuadro patológico. Cuando se normalice este evento como parte de un cuadro más amplio que debe ser tratado (y se derriben las barreras de la conducta eminentemente masculina), los hombres serán más vocales con sus problemas y se podrán detectar enfermedades antes de que se cronifiquen.

  • Erectile dysfunction, NCBI, STATPEARLS. Recogido a 27 de mayo en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK562253/
  • Martín-Morales, A.; Meijide Rico, F.; García González, J.I.; Regadera Anechina, L.; Manero Font, M. (2005). Repercusiones psicológicas de la disfunción eréctil sobre la autoestima y autoconfianza. Actas Urológicas Españolas, 29(5): pp. 493 - 498.

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Tomás Santa Cecilia. (2021, mayo 27). ¿Cómo afecta el gatillazo en la calidad de vida de los hombres?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/sexologia/como-afecta-gatillazo-calidad-vida-hombres

Psicólogo

Madrid

Tomás Santa Cecilia es psicólogo, consultor, formador y Director de CECOPS Centro de Consultoría Psicológica. Es Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Máster Profesional en Psicología Cognitivo Conductial Avanzada (Albor-Cohs) y Miembro de The New York Academy of Sciences y de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) entre otras cosas. Trabaja desde el Análisis Conductual Aplicado y la Terapia Cognitivo-Conductual.

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