La gratitud es un valor que puede que parece que se está perdiendo. A pesar de que decir un “gracias” no cuesta nada, parece que a la gente le resulte difícil, incómodo y molesto.
A otros no es esa palabra la que les cuesta, sino demostrar que sienten gratitud por lo que han hecho por ellos. Pero deberían, porque nuestros padres, hermanos, amigos, vecinos… todos ellos han hecho en más de una ocasión algo por nosotros.
Ya es hora de agradecer más las cosas, tanto en forma de palabras como en gestos. Por ello a continuación vamos a ver algunas estrategias que nos servirán para ser un poco más agradecidos en nuestro día a día.
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Cómo ser más agradecido
No es muy difícil ser agradecido, y su propia definición de diccionario nos lo viene a demostrar. De acuerdo con el DRAE, una persona agradecida es aquella que agradece, esto es, que muestra gratitud y da las gracias. Así de simple: ser agradecido es dar las gracias por lo bueno que nos pasa en la vida, tanto lo más pequeño como lo que nos resulta más significativo. No cuesta nada ser agradecido en esta vida, y de hecho nos conviene.
Ser más agradecido nos hace más felices, puesto que nos hace valorar como más importantes aquellas cosas buenas que nos pasan en vez de poner tanto el foco en lo malo. Este estilo de pensamiento es justo el contrario al de muchos, puesto que la mayoría de los mortales no podemos escaparnos del sesgo de negatividad, efecto (o trampa según como se mire) que nos hace ponerle mayor peso a las cosas negativas que nos suceden, menospreciando o incluso ignorando las positivas.
Cambiando nuestra forma de relacionarnos con los demás, agradeciéndoles el estar ahí o, simplemente, valorando más las pequeñas cosas que nos ocurren puede ser una muy buena forma de atraer a la felicidad y la estabilidad emocional a nuestras vidas. Felicidad y salud van de la mano, y la gratitud es un potente imán para ambas, así que para conseguirlo vamos a aprender unas cuantas estrategias que nos van a enseñar cómo ser más agradecido.
1. Lleva un diario
Nuestro primer consejo es llevar un diario sobre lo bueno que nos pasa. Apuntar todas las cosas positivas y por las que nos sentimos agradecidos es muy beneficioso al ser una muy buena forma para combatir el ya mencionado sesgo de negatividad.
Da igual si lo hacemos en una libreta o en el ordenador. La idea es apuntar todo lo bueno que nos suceda, por muy pequeño y aparentemente insignificante que pueda parecer. Haciéndolo se fomenta un estilo de pensamiento positivo, haciendo un esfuerzo cognitivo cada vez menor para detectar los buenos sucesos presentes en nuestra vida.
Basta con dedicarle entre 5 y 10 minutos a poner qué han sido aquellas cosas que nos han hecho sentirnos bien y que agradecemos que hayan ocurrido. Hay que comprometerse a hacerlo, algo que al principio nos costará un poquito pero con el paso del tiempo se convertirá en un hábito totalmente automatizado.
2. No evites las cosas negativas
Puede que nos sorprenda este consejo y tiene su sentido. Normalmente asociamos la gratitud con lo bueno, poniendo el foco de atención únicamente en lo bueno e ignorando por completo lo malo.
No obstante, la clave para ser más agradecidos es asumir que habrá contratiempos, que a veces no los podemos evitar y que, aunque un poco molestos, pueden incluso ayudarnos a valorar todavía más lo bueno que nos ocurre.
Mirémoslo de la siguiente manera: ¿Verdad que en el pasado nos han ocurrido cosas malas que después hemos superado? Recordarlas nos hace recordar también cómo las superamos, viéndonos capaces de hacer frente a las dificultades y alcanzar el éxito.
3. Valora las pequeñas cosas de la vida
Son muchos los pequeños momentos de nuestra vida cotidiana que, aunque de apariencia poco importante, influyen en nuestro bienestar. Conseguir un asiento en el metro, que la tostada se caiga por el lado del pan o que nuestra mascota nos salude efusivamente al llegar a casa son cosillas por las que debemos estar agradecidos.
Pero además de agradecer estos momentos, también podemos ayudar a los demás a que sean conscientes de ellos y también los valoren. Devuelve cada muestra de amabilidad que te ofrezcan, y agradécesela, aunque se trate de un simple cumplido.
4. Ayuda a los demás
Ayuda a los demás, no cuesta nada y casi siempre te lo agradecerán. Las personas agradecidas no solo agradecen lo que hacen por ellas diciéndolo, sino también devolviéndoselo.
Igualmente, no hace falta que nos hayan hecho un favor antes para ayudar a los demás. Sé voluntario, ofrécete a mejorar el día a otras personas. La gratitud es algo que se contagia y ayudando a los demás es la mejor manera de despertar la gratitud en los demás.
5. Agradece la vida que te ha tocado
¿Cómo se puede estar agradecido por tener la vida que te ha tocado? Puede que algunos la veamos como algo malo mientras que otros la vemos como justo lo contrario, pero esto es porque la vivimos en primera persona o bien la comparamos con la vida de quienes creemos que viven mejor que nosotros.
¿Y si lo comparamos con quienes viven peor? ¿Cuántas personas en este ancho mundo viven en la miseria más absoluta? ¿Cuántas pasan hambre? Hay quienes ni siquiera tienen una cama donde dormir.
Tener una casa, una familia, amigos, trabajo… Incluso el simple hecho de vivir en un lugar en el que no se tiene que mirar cada día al cielo para ver si se acerca un bombardeo. Son muchas las desgracias que ocurren en el mundo que nunca hemos tenido la desgracia de vivir, y que lo más probable es que nunca las vivamos.
6. Aprecia la vida de tus seres queridos
Muchas personas han perdido a toda su familia en algún conflicto o desgracia natural. Otros los han ido perdiendo por el paso triste pero inevitable de la edad y la muerte. Puede que tú ya hayas perdido a alguna importante en tu vida, pero todavía te quedan los demás.
Valora la vida de tus seres queridos, da gracias porque sigan vivos y que dispongan de una buena salud. Nadie tiene garantizada su vida, nadie sabe qué puede pasar mañana, si puede morir porque se ha cruzado con la persona menos indicada por la calle. De la vida a la muerte solo hay un instante de diferencia.
7. Mantente en contacto con tus seres queridos
¿Cuándo fue la última vez que llamaste a tus abuelos? ¿Y a tus padres? Ya va siendo hora, ¿no crees? Llamar habitualmente a tus seres queridos es una muestra de agradecimiento, de que los valoras, y ellos también se sentirán más propensos a llamarte en el futuro.
También puedes irlos a visitar, enviarles mensajes, cartas o incluso regalos, algo que demuestre que no te olvidas de ellos y que los valoras. Si hace falta, encárgate tu de las reuniones familiares, organízalas para que todo el clan se encuentre.