El síndrome de Ulises es un trastorno de estrés específico de inmigrantes. Se asocia con las múltiples experiencias de duelo a las que se enfrentan estas personas, así como con las dificultades que deben superar para adaptarse al nuevo contexto.
En este artículo describiremos el síndrome de Ulises, sus síntomas principales y sus causas más habituales. Para ello nos basaremos fundamentalmente en la obra de Joseba Achotegui, el psiquiatra que acuñó el término por el que nos referimos a esta alteración.
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¿Qué es el síndrome de Ulises?
El Síndrome de Estrés Crónico y Múltiple, conocido de forma más frecuente como “síndrome de Ulises”, es un conjunto de síntomas que se deriva de estresores graves asociados a la emigración. Uno de los factores que más contribuyen en su aparición es la escasez de recursos económicos a la que se enfrentan muchas personas en esta situación.
La nomenclatura habitual de este síndrome hace referencia a Odiseo, héroe de la mitología griega que fue conocido como “Ulises” en el mundo romano. Según narran la Ilíada y la Odisea, los dos principales textos épicos de la Antigua Grecia, tras participar en la Guerra de Troya UIises navegó durante 10 años pasando grandes dificultades antes de llegar a casa.
El término fue acuñado y popularizado en la década de 1990 por Joseba Achotegui, que en la actualidad ejerce como profesor titular de la Universidad de Barcelona y dirige el programa de apoyo que recibe el nombre de “Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados” o “SAPPIR”. Eso sí, hay que tener en cuenta que no se trata de una psicopatología reconocida "oficialmente" y que aparezca en los manuales diagnósticos como el DSM-5. Por ello, es más bien considerado un conjunto de síntomas al que se hace referencia con el término "síndrome de Ulises" de manera más bien informal u orientativo, dado que este concepto no está muy detallado ni consensuado.
Aunque este síndrome puede afectar a personas de todas las edades, la evidencia disponible revela que es más habitual en las personas ancianas y de mediana edad. Esto se debe probablemente a factores como el menor número de oportunidades de socialización y la mayor dificultad para aprender el nuevo idioma o para adaptarse a una cultura distinta.
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Síntomas principales
Los síntomas presentes en las personas con el síndrome de Ulises puede variar en función del caso particular, pero han sido relacionados con cuatro categorías de alteraciones psicológicas: la ansiedad, la depresión, la disociación (desconexión de la experiencia física y emocional) y los trastornos somatomorfos (síntomas físicos de origen psicógeno).
En el área depresiva destacan la presencia de sentimientos de tristeza asociados a la percepción de fracaso personal, de baja autoestima y de pensamientos relacionados con la culpa y, raramente, con el deseo de morir. Según Achotegui, los síntomas específicos están influidos por la cultura; por ejemplo, la culpa es más habitual en occidentales que en asiáticos.
La experiencia de ansiedad, también muy relevante en este síndrome, se manifiesta en síntomas como preocupación recurrente y excesiva (similar a la del trastorno de ansiedad generalizada), tendencia a la irritabilidad, tensión psicológica y física o sentimientos de miedo. El insomnio se ve favorecido por la ansiedad y las malas condiciones de vida.
Achotegui engloba en el espectro de la somatización síntomas y signos como los dolores de cabeza, presentes en tres cuartas partes de las personas diagnosticadas, y la fatiga, asociada a la falta de motivación psicológica. También destaca la tendencia de las personas asiáticas a presentar síntomas de tipo sexual o la de las magrebíes a las molestias en el tórax.
Otros problemas que aparecen con frecuencia en personas con el síndrome de Ulises son la baja autoestima, el descenso del rendimiento a nivel general, el consumo excesivo de sustancias como el tabaco y el alcohol o síntomas dolorosos gastrointestinales, óseos y musculares.
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Causas de este síndrome
El síndrome de Ulises ha sido relacionado con el proceso de duelo, que consiste en la adaptación a pérdidas psicológicamente significativas. Las personas que emigran se separan de forma parcial de su entorno habitual, de su familia, de sus amigos e incluso de su identidad como ciudadanos de una región concreta del mundo.
Así, algunos de los desencadenantes o elementos psicológicos que pueden constituir causas del síndrome de Ulises (probablemente combinándose entre sí, esta clase de fenómenos no suele tener una única causa) son los siguientes:
- Soledad por falta de amistades consolidadas.
- Incomprensión ante los códigos culturales y la escala de valores del país al que se va a vivir.
- Añoranza por los seres queridos que se ha dejado en el país de origen.
- Sensación de que el país que se conocía está cambiando de manera desconectada de uno mismo (en las visitas ocasionales a este, muchas cosas son significativamente distintas y no se ha tenido tiempo de adaptarse a ello).
- Crisis de identidad al no saber qué referentes culturales fijarse.
- Miedo a no ser aceptado/a por la sociedad del país al que se va a vivir.
- Miedo por no contar con el apoyo social (familiares y viejos amigos) que se daba por sentado en el país de origen.
Cuando las demandas de la nueva situación son percibidas como excesivas para la persona migrante pueden aparecer síntomas crónicos de estrés y otras alteraciones psicológicas relacionadas que influyen negativamente en el bienestar y en la adaptación al contexto. Esta cadena de acontecimientos es lo que se conoce generalmente como síndrome de Ulises.
La sensación de aislamiento sociocultural es considerada un factor clave en la aparición del síndrome. En este sentido son relevantes el desconocimiento del idioma o las diferencias en valores, pero también los prejuicios y la discriminación por motivos étnicos y culturales a los que las personas inmigrantes de muchos países se ven sometidas de forma sistemática.
En los casos en que el proceso de migración ha sido llevado a cabo de forma ilegal, el miedo a posibles consecuencias (en particular el internamiento y la deportación) constituye un estresor adicional y con un potencial especialmente elevado de favorecer un estado de malestar emocional crónico.
Por otra parte, el síndrome de Ulises también se ve favorecida por las marcadas dificultades que experimenta un gran número de inmigrantes al intentar legalizar su situación, al buscar trabajo o a la hora de acceder a servicios básicos como la vivienda y la asistencia médica. La frustración de las expectativas personales y económicas de la persona también es relevante.