Vivimos en una sociedad que constantemente nos transmite el lenguaje del "tú puedes": Tú puedes salir adelante, tú puedes amarte a ti mismo/a, tú puedes lograr todo lo que te propongas. Si bien no hay nada de malo en mentalizarte hacia el logro, la parte negativa surge cuando la evidencia no acompaña la inyección de motivación externa que intentamos implantar en nuestra mente, ya que esto genera una profunda frustración.
La sociedad del Tú Puedes: ¿cómo lograr lo que te propones?
En principio, la orientación al logro, establecer objetivos y confiar en tu capacidad para lograrlos es una estrategia de afrontamiento positiva frente a la realidad. Te permite generar la motivación e impulso necesarios para responder a tu día a día. El discurso de que tienes toda la capacidad de lograr tus metas puede funcionar como una gran herramienta para combatir el miedo y el estancamiento en el transitar de la vida.
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¿Cuándo se vuelve un problema?
El conflicto surge cuando la orientación al logro se convierte en una voz externa que intenta convencerte constantemente de algo que tu estructura psicológica todavía no ha aprendido. Sientes que deberías poder con todo, tu lenguaje repite que “eres capaz” que “todo es cuestión de actitud” que “se trata de esforzarte lo suficiente” que “sigas intentando”; sin embargo tus respuestas emocionales, tu situación y tu entorno no se alinean con el mismo discurso.
Como resultado de esto, se produce mucha confusión a nivel mental y surgen preguntas como: ¿Por qué se supone que debería poder y no puedo? ¿Si soy capaz de todo, por qué siento que no lo logro? En consecuencia, el discurso motivacional genera malestar y duda en lugar del efecto positivo mencionado anteriormente. Sobreenfatizar el discurso motivador de que “somos todo lo que nos propongamos” y que “podemos lograr todo lo que queramos” puede llevarnos a una insatisfacción con la realidad. La esperanza se pone en que el discurso sea lo suficientemente motivador y potente como para desarrollar el bienestar que tanto anhelamos.
Tu proceso de desarrollo personal
El bienestar, en realidad, no se puede construir con recursos externos, con frases preconcebidas por memorizar, con lemas de otros ni con enérgicos discursos de motivación. Si bien todos estos recursos pueden impulsar tu propio crecimiento, la construcción de tu salud mental no consiste en lo que “puedes” ni lo que “logras” si no en lo que eres, lo que construyes, lo que utilizas y cómo afrontas la realidad de la vida.
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1. Comenzando por la aceptación
Muchas veces el inicio del proceso es romper con las expectativas de poder con todo, con la idea de que todo tiene que ser como te lo propusiste en un principio. La vida está llena de imprevistos, realidades incontrolables y factores en los que nuestra capacidad no tiene influencia alguna. Hay ocasiones en las que no vas a poder, y eso está bien. Entrega un tiempo a observar la realidad, intégrala a tu mente, procésala en detalle. Dialogar con los hechos, reconocer tus limitaciones y negociar tus expectativas no te convierte en una persona débil o conformista, te lleva a priorizar tu bienestar por encima del cumplimiento de tus objetivos.
2. Construcción propia
Responder a las dificultades, los imprevistos y las situaciones de la vida no es seguir un guión motivacional escrito por alguien que “lo logró todo”. Se trata de que los recursos que generes sean tuyos y no los que otros te dicen que deberías tener. Se trata de hacer que tu historia sea tan personal, que tú entiendas cómo vivirla de forma saludable.
3. Pedir ayuda
Transitar la vida consiste también en pedir ayuda, reconocer cuándo no puedes por mucho que quieras. Cuándo tus recursos internos, tu discurso motivacional y todos tus intentos no han obtenido el fruto que esperabas. Cuándo tus emociones se desregulan a pesar de que intentas mantenerlo “todo bajo control” a nivel mental. Cuándo la ayuda de alguien más es también un recurso valioso para ordenar tu experiencia.
Maria Emilia Herrera Landazuri
Maria Emilia Herrera Landazuri
Psicologa Clinica
En resumen
Tu proceso se inicia al entender que no basta con que te digan "tú puedes" para que tu dolor se esfume y la funcionalidad regrese. Las situaciones no se transitan con motivación dirigida si no con tu propia experiencia. Se vive a nivel mental, emocional y relacional en conjunto. No se puede racionalizar con un "tú puedes". Vas a poder, pero va a ser tu propio proceso el que te hará saber de qué eres capaz.