Sólo unos pocos afortunados pueden decir que no se han dejado llevar por lo que la mayoría de las personas quieren y que nunca han dejado de lado sus gustos para no sentirse apartados. La mayoría de la gente, ha cambiado o realizado algo por miedo a la exclusión social o a las críticas. A fin de cuentas, somos seres sociales, buscamos el contacto con los demás y por tanto, deseamos ser aceptados y parte de un grupo. Pero, ¿hasta qué punto merece la pena sacrificarse a uno mismo por satisfacer el sentido de pertenencia?
En este artículo exploraremos el tema de las ventajas de ser uno mismo en las relaciones con los demás.
¿Qué significa ser uno mismo?
Ser uno mismo implica, en parte, conectar con nuestras pasiones y actuar en base a ellas. Hablamos de escucharnos a nosotros mismos, tener en cuenta lo que sentimos y necesitamos, reflexionar sobre ello y en función de esto, actuar de una manera o de otra.
En esta línea, queremos dejar claro que la identidad no se forma a partir de actos causales o temporales. Ser uno mismo supone hacer balance regular de lo vivido hasta ese momento. Solo así, seremos capaces de formarnos nuestra propia perspectiva sobre lo que nos sucede a nosotros mismos y a nuestro alrededor.
Ahora bien, una vez descubierta la propia identidad, se debe ser fiel a los principios que la definen. Ser uno mismo es precioso y especial, pero a la vez, muy frágil. En cuanto no nos somos fieles a nosotros mismos por cumplir ideales o expectativas, queda una herida que debemos trabajar.
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¿Por qué no somos fieles a nuestros valores?
No se puede responder a esta pregunta con una sola respuesta. Pueden ser muchas las razones dependiendo de cada persona. No obstante, sí que podemos agrupar las más frecuentes a continuación:
- Porque priorizamos el satisfacer a los demás. Le ponemos más peso a lo que otros quieren que seamos.
- Por miedo. En ocasiones, tememos mostrarnos tal y como somos por temor a defraudar o a no satisfacer las expectativas de los demás. El miedo nos paraliza a nosotros mismos y nos inundan preguntas como “¿y si le caigo mal? ¿y si se piensa que no soy gracioso? ¿y si no soy tan bueno para él?, etc.
- No gustarnos. Aquellas personas que no se gustan a sí mismas, ni física ni emocionalmente son una fuente de frustración muy peligrosa y por supuesto, son quienes más propensas se muestran a no sacar su lado más real.
Las ventajas de ser uno mismo
Cierto, es complicado ser uno mismo en una sociedad plagada de exigencias, expectativas e ideales que tomamos como propias. Pareciera que todos debemos pasar por el mismo molde y evidentemente, esto genera mucha presión. Como resultado, nos encontramos con una gran parte de la población que habitualmente opta por querer aparentar, por buscar la aprobación constante de los demás o por medir cada palabra que dice por miedo a equivocarse.
De tanto fingir, nos hemos aislado de nuestra verdadera esencia, por tanto, dejarse llevar y sacar nuestro verdadero yo, se ha convertido en una tarea sumamente complicada. Lanzamos la siguiente pregunta: ¿Alguna vez te habías planteado qué beneficios tiene ser uno mismo? Yendo un paso más allá, ¿qué significa ser uno mismo? ¿Se trata de dejarse llevar?
1. Liberarse de las miradas ajenas
La mejor parte de conseguir ser uno mismo es liberarse de la presión social que nos han ejercido y que tanto nos frena. Es importante comprender que jamás podríamos complacer a todo el mundo. No tenemos que estar dentro de los patrones ideales de nadie, somos como somos y es mejor mostrarlo lo antes posible para así atraer a personas afines. Ten en cuenta que hemos venido a esta vida a ser felices y no a complacer a nadie. Por tanto, liberate de las miradas, es mejor que nos mostremos como somos ya que nos hará sentirnos auténticos y mejorar nuestro bienestar integral.
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2. Aceptarse
El poder ser uno mismo nos invita a conocer personas que nos aceptan tal y como somos, y sobre todo, a que esas personas se queden en nuestra vida. Al fin y al cabo, si nos están conociendo realmente y se quedan, es porque les beneficia, porque les compensa y porque les hace sentir bien.
3. Crear relaciones saludables
Cuando realmente sacas tu lado más auténtico, inevitablemente atraes a personas también auténticas que no se acercan por verdadero interés. Como comentamos en el punto interior, coinciden con personas que nos acaban conociendo realmente por lo que somos y con las que acabamos entablando vínculos sinceros y duraderas. En resumidas cuentas, logras crear relaciones saludables, dejando de lado las caretas, idealizaciones, o expectativas tóxicas.
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4. Conectar
Hemos hablado de conectar con los demás, pero ¿qué ocurre con nosotros mismos? Llegar a ser quien realmente somos hace que nos conectemos con nosotros mismos en un nivel mucho más profundo. Es decir, con lo que nos gusta y lo que no, con lo que sentimos… Y eso, en gran parte, nos puede ayudar a conocernos más y mejor. Evidentemente, esto no sería posible si estuviésemos haciendo un papel.
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