La historia del sufragio femenino es amplia y reivindicativa. Son numerosas las mujeres las que han hecho todo lo posible para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, luchando contra un mundo en el que se las infantilizaba y negaba las mismas condiciones que disfrutaban los hombres.
Los Estados Unidos del siglo XIX eran un país irónico. Tras la Guerra de Secesión y la derrota confederada se reconocieron derechos a los afroamericanos, quienes hasta hacía bien poco eran esclavos en el sur, pero las mujeres, fueran blancas o negras liberadas, apenas tenían derechos reconocidos.
El movimiento sufragista estaba en pleno auge y en el contexto americano irrumpió la figura de Susan B. Anthony, pionera en los Estados Unidos en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres. Descubramos la vida de esta activista feminista a través de una biografía de Susan B. Anthony en la que veremos su trayectoria.
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Breve biografía de Susan B. Anthony
Susan Brownell Anthony nació el 15 de febrero de 1820 en Adams, Massachusetts. Se crió en el seno de una familia liberal cuáquera y fue la segunda de los sietes hijos que tuvieron Daniel y Lucy Anthony.
El matrimonio Anthony no permitía que sus hijos pudieran jugar con juguetes y trataban hacer que sus retoños, desde temprana edad, encontraran la “luz interior” que les revelaría la religión cuáquera. Gracias a que su padre estaba preocupado por la educación de sus hijos, la joven Susan aprendió a leer y escribir con tan solo tres años.
Su padre era un profesor cuáquero que por aquel entonces regentaba una empresa de manufacturas de algodón, abiertamente contrario a la esclavitud. Susan fue criada en un entorno en el que se promovía la independencia de criterio y el rigor ético, pero también se aplicaba una estricta crianza.
Juventud y formación
En 1826, teniendo Susan B. Anthony solo seis años, ella y su familia se trasladaron a Battenville, en el estado de Nueva York, donde acudiría a la escuela de primaria local. Además de asistir a clase la joven ayudaba a su padre en una fábrica de algodón. El matrimonio Anthony trataba a sus siete hijos por igual, independientemente del género, lo cual asentó en la mente de Susan la idea de la igualdad de género.
Las ideas de los Anthony eran verdaderamente avanzadas para su época, lo que acarreó problemas a Susan en la escuela, puesto que su profesor se negó a enseñarle varios contenidos por considerarlos inapropiados para las niñas.
Esto no le gustó al padre de Susan, quien era firme defensor de que ambos géneros recibieran la mejor educación posible, algo que lo motivó a fundar su propia escuela y enseñar a sus hijos en ella. Ahí contrataría a Mary Perkins, maestra que sería un modelo a seguir para la joven Susan B. Anthony.
Susan B. Anthony completaría estudios orientados a la pedagogía en un internado femenino de Filadelfia y, también, asistiría a un colegio para señoritas en el centro del estado de Nueva York. Tras finalizar estos estudios, se dedicaría a la enseñanza hasta cumplir los treinta años, momento en el que empezaría su activismo político.
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Inicios en el activismo feminista
Tras sus años de formación, Susan B. Anthony empezó a introducirse en el mundo del activismo político, guiada por el ejemplo que le habían dado sus padres y un espíritu liberal. En 1848 se unió al movimiento antialcohólico, también llamado movimiento pro temperancia, en el que militó durante cinco años.
Estando en sus filas descubrió las profundas limitaciones que implicaba ser mujer en la sociedad en la que le había tocado vivir, incluso en el seno de una organización reformista liberal, y por ello decidió fundar un grupo exclusivamente para mujeres: la Sociedad Femenina pro Temperancia del Estado de Nueva York.
Pero el acontecimiento que la llevaría a adentrarse de lleno en el feminismo se produjo en 1851, año en el que conoció a Elizabeth Cady Stanton, una ya renombrada feminista que en 1848 había dirigido la Convención de Seneca Falls, el primer manifiesto sufragista estadounidense. Stanton se convertiría con el paso del tiempo en la inseparable compañera de Anthony, y ambas serían referentes feministas durante las siguientes cinco décadas.
A partir de 1882 Susan B. Anthony, junto con Stanton y Amelia Bloomer, participó y organizó diversas campañas a favor de la igualdad y los derechos de las mujeres. La lucha feminista se centró en un principio en reivindicaciones de carácter general pero, progresivamente, se fue concentrando en conseguir el sufragio universal. La idea era que consiguiendo el derecho al voto el movimeinto feminista podría iniciar varias reformas legales desde dentro.
Las campañas a favor del sufragio femenino iban acompañadas también de protestas a favor de cambiar la legislación laboral de ese momento, concienciar de la mentalidad sexista imperante y denunciar las costumbres discriminatorias de la sociedad norteamericana. Entre sus campañas más famosas está su lucha contra las restricciones físicas impuestas por la moda femenina del siglo XIX, promoviendo sustituirla por el uso de prendas más cómodas, como bombachos y faldas amplias.
Guerra de Sucesión y postguerra
Desde 1854 Susan B. Anthony compaginó su lucha feminista con la lucha contra la esclavitud en el seno de la Sociedad Americana Antiesclavista hasta que se inició la Guerra de Secesión en 1861. En ese momento la lucha feminista quedó apartada prácticamente de toda la vida política, puesto que la situación y los esfuerzos militares se concentraron en la causa antiesclavista. Anthony fundó en 1863 la Liga de Mujeres Leales, organización que promovía la liberación de los esclavos en tierras confederadas.
Tras acabar la guerra, Anthony se pronunció públicamente en contra de la violencia ejercida sobre los afroamericanos, animando al movimiento sufragista a darles apoyo. Además, junto con Stanton, dirigió diversas campañas en contra de las leyes de Nueva York discriminatorias hacia las mujeres, realizando numerosas conferencias por todo el estado.
Tiempo después de haberse finalizado la guerra, el sufragismo, que se había mostrado partidario de la causa abolicionista, comprendió que había llegado el momento de centrarse exclusivamente en su principal objetivo, lograr la igualdad de género y el voto. El motivo de ello fue que, pese a ser antiesclavistas, este apoyo no había sido recíproco. Los varones antiesclavistas no eran partidarios ni aprobaban el activismo político femenino.
Es aquí donde podemos hablar de unos Estados Unidos paradójicos. Esta nación, que se autodenominaba país de los libres, hasta hacía bien poco no lo había sido para negros y nativos americanos. Acababa de reconocer derechos a estos dos grupos raciales, pero las mujeres, fueran blancas o fueran negras, tenían la misma condición de ciudadanas por debajo de los hombres.
En 1868 el tándem Anthony-Stanton empezó a publicar en la ciudad de Nueva York un semanario feminista. “The Revolution”. En esta publicación Anthony se centró en exigir la igualdad salarial entre géneros y la mejora de las condiciones laborales de las obreras neoyorquinas. Por aquel entonces, las hombres cobraban de media cinco veces más que las mujeres por hacer el mismo trabajo. Es por esto que decidió fundar la Asociación de Mujeres Trabajadoras de Nueva York.
En 1869 fundaría con Stanton la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino, la cual comenzó a reclamar la aprobación de una enmienda constitucional que les diera el voto a las mujeres de una vez por todas. Su motivación se debía a que acababan de ser concedidos a los hombres afroamericanos derechos civiles y políticos gracias a la aprobación de dos enmiendas constitucionales, concretamente las número 14 y 15, y es aquí donde empieza el mayor episodio vital de Anthony.
Juzgada por votar
En el año 1872 tocaban elecciones presidenciales en los Estados Unidos. En ese momento las mujeres no tenían todavía derecho al voto pero, pese a ello Anthony, junto con otras 49 mujeres, se presentaron un 1 de octubre en el registro civil de Rochester. Ahí pidieron ser registradas como votantes ante la impresionada mirada de los moderadores del registro.
Anthony defendió su derecho a ser registrada como votante apelando a las recientemente aprobadas enmiendas 14 y 15. En el anexo de estas nuevas leyes se declaraba que todos los nacidos en los Estados Unidos eran ciudadanos del país y disponían de ciertos derechos. De acuerdo a los argumentos de Anthony, no había motivo para excluir a las mujeres de tales derechos, entre los cuales debería encontrarse poder votar elecciones.
En un principio los moderadores se negaron a registrarlas, algo que no hizo que Anthony se rindiera. Citó a grandes hombres de la Constitución americana e intentó persuadir a los encargados del registro. Viendo que no la dejaban, los amenazó con demandarlos diciendo que no estaban respetando las nuevas leyes. Los supervisores no pudieron evitar estar de acuerdo y aceptaron registrar a un total de quince mujeres, incluida Anthony.
Así pues, el 5 de octubre, día en el que se celebraron las elecciones, Anthony acudió a las urnas de Rochester para votar junto con ocho mujeres, ejerciendo el derecho al voto que tanto habían reclamado sin problema. Anthony votó al candidato republicano Ulysses S. Grant, puesto que su partido había prometido escuchar las demandas de las feministas.
Pero la historia no se quedó aquí. El hecho de que las mujeres hubieran podido votar generó polémica. El 14 de noviembre se emitió una orden de arresto contra Susan B. Anthony con el cargo de votación ilegal, lo que hizo que el diputado mariscal de Rochester acudiera a su domicilio y le pidiera, amablemente, que fuera a la policía ella misma. Anthony se negó, diciendo que quería ser tratada igual que a un hombre cuando comete un delito, extendiendo la muñeca para que le pusieran las esposas ahí mismo.
Las investigaciones preliminares empezaron el 29 de noviembre, estando acusadas Anthony y 14 mujeres más. Se hizo un descanso de casi un mes tras interrogar a las partes implicadas y, en diciembre, el director de las investigaciones llegó a la conclusión de que probablemente Anthony había violado la ley, llevando el caso a los tribunales.
El primer juicio se programó para enero y los acusados fueron liberados bajo fianza, a excepción de Anthony. Ella fue la única que se negó a pagar, puesto que vio en su arresto una oportunidad única para llegar a la Corte Suprema y dar a conocer sus reivindicaciones en todo el país. Así pues, permaneció encarcelada hasta enero cuando su abogado, en contra de su voluntad, decidió pagar la fianza. El 29 de enero el jurado consideró a Anthony culpable de votación ilegal y se programó un segundo juicio en mayo.
Estando ya libre bajo fianza y esperando al segundo juicio, Anthony recorrió Rochester y sus cercanías para promover el sufragio femenino. El juicio se pospuso y se programó para junio. El resultado final fue que Anthony debía pagar 100 dólares, algo a lo que se volvió a negar y, esta vez, el juez no se atrevió a exigirle el pago o encerrarla, sabiendo que Susan B. Anthony lo vería como una oportunidad para someterse a un nuevo juicio, estirar más el proceso y tener mayor repercusión.
Últimos años
En 1883 Susan B. Anthony viajó por Europa estableciendo contacto con diferentes organizaciones feministas en Inglaterra y Francia. Fue en estos viajes en los que surgió la idea de crear una organización sufragista a nivel internacional, algo que cinco años después se vería hecho realidad durante los actos de conmemoración del aniversario de la Declaración de Seneca Falls. Nacía el Consejo Internacional de Mujeres, en el que se unirían grupos feministas de 48 países.
Junto con la tarea desempeñada por Stanton y Mathilda J. Gage, Susan B. Anthony compiló y publicó su “Historia del Sufragio Femenino”, entre 1881 y 1902. Además, junto con un grupo de sufragistas cristianas, trabajó en la edición de la “Biblia de las Mujeres”, una obra que desde luego fue controversial. Se trataba de una recopilación de pasajes bíblicos en los que aparecían mujeres y los comentaba.
En sus últimos años tuvo la oportunidad de ir a Inglaterra en 1902. Fue en su estancia en Mánchester que tuvo la oportunidad de conocer a la sufragista inglesa Christabel Pankhurst, hija de la también sufragista Emmeline Pankhurst. Anthony motivó a Christabel para intensificar su lucha por los derechos de las mujeres.
En febrero de 1906 hizo una presentación en la Conferencia de Mujeres de Baltimore y se esperaba que asistiera a una fiesta en su honor en Nueva York. Sin embargo, estando de camino, Anthony contrajo neumonía que, si bien se recuperó momentáneamente, volvió a enfermar.
Susan Anthony falleció en Rochester, Nueva York, el 13 de marzo de 1906, teniendo 86 años de edad. Pese a su gran lucha a favor de los derechos de la mujer y la aprobación del voto femenino, este hito no lo pudo llegar a ver en vida en su natal Estados Unidos, pero, sin lugar a dudas, su lucha sirvió para que se pudiera aprobar en 1920.
Referencias bibliográficas:
- Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Susan Anthony. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/anthony.htm el 17 de septiembre de 2020.
- Stanton, Elizabeth Cady; Anthony, Susan B.; Gage, Matilda Joslyn; Harper, Ida (1881–1922). History of Woman Suffrage in six volumes. Rochester, NY: Susan B. Anthony (Charles Mann Press).
- Barry, Kathleen (1988). Susan B. Anthony: A Biography of a Singular Feminist. New York: Ballantine Books. ISBN 0-345-36549-6.
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