Sabemos que existen muchísimas fobias, ya que se puede tener en exceso prácticamente cualquier estímulo. Las fobias a los animales, por ejemplo, son muy típicas (sobre todo en la infancia); hoy hablaremos de una de ellas: la bovinofobia.
Como nos puede dar a intuir su nombre, la bovinofobia es la fobia a las vacas o al ganado bovino (eso es, vacas, toros y bueyes). ¿Por qué aparece esta fobia? ¿Cómo se puede tratar? Responderemos a estas cuestiones a lo largo de este artículo.
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Bovinofobia: ¿qué es?
La bovinofobia, también denominada taurofobia, es la fobia a las vacas o al ganado vacuno o bovino (que incluye vacas, toros y bueyes). Concretamente, se trata de una fobia específica, donde el estímulo o situación temida se puede especificar (en este caso, las vacas o el ganado vacuno).
Recordemos que las fobias específicas son en realidad trastornos de ansiedad, catalogados como tal en el DSM-5 (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales). La característica principal de las fobias es un miedo intenso, irracional y desproporcionado a un estímulo en concreto. Además de este síntoma principal, aparecen otros síntomas asociados, como veremos más adelante.
Las fobias específicas, según el DSM-5, pueden ser de 5 tipos diferentes: fobia a los eventos naturales, fobia a los animales, fobia a las sangres/inyección/heridas, fobias situacionales y otros tipos de fobia. Así, la bovinofobia corresponde a una fobia del tipo animal.
Origen
¿De dónde procede este término? La “bovinofobia” procede del latín “bovi”, que significa “buey o ganado”, y del griego “phobos”, que significa “miedo”. En el caso de su término equivalente, “taurofobia”, “tauro” proviene del latín, y significa “toro”.
Tipos de ganado
Antes de adentrarnos en los síntomas, causas y tratamientos de la bovinofobia, vamos a especificar bien qué tipo de animales incluye el ganado vacuno (el objeto fóbico de la bovinofobia).
Primero de todo, debemos saber que existen cinco tipos de ganado, según la especie domesticada o criada. El ganado es aquel conjunto de animales criados por el ser humano; se trata sobre todo de animales mamíferos, que se crían para poder obtener y comercializar sus carnes y derivados (leche, queso, lana…).
Los cinco tipos de ganado mencionados son:
- Vacuno o bovino (objeto fóbico de la bovinofobia): vacas, toros y bueyes.
- Ovino: ovejas.
- Caprino: cabras.
- Porcino: cerdos.
- Equino o caballar: caballos y yeguas.
Ganado vacuno
El ganado vacuno incluye estos tres animales mencionados; vacas (hembras), toros (machos) y bueyes. Se trata de mamíferos herbívoros (que se alimentan de carne) y domesticados, pertenecientes al género Bos, de la família Bovidos.
En cuanto a sus características físicas, se trata de animales grandes, con dos cuernos (o astas huecos) que conservan toda su vida.
Síntomas
Los síntomas de la bovinofobia corresponden a los síntomas típicos de una fobia específica, aplicado, en este caso, al miedo intenso a las vacas, los bueyes y los toros.
1. Ansiedad o miedo
El principal síntoma de la bovinofobia es la ansiedad o el miedo intenso ante la posibilidad de estar cerca de vacas o ganado. Lógicamente, las personas que viven en entornos urbanos difícilmente se encontrarán con una situación así.
De esta forma, serán las personas que vivan en entornos rurales quienes más probabilidades tendrán de sufrir más este síntoma de ansiedad.
Por otro lado, también es cierto que esta ansiedad puede aparecer al ver las vacas o el ganado por televisión, sin necesidad de verlo de forma presencial.
2. Evitación
La persona que padece bovinofobia también manifiesta este otro síntoma, que es la evitación; así, evita estar en lugares en los que pueda ver vacas o ganado (como por ejemplo granjas, entornos rurales…).
Así, puede evitar ir a determinadas excursiones al campo por esta razón. Si no aparece la evitación, se soporta la situación con elevada ansiedad (por ejemplo estando cerca de las vacas).
3. Síntomas físicos
En la bovinofobia, asociados a la ansiedad, aparecen otros síntomas psicofisiológicos, que pueden provocar o no un ataque de pánico (ataque de ansiedad) en el individuo. Estos síntomas pueden ser sensaciones de ahogo, sudoración, taquicardia, boca seca, mareos, vómitos, náuseas… y tienen que ver con el sistema nervioso simpático.
4. Deterioro de la calidad de vida
Si bien es cierto que para poder diagnosticar una fobia debe existir una interferencia o un deterioro en la vida del individuo, ¿qué ocurre si en este caso la persona vive en un entorno urbano (por ejemplo una ciudad) donde no será muy habitual que tenga que ver vacas, bueyes y/o toros? Que este síntoma no lo padecerá.
El debate es, ¿hablamos entonces de un caso de bovinofobia? Seguramente sí, aunque por circunstancias ambientales, este trastorno no causa esta interferencia en el paciente, por suerte.
Causas
¿Cuáles son las causas de la bovinofobia? Como en toda fobia específica, una de las causas más probables es haber vivido una situación traumática con vacas, toros o bueyes (o incluso animales parecidos). Esta situación puede haber sido una mordida, un golpe, un ataque, etc., por parte de estos animales.
Más situaciones traumáticas relacionadas pueden ser el hecho de haber visto corridas de toros u otro tipo de eventos, donde los toreros mueren. Esto incluye haberlo visto de forma presencial o en las noticias. Concretamente, en España, desde el año 1700, se calcula que unos 325 toreros han perdido la vida durante una corrida. Escuchar historias estresantes o violentas relacionadas con el ganado vacuno también puede causar bovinofobia.
Por otro lado, al ser estos animales de proporciones grandes, e incluso tener cuernos, todo ello facilita que se le tema a este tipo de mamíferos (sobre todo al toro), ya que de por sí pueden causar cierto respeto; sin embargo, en el caso de la bovinofobia, este miedo es excesivamente intenso e incapacitante.
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Tratamiento
En cuanto al tratamiento de la bovinofobia, siempre y cuando este trastorno interfiera en la vida del paciente y este quiera tratarse, encontramos diferentes opciones. Las principales son dos: la terapia por exposición y la terapia cognitiva (son las terapias más efectivas para tratar las fobias específicas).
A través de la primera, se expondría al paciente al estímulo fóbico (en este caso, la vaca, el toro o el buey). Una opción es hacerlo primeramente a través de imágenes estáticas (por ejemplo en papel), posteriormente a través de vídeos, para finalizar con una experiencia real, en la que se esté cerca de estos animales (entre medio habría más pasos e ítems).
Lo ideal sería que la persona pudiera acabar acercándose a ellos y tocándolos (en un entorno seguro y controlado). Todos estos pasos, lógicamente, serían graduales (se realizaría una jerarquía previa).
En cuanto a la terapia cognitiva para la bovinofobia, se buscará que el paciente adquiera estrategias de afrontamiento para la ansiedad (por ejemplo a través de la respiración), y que elimine los pensamientos negativos, disfuncionales e irracionales en relación a este tipo de animales.
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