Cuando hablamos de comunicación, nos viene a la mente el ser humano, cuya sofisticación a la hora de comunicarse va en aumento gracias a la tecnología. Sin embargo ¿qué hay de los animales? Y, sobre todo, ¿qué sucede con nuestros parientes los primates?
Dos estudios recientes han demostrado, por un lado, que los chimpancés son perfectamente capaces de comunicarse a larga distancia y, por otro, que pueden combinar miles de sonidos para ‘hablar’ entre ellos. Todo ello ha obligado a la comunidad científica a replantearse nuestros conocimientos hasta la fecha sobre la evolución comunicativa de las especies no humanas del planeta.
Comunicación a larga distancia: ¿sólo los humanos?
Uno de los estudios, que ha sido realizado por biólogos de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, y el Centro Alemán de Investigación de Primates, ha comportado nada menos que un lustro de investigación concienzuda, durante el que el equipo observó a un grupo de primates de Guinea-Bissau, en África.
Que los animales se comunican, es un hecho. Sin embargo, lo que llamaba la atención de los biólogos es la capacidad de comunicarse a larga distancia, cuando el receptor no es visible para el emisor. En este sentido, se instalaron cámaras escondidas por el terreno donde habitaban los chimpancés, con el fin de grabar su comportamiento. Los resultados fueron sorprendentes.
Las piedras ‘telefónicas’
Sem van Loon, la directora del proyecto, documentó ciertos comportamientos de los chimpancés que podían considerarse, efectivamente, comunicación a larga distancia. Por ejemplo, lo que ella denomina stone-assisted drumming o ‘tamborileo asistido con piedras’, una curiosa forma que poseen estas poblaciones de chimpancés de Guinea para comunicarse cuando el receptor no está presente.
El stone-assisted drumming consiste en golpear de forma repetida y contundente las piedras contra los troncos o las raíces de los árboles. Este comportamiento es una variante del ‘tamborileo estándar’, mediante el que los chimpancés golpean sus propios dedos contra la madera.
El equipo advirtió un patrón recurrente. Mientras golpeaba los árboles con las piedras, el chimpancé emitía chillidos insistentes, para luego quedar en el más absoluto silencio antes de repetir todo el proceso. Según Sem van Loon, esta modalidad permitiría que el sonido (y, por tanto, la comunicación) viajara más lejos.
La profesora Cat Hobaiter, especialista en el comportamiento de los primates y una de las autoras del estudio, afirma que estos registros ‘telefónicos’ permiten, entre otras cosas, identificar quién es el emisor. De esta forma, si un chimpancé escucha una percusión concreta, sabe qué miembro del grupo está mandando el mensaje.
Más de mil sonidos combinados
Por otro lado, otro estudio reciente, realizado en Costa de Marfil por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y de Ciencias Cognitivas y Cerebrales de Leipzig y el Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon, ha extraído conclusiones parecidas: todas ellas giran alrededor de la elevada sofisticación que presentan los chimpancés a la hora de comunicarse.
En concreto, este segundo estudio se ha realizado en grupos de chimpancés del Parque Nacional de Taï, en Costa de Marfil. Los investigadores observaron que los primates presentaban miles de vocalizaciones diferentes para ‘hablar’ entre ellos. Más específicamente, los chimpancés de Taï presentaban una elevada capacidad de cambiar su registro vocal dependiendo de a quién se dirigían o qué querían comunicar.
Catherine Crockford, la autora principal de la investigación, afirma que estas evidencias pueden ayudarnos a investigar la capacidad de nuestros parientes más cercanos, los bonobos y los chimpancés, a la hora de combinar sonidos de forma compleja, tal y como hacemos los humanos.
Los científicos de este proyecto identificaron 4 formas mediante las que los chimpancés son capaces de alterar el significado de la llamada. Lo más sorprendente es que esta característica es análoga a la capacidad humana del lenguaje y la comunicación. Por ejemplo, estos primates son capaces de emitir sonidos que significan alimentación y descanso, y pueden combinarlos en un sonido diferente que signifique ambas cosas.
Pero la comunicación no solo se limitaba a actos cotidianos y básicos como comer o dormir. El equipo de Crockford observó que los primates de Taï también eran capaces de transmitir ideas más abstractas, como ‘afiliación’. Como afirma Cédric Girard-Buttoz, otro de los principales autores del estudio, “...esto cambia la perspectiva del siglo pasado, que consideraba que la comunicación en los grandes simios era fija y estaba vinculada a estados emocionales”.
Conclusiones
Estos dos estudios recientes sobre el comportamiento y la comunicación de los chimpancés abren una interesante senda sobre las capacidades comunicativas de nuestros parientes y su parecido con los principios básicos de la comunicación humana. De esta forma, podríamos retrotraernos a nuestros ancestros comunes y quizá estaríamos más capacitados para entender cómo surgió el fenómeno de la comunicación en los primates.
Existen algunos especialistas en comunicación y lingüística que afirman que de ningún modo puede compararse la capacidad comunicativa de los chimpancés con la sofisticación de la comunicación humana. Sin embargo, si nos situamos en un contexto muy remoto en el que nuestra especie comenzaba a configurarse, quizá no es tan descabellado considerar que estos humanos primitivos se comunicaban de forma parecida a como lo hacen estos primates en la actualidad.


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