En torno al 85% de la población que se dedica a cuidar de otra persona sufre el síndrome del cuidador quemado. Suelen ser familiares, profesionales o personas cercanas que conviven con el enfermo o personas que cuidan de otra que es muy dependiente tanto física como mentalmente, por ejemplo, un enfermo de Alzhéimer.
El cuidador se quema porque no hace otra cosa que vivir por y para esa persona olvidándose de su propia vida. Esto genera un gran desgaste emocional y físico porque tiene mucho cansancio, sobrecarga y estrés.
Gracias a estos cuidados el enfermo mejora su salud, pero es a costa de la del cuidador que, poco a poco, se va abandonando hasta que llega un punto en el que no puede más. Esto es en el caso de que el paciente avance en su patología. Luego está la otra cara de la moneda en la que el paciente no avanza. En este caso, el grado de deterioro del cuidador es aún mayor. Y comienzan a aparecer los síntomas como los que se exponen a continuación.
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Síntomas del cuidador quemado
Hay muchas formas de que un cuidador se dé cuenta de que está quemado a través de unos indicios a nivel físico, emocional y social.
Síntomas físicos:
- Dolores musculares
- Agotamiento crónico
- Fatiga
- Palpitaciones y molestias digestivas
- Aumento o disminución del apetito
- Aumento o disminución del peso
- Trastornos del sueño. Insomnio por las noches o somnolencia por el día
- Consumir mucha cafeína, alcohol o tabaco.
Síntomas emocionales:
- Depresión
- Ansiedad
- Cambios de humor
- Pérdida de atención, de memoria y de concentración
- Tristeza
- Irritabilidad
Síntomas sociales:
- Perder las relaciones con amigos, familiares o con los compañeros
- Aislamiento social
- Problemas laborales
- Pérdida de interés en los hobbies y cosas de las que antes disfrutabas en tu tiempo libre
- Problemas en el trabajo
Cómo evitar o cómo superar el síndrome del cuidador quemado
Para superar el síndrome del cuidador quemado, primero hay que reconocerse en los síntomas y aceptar que tienes un problema. Debes recuperar el control y no abandonarte. Pide ayuda profesional, si así lo ves necesario, pero recuerda que para poder cuidar primero tiene que cuidarte a ti mismo. Así que empieza por:
- Hablar de la situación y mostrar tu malestar, tus sentimientos y necesidades
- Delega responsabilidades. Involucra a otros (en la medida de lo posible) en el cuidado de la persona dependiente
- Retoma los hábitos de vida saludables. Saca tiempo para ti y haz ejercicio que te ayude a despejar tu mente.
- Pon límites a la persona dependiente. No te acostumbres a hacerle todo. Siempre y cuando haya cosas que pueda hacer por él mismo, mantente al margen.
- Intenta adoptar una actitud positiva
- Establece prioridades y rutinas para no agobiarte si te ves con poco tiempo
- Si ves que necesitas ayuda de profesionales para el cuidado de la persona, no lo pienses y ponte en contacto con cuidadores. No se trata de renunciar a tu bienestar para que otros estén bien. Se pueden hacer las cosas de tal manera que todos estén bien.
Roles de vida
Cuidar es un acto de generosidad y a veces te sientes tan bien dando que no te das cuenta de todo lo que te involucras en la ayuda a otra persona. El papel del cuidador es imprescindible a la vez que invisible para la sociedad y muchas veces para las personas cercanas que no se dan cuenta de la presencia del cuidador hasta que un día no está.
Todo empieza cuando el cuidador se descuida a sí mismo y todo se mezcla. Ya no hay vida personal, ni social, ni nada. Solo cuidados. No hay límites, ni ayudas. Todos se acostumbran a que el cuidador sea el eterno cuidador, pero el cuidador siente estrés y un gran vacío emocional del que nadie se da cuenta. Entonces todo se empieza a tambalear porque ya no hay equilibrio entre la salud física, la emocional y social.
Dra. Iratxe López Psicología
Dra. Iratxe López Psicología
Psicóloga Clínica
Cuando una sola persona lleva el peso de todo, el cuidador empieza un proceso de vivencias emocionales que muchas veces no sabe encajar. La mayoría de las ocasiones niega la evidencia. Aquí entra en juego un desgaste físico y psicológico que terminará por afectar su salud mental. El llamado "cuidador principal" pasa una gran cantidad de horas cuidando, lo que le ha llevado a padecer estrés crónico y él, según estudios científicos, se ha convertido en un factor de riesgo a causa de un gran deterioro de las capacidades cognitivas e, incluso, puede padecer demencia en un futuro.