Nos encontramos de pie, ante una sala abarrotada de gente mirándonos y esperando que hablemos. Si no resultamos ser personas muy atrevidas, esta situación puede llegar a revolvernos un poco el estómago.
Esta reacción es perfectamente normal, puesto que la presión que conlleva hablar en público puede resultar inquietante. Sin embargo, cuando esta inquietud se transforma en pavor puede que nos encontremos ante un caso de glosofobia.
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¿Qué es la glosofobia?
El término glosofobia proviene de la unión de los términos de origen griego “glossa” que se traduce como “lengua” y “fobos” que corresponde a “miedo”. Aunque a primera vista puede no ofrecernos ninguna pista acerca de qué es la glosofobia, esta se trata de un trastorno de ansiedad específico en el que la persona experimenta temor ante la acción de hablar en público.
Aunque es normal ponerse nervioso cuando tenemos que hablar delante de muchas personas, en la glosofobia la persona experimenta un temor excesivo, irracional e incontrolable ante dichas situaciones. Este miedo exacerbado provoca que la persona experimenta unos niveles de ansiedad anormalmente altos cada vez que debe hablar en público, por lo que siempre tiende a evitar estas situaciones.
A pesar de que en muchos casos, la glosofobia forma parte de una fobia social mucho más amplia, no siempre tiene porqué ser así. Además, existen diferencias esenciales entre estos dos tipos de fobia específica.
A diferencia de la fobia social, por la cual la persona manifiesta un temor excesivo a prácticamente cualquier tipo de socialización, la glosofobia es una fobia situacional que solamente se da ante el contexto específico de tener que hablar ante un público, aunque este sea conocido o de pequeño tamaño.
Tal y como se ha mencionado, la experimentación de cierto nerviosismo o temor a la hora de hablar en público es completamente natural; pero cuando este temor impide a la persona llevar a cabo dicha actividad puede tratarse de glosofobia. Además, existen ciertas características que distingue un miedo fóbico de uno normativo:
- Es excesivo teniendo en cuenta la peligrosidad real de la situación.
- Es irracional. La persona es incapaz de dar una explicación lógica a su temor.
- Es incontrolable. Quien lo padece no consigue controlar el temor ni las reacciones que este provoca.
- Persiste a lo largo del tiempo y a través de las distintas situaciones.
Además, en el caso de la glosofobia, la respuesta de ansiedad que experimenta la persona es tan alta que le resulta completamente imposible poder hablar en público, hasta el punto de llegar a desmayarse si se ven obligadas de ello.
A raíz de esto, estas tienen a evitar dicha situación, lo que puede llegar a interferir en su vida laboral o académica, puesto que es bastante probable que en algún momento se les requiera.
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¿Qué síntomas presenta?
Tal y como se ha mencionado anteriormente, la glosofobia se trata de un trastorno de ansiedad por lo que la sintomatología responde un cuadro clínico propio de este tipo de afecciones.
Esto significa que la persona con glosofobia que se exponga ante la situación de tener que hablar en público experimentará una respuesta de ansiedad extrema. En ocasiones el temor a tener que hablar delante de más personas es tan intenso, que la reacción de ansiedad puede darse solamente al imaginar la situación.
A pesar de que cada persona puede experimentar diferentes síntomas y con diferente intensidad, la sintomatología que distingue tanto a la glosofobia como al resto de fobias se manifiesta en tres categorías diferentes: síntomas físicos, síntomas cognitivos y síntomas conductuales.
1. Síntomas físicos
Cuando la persona se enfrenta o piensa en enfrentarse al estímulo fóbico, en este caso tener que hablar en público, se produce una hiperactividad del sistema nervioso central que provoca una gran cantidad de cambios y alterciones en el organismo. Entre estos síntomas se encuentran:
- Aumento de la tasa cardiaca.
- Aumento de la tasa repiratoria.
- Sensación de falta de aire o asfixia.
- Vértigos o mareos.
- Náuseas y/o vómitos.
- Aumento de la sudoración.
- Temblores.
- Alteraciones gástricas.
- Confusión.
- Desmayos.
- Sensación de irrealidad.
2. Síntomas cognitivos
Los síntomas físicos son provocados y se acompañan por una sintomatología cognitiva que se distingue por presentar una serie de creencias e ideas irracionales acerca de las cosas que pueden pasar cuando la persona está hablando en público.
Ideas como que va a ser humillado, que no va a estar a la altura de las circunstancias o que el resto de personas van a notar la ansiedad que experimenta son pensamientos muy recurrentes que invaden la mente de las personas con glosofobia.
Estos síntomas cognitivos se manifiestan a través de las siguientes ideas o pensamientos:
- Ideas intrusivas, involuntarias e incontrolables acerca de los posibles escenarios que se pueden dar mientras la persona habla ante un público.
- Especulaciones obsesivas acerca la acción temida.
- Imágenes mentales de naturaleza catastrófica.
- Miedo a perder el control y no saber gestionar la situación de la manera adecuada.
3. Síntomas conductuales
Finalmente, estos síntomas se acompañan y se manifiestan a través de una serie de síntomas conductuales que aparecen como una respuesta al estímulo o situación aversiva, Estas conductas tienen como finalidad o la evitación de dicha situación o la huída.
Todos aquellos comportamientos que se lleven a cabo con la finalidad de rehuir o esquivar la posibilidad de tener que hablar en público con conocidas como conductas de evitación. Por ejemplo, la persona con glosofobia puede alegar falsamente que ha enfermado para tener que acudir a una cita donde sabía que tenía que hablar en público.
En cambio, todas aquellas conductas que se llevan a cabo una vez iniciada la situación temida se denominan conductas de escape y aunque en la glosofobia no son tan comunes, permiten a la persona escapar lo más rápidamente de la situación fóbica.
¿Cuáles son las causas?
En muchos casos, es prácticamente imposible determinar el origen concreto de un temor fóbico, puesto que la propia persona es incapaz de recordar o determinar qué lo ha provocado.
Sin embargo, en la mayoría de las fobias, una predisposición genética a los efectos del estrés y la ansiedad, unida a la vivencia de experiencias traumáticas o con una carga emocional intensa y relacionadas con el estímulo temido, son el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de una fobia.
¿Existe un tratamiento?
Puesto que la glosofobia puede llegar a ser altamente incapacitante, es muy recomendable que las personas que la sufran acudan a un especialista en psicología o salud mental. Por suerte, existen tratamientos que pueden disminuir notablemente la intensidad de los síntomas e, incluso, llegar a eliminarlos del todo.
Mediante técnicas como la exposición en vivo o la desensibilización sistemática, la persona se enfrenta de manera gradual a la exposición temida. Por lo que si van acompañadas de un entrenamiento en técnicas de relajación y una reestructuración cognitiva, la persona puede llegar a superar su miedo fóbico y llevar a cabo esta actividad de manera normal.